Conduce un emprendimiento avícola desde hace algo más de siete años cuando, junto a su madre, Rosa Lucero, se inició con una pequeña granja en una finca de La Marzolina, 2,5 kilómetros al sur de la ciudad de General Alvear. Dos años más tarde sumarían un tercer socio -Ricardo Puga- a este proyecto, que fue creciendo hasta promediar la segunda mitad del año pasado.
En diálogo con Los Andes, Graciela Olguín hecha luz sobre cómo impactó la situación económica durante los últimos 7 u 8 meses en establecimientos como éste, que por su escala no tienen el manejo de variables que son determinantes de la suerte que pueda correr el negocio.
-¿Cuál es la situación de las pequeñas granjas avícolas en General Alvear?
-Muy complicada. Por el aumento de costos nos vimos obligados a reducir la producción. Estamos sacando más o menos 5.000 pollos por mes, y habíamos llegado a tener picos de producción cercanos a los 11.000. Hasta setiembre teníamos 9.000.
Después, con los anuncios del Gobierno sobre la eliminación de los derechos de exportación a los granos y la liberación del dólar, el precio del alimento empezó a subir y se fue complicando más la situación, porque el alimento representa el 70% de los costos de producción.
-¿En qué proporción subieron esos precios?
-En aquel momento, el primer problema fue que nuestros proveedores del sur de Córdoba y de La Pampa dejaron de entregarnos maíz, que es el insumo de referencia para la formulación del alimento, y a los pocos días empezó a aumentar. Lo veníamos pagando a $ 1 o $ 1,10 el kilo puesto en Alvear, y se fue a $ 1,80 a $ 2, llegó a tocar los $ 4,25 y hoy está entre $ 3,40 y $ 4 el kilo. A eso hay que sumarle que son animales que consumen más, porque requieren más tiempo de terminación que un pollo convencional.
-¿Por qué los tienen más tiempo en engorde?
-Nosotros producimos para el mercado local, y el único pollo que demanda el consumidor alvearense es el pollo fresco, con un peso mínimo de 3 kilos limpio. Son animales de por lo menos 4 kilos en pie, lo que implica que para terminarlo se requiere un mayor volumen de alimento.
Mayores cuidados también, porque en verano sienten mucho el calor y son más propensos a sufrir infartos, por lo que el índice de mortandad es mucho más alto que el de los pollos de entre 2 kilos y 2 kilos y medio faenados, que es el peso con el que se saca el pollo de las granjas que venden en otros mercados.
-¿Ustedes faenan exclusivamente la producción propia?
-Habíamos armado un esquema de integración interesante, con 10 o 12 productores chicos, pequeñas granjas familiares que sumaban no menos de otros 1.500 pollos por mes. Pero han quedado 2 o 3, y no todos nos proveen en forma regular. Es que la producción pequeña, en el departamento, está agotada.
Tal vez nadie se anime a decirlo, pero el pequeño productor avícola no tiene manera de sostenerse. No se puede competir con los más grandes, porque los costos no dan como para montar una infraestructura acorde a las normas del Senasa. Entonces la gente deja de producir.
-¿Esta caída en la actividad ha implicado pérdida de puestos de trabajo?
-Nosotros, lamentablemente, también nos vimos obligados a despedir gente. Eran familias que desde hacía 6 o 7 años dependían de esa actividad. Teníamos trabajando tres personas en los gallineros y quince en la faena. Ahora tenemos siete en total.
Desde octubre del año pasado bajamos a menos de la mitad, más o menos en la misma proporción en la que cayó la actividad a raíz del aumento de costos y las menores ventas. La baja del consumo, en General Alvear, es de entre el 40% y el 50%, respecto de mayo del año pasado.
Los precios del pollo "pesado"
La granjera alvearense Graciela Olguín advirtió sobre las dificultades para seguir en el negocio, a pesar de que, según sus datos, están vendiendo su pollo fresco a mejores precios que sus competidores de otras zonas de la provincia que llegan al departamento del Sur con un producto similar.
Indicó que “estamos vendiendo el pollo entero a $ 37,90 el kilo, el cuarto trasero a $ 45, la pechuga a $ 70, la suprema a $ 95, la milanesa a $ 93, las alas y los ranchos a $ 28 el kilo”.
Señaló que “en otros comercios prácticamente no venden trozado porque -al no tener producción propia- tienen que salir a comprar, y un cuarto trasero, por ejemplo, les llega a $ 46 el kilo de costo si lo compran en San Rafael y una granja de Luján de Cuyo está trayendo el cuarto trasero a $ 53 el kilo”. A partir de ahí, “el comerciante tiene que sumarle lo que será su ganancia. Por eso, la gente mucha veces opta por comprar 8 o 10 alas”.
Perfil
Graciela Olguín (41). Licenciada en Higiene y Seguridad Laboral, dirige Avícola Alvear, una granja familiar donde producen pollos parrilleros, que comercializan al público en la ciudad cabecera del departamento del Sur de Mendoza.