Maicol Santos (19) es el cuarto de cincos hermanos, vive en una zona rural de Tupungato y cursa el último año de la secundaria en Tunuyán. Aunque en la primaria siempre le fue bien, en los años superiores, cuando tuvo que elegir especialidad, empezó a aflojar y se llevó tres materias.
Pero motivado por el ejemplo de sus hermanos y sus ganas de progresar retomó el rumbo: hoy está a punto de egresar con excelentes notas y se está preparando para ingresar a ingeniería civil en la Universidad Nacional de Cuyo.
En su vida fue clave contar con el apoyo del Fondo de Becas (Fonbec), una fundación extendida a nivel nacional que otorga becas para estudiantes a través del padrinazgo. Actualmente en Mendoza están a punto de llegar a los 500 becados en todos los niveles escolares.
Maicol no es el único de su familia que recibe este beneficio, sino que todos sus hermanos cuentan con ayuda económica a través de esta organización, lo que les ha permitido continuar estudiando. “Sonia, la mayor, cursa ingeniería química; Mabel, administración; Denis, ingeniería en electrónica; y Janet, la menor, segundo año de la secundaria”, contó el joven.
Sus papás, Feliciano y Claudia, se dedican a la agricultura en una finca que alquilan en El Zampalito (Tupungato) pero siempre incentivaron a sus hijos para que siguieran una carrera en la universidad. “Mis papás han hecho mucho esfuerzo por nosotros y siempre quisieron que progresáramos.
Así que cada vez que podemos en las vacaciones, fines de semana, feriados o días que no hay clases, los ayudamos a ellos con la finca”, relató el futuro ingeniero civil. La materia que más le está costando en el preuniversitario es matemáticas, pero sabe que tiene que empeñarse para cumplir su meta. “Es una carrera larga y difícil, pero sé que vale la pena”, destacó.
Cambiar el mundo
Graciela Sanz de Barranco es la directora de Fonbec en Mendoza desde 2010. “Me hice cargo cuando había 30 becados y ahora estamos llegando a los 500”, resaltó la mujer. Para ella este número la llena de orgullo, pero destaca que no es un mérito propio. “Porque en realidad los que sostienen esto son los chicos y los padrinos, nosotros solamente mediamos entre ellos”, explicó.
Su modalidad de trabajo consiste en detectar niños y jóvenes que tengan necesidades económicas insatisfechas pero que además sean luchadores y que trabajen por lograr su sueño.
“Ellos son seleccionados en primera instancia por líderes sociales, personas que viven en los barrios o trabajan en escuelas”, detalló. Para poder acceder a la beca y mantenerla tienen que cumplir con tres requisitos: buena conducta, asistencia y notas. “Lo que nosotros les pedimos es ese esfuerzo que se manifiesta mostrando la libreta cada vez que la entregan”, contó Graciela.
Los padrinos se buscan por convocatorias que realizan pero mucho más por el boca en boca. “Ellos tienen una participación muy activa en el proyecto ya que a través de cartas mensuales de sus ahijados saben cómo les va, qué hacen y así se sienten parte”, subrayó. Para Graciela es fundamental promover ese vínculo: “Queremos que se conozcan y que se quieran, porque creemos que el mundo va a cambiar cuando nos queramos un poco más, es la única manera de poder revertir nuestra realidad”, aseguró.
Tal como indicó la titular de la organización, un padrino no tiene que ser necesariamente una persona sola, ya que puede ser un grupo de amigos, un curso, dos socios, y hasta una empresa. “Una forma muy bonita de colaboración se da cuando la empresa pone la mitad de la beca y la otra el empleado ya que se genera una relación muy positiva entre ambos”, deslizó.
El aporte que se estipula es desde $ 300 por mes, de acuerdo de las necesidades de los chicos y las posibilidades de los aportantes. “La idea es colaborar con la trayectoria escolar así que tenemos alumnos de primaria, secundaria, terciaria y universitaria”, enumeró.
Historias a montones
En un taller destinado a estudiantes de quinto año que realizó ayer Fonbec junto con la Fundación Cimientos (ver aparte), fue posible descubrir miles de historias de superación fundadas en la solidaridad y el empeño. Leandro Luna (17) es un ejemplo de ello. El adolescente que vive en San Roque, Maipú, nunca había salido de la provincia y hace pocos días tuvo la posibilidad de participar de un campamento bilingüe en Córdoba.
“Estoy en la organización hace 3 años y medio y gracias a ellos conseguí una beca para estudiar inglés”, relató. La ayuda económica le sirve para ir al colegio pero también para trasladarse en micro hasta el centro, donde toma clases de este idioma. “Me gusta mucho el inglés y he ganado muchos premios por tener buenos puntajes”, contó.
En el futuro, Leo tiene pensado estudiar derecho para comenzar una carrera como político. “A ver si cambian un poco las cosas”, expuso. Además, cuando sea grande, tiene pensado invertir su rol en Fonbec. “Me gustaría poder ser padrino de otro niño que lo necesite”, señaló.
Mónica Figueroa es mamá de Mauricio Cáceres, un chico que años atrás estuvo becado por la organización y que actualmente se encuentra en Francia terminando su carrera de ingeniería en mecatrónica.
“Desde la secundaria él tenía el sueño de ir a estudiar a Europa y en ese momento nos parecía imposible”, recordó la mamá. Es que entonces su marido estaba sin trabajo y la beca fue clave para que su hijo concluyera sus estudios.
“Después gracias a Dios mejoramos la situación y dejamos el espacio para esa beca para alguien que lo necesitara más”, explicó Mónica, quien actualmente es voluntaria de la fundación. “Ahora tengo tiempo y quiero aprovechar la oportunidad para devolver todo lo que le dieron a mi hijo”, comentó.
Talleres de apoyo
Además del sistema de becas, Fonbec implementó desde 2014 una serie de talleres llamados “Otras oportunidades” con el objetivo de brindar herramientas necesarias para los becarios. Los mismos tienen tres destinatarios principales: los jóvenes que por algún motivo se les está dificultado el estudio, los que salen de la secundaria y los que están en la universidad.
"Tenemos un gabinete pero no es apoyo escolar ni psicológico, el objetivo es brindarles herramientas para que ellos con sus papás se den cuenta qué pueden hacer para mejorar las dificultades con las que se enfrentan", explicó Graciela Sanz de Barranco, directora de Fonbec en Mendoza. Ayer se desarrolló el tercer taller que se destinó exclusivamente a chicos del último año de la secundaria y se realizó en conjunto con la Fundación Cimientos. "La idea más adelante es complementar con talleres de papás para que puedan crear un ámbito de estudio adecuado para sus hijos", completó la mujer.
Lucila Tello se trasladó desde El Carrizal junto a su hijo Alberto Llampa (becario de Fonbec) para acompañarlo en el taller y poder colaborar
en su formación. “Tanto los talleres como las becas son una excelente ayuda para los chicos porque los incentiva a seguir estudiando y recompensa su esfuerzo”, manifestó la madre. Para ella, la dificultad más grande es el traslado: “Nos perjudican muchos los micros por la zona en donde vivimos, pero seguimos haciendo el esfuerzo igual para poder participar”.
Cómo ayudar
Fonbec está en la búsqueda constante de nuevos padrinos para poder darles nuevas oportunidades a más chicos mendocinos. Para contactarse con ellos se puede llamar a los teléfonos 156006009 / 156006521 o escribir a fonbecmza@hotmail.com.ar / graciela@fonbec.org.ar.