Luis Alberto Valor nació en 1954, en el seno de una familia trabajadora de Tigre. Su padre, tornero, y su madre, ama de casa. Desde pequeño, Valor se inclinó por no hacer las cosas muy bien. No terminó el colegio y cuando aún no tenía 17 años ya integraba pequeñas bandas de rateros en esa zona de Buenos Aires.
Sin embargo, al igual que muchos futuros atracadores de bancos, Valor hizo sus primeras armas en golpes importantes trabajando para una organización política: la Juventud Peronista.
A fines de los 60, la organización -algunos de sus integrantes más tarde se incorporarían a la agrupación Montoneros-, Valor y otros delincuentes comunes participaban de los llamados robos sociales, "que consistían en secuestrar camiones con mercaderías para luego repartir el botín entre algunas villas de Buenos Aires", recuerda otro ex atracador de bancos retirado, el mendocino Marcelino Altamirano en su biografía "Entrevista con el bandido".
Al igual que muchos delincuentes comunes, en los 70 Valor abandonó los "golpes sociales" y todo ese bagaje de experiencias y de conocimientos que había adquirido en aquellos hechos lo utilizó para su propio beneficio. Ya el botín no iba a parar a los más necesitados, sino a él mismo.
Poca monta
Para aquella época, algunos de sus compañeros de delito recuerdan a Valor como un ladrón de poca monta con suerte dispar: a veces le iba bien y a veces perdía. A mediados de los 80, de acuerdo con los registros carcelarios, Luis Alberto Valor comenzó a formar parte de una de las cuatro o cinco bandas en Argentina que se dedicaban a asaltar bancos y camiones blindados.
"Valor entró en una que era comandada por Pablo "Tato" Ruiz, que después la prensa bautizó como 'superbanda'. Cuando Ruiz murió durante un tiroteo con la Policía en 1991, el Gordo se hizo cargo", explica en una nota publicada por el diario La Nación el periodista Gustavo Carabajal.
En los 90, la fama del "Gordo" Valor y la de su llamada superbanda crecieron de un modo exponencial. "La Policía hizo un personaje de mí; creó un enemigo público número uno a partir de mí", ha repetido en las no muchas entrevistas que dio a la prensa.
El periodista Rodolfo Palacios, especialista en reportear a delincuentes, opina que "Valor no es un genio del delito ni mucho menos; algunos de sus pares incluso dicen que es bastante torpe".
Igual, en la década menemista, el "Gordo" Valor pasó a ser sinónimo del delito nacional por excelencia. Su principal enemigo, el comisario de la Bonaerense Mario "Chorizo" Rodríguez, se convirtió en su sombra.
El 16 de setiembre de 1994 el atracador -al que le endilgan entre 30 y 40 robos a bancos y camiones de caudales- protagonizó una fuga memorable del penal de Devoto: junto con otros presos, entre ellos su lugarteniente Hugo "La Garza" Sosa, ataron sábanas desde la ventana y como en las películas descendieron a lo largo de una pared de siete metros de altura.
Golpe frustrado
Tres días más tarde cometería su golpe frustrado más mediático en la localidad de La Reja, partido de Moreno. Durante el intento de robo a un camión de caudales murieron dos de sus cómplices y un policía.
La paciencia para con Valor se acababa y luego de permanecer prófugo menos de un año, el "Gordo" caía detenido por su enemigo personal, "Chorizo" Rodríguez. "¿Cómo creés que te voy a matar, Luis?", le decía entre lágrimas el comisario a Valor antes de que el asaltante se entregara.
Luego fue condenado a perpetua pero pasó 14 años en prisión en la Unidad Penal 21 de Campana. En 2007, por una chicana procesal de sus abogados, la Cámara de Apelaciones le dio la libertad al considerar que muchas de sus condenas no estaban firmes. En ese lapso, Valor había logrado su título secundario tras las rejas.
En 2006, dos años y medio más tarde, Valor volvía a caer, pero esta vez en calidad de pequeño ratero. La policía lo detuvo después de una persecución en la localidad bonaerense de Pablo Nogués. Según los efectivos, venía de robar una casa en Benavídez.
En el interior de su auto le encontraron algunos electrodomésticos, un cheque por 2.000 pesos y una guitarra criolla usada tasada en 100. Los dueños de esa vivienda reconocieron los elementos como propios. La prensa lo fotografió con sus rostro ensangrentado y con cara de asustado. Fue condenado a siete años de prisión, hasta que el 1 de mayo pasado Valor recibió el beneficio de la libertad asistida al cumplir los dos tercios de la pena.
Los valores de Valor
Desde hace tres días, Valor volvió a adquirir relevancia a partir de la libertad asistida que le otorgaron los jueces. Calmo y sin dar declaraciones, ha asegurado entre los suyos que no tiene en mente regresar al delito. Dicen, además, que de la fortuna que supo amasar casi no queda nada. "Entre abogados y policías me pelaron", soltó una vez en prisión.
Igual, no ha dejado de opinar acerca del delito y se coloca prácticamente como un ejemplo de bandido a seguir: "Nunca maté ni a una mosca; ahora, los más peligrosos son los que te matan por un par de zapatillas", asegura.
Pero su sentencia que más grafica su pesadez por el paso del tiempo fue: "Ahora robar es más difícil por eso de la tecnología, hoy a las armas se las suplanta con inteligencia", dijo como un derrotado.
De acuerdo con lo firmado por los jueces, para no perder su libertad asistida Valor "no deberá tomar alcohol, no deberá juntarse con malas compañías y deberá asistir a cualquier llamado de la Justicia".
Hoy domingo estará en su casa con Nancy, su esposa incondicional, y junto con sus hijos comerá un asado y verá a Boca -su cuadro- por televisión. Algunos aseguran que productoras de cine o TV lo van a tentar para que venda la historia de su vida para llevarla a la pantalla.
Él dice que lo pensaría y que de ser así le gustaría que el actor Julio Chávez lo represente, aunque por la edad, otros se inclinan más por Rodolfo Ranni.
Como sea, Valor ya tiene 60 años y está viejo para cargar fusiles FAL y detener camiones cargados de dinero para después vaciarlos. Algo que hizo durante demasiado tiempo.