Desde que existe Internet como la conocemos los conceptos de privacidad se han redefinido hasta el punto de poder hacerse inexistentes. Escribir un mensaje, enviar un tweet, sacarse una foto o simplemente asumir que uno es dueño de su propia imagen son acciones que pasan del debate teórico de lo correcto a convertirse en cruzadas mediáticas por el control de un pixel. Pero no sólo eso, sino que cada imagen se replica interminablemente en un sistema que por su naturaleza técnica representa una macabra pesadilla para quien es víctima de esta clase de abusos.
Cientos de miles de personas han sido víctima de abusos y difamación pornográfica en Internet, mejor conocidas como "venganzas porno", que no es otra cosa que la circulación de una foto o video íntimo por la red sin autorización del o la involucrado/a.
Los más reconocidos son los casos de celebridades por supuesto. Jennifer Lawrence encontró su intimidad seriamente comprometida cuando atacantes robaron sus credenciales de iCloud y publicaron imágenes de naturaleza sexual, al igual que le sucedió a la cantante Rihanna.
El porno venganza no afecta solo a las celebridades del espectáculo. Miles de casos son reportados cada año y quienes caen en la tortura social de ser expuestos íntimamente en Internet están a la merced de no poder controlar la situación más simple: una vez que una imagen llegó a la red no hay forma de eliminarla. En algún lado está.
Google, junto a otras empresas está haciendo algo al respecto y quieren dar una mano para solucionar el problema pero ¿cómo lograrlo?
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