La despedida fue amarga. La excursión por Belo Horizonte terminó sin invicto y con goleado 4-1 por Atlético Mineiro. Ahora Godoy Cruz deberá pensar en su rival de octavos de final.
Sin presión. Despojado de cualquier lastre que podría haber sufrido en esta instancia. Así se plantó el Tomba en casa del Mineiro.
Y es que el Tomba ya tenía los deberes bien hechos en la copa, porque llegó a Belo Horizonte con la clasificación asegurada. Sólo tenía que saberse en qué posición iba a terminar en el grupo, aunque el sueño era finalizar como dueño de la zona.
El equipo, estaba claro, tenía apellidos que habitualmente no tienen demasiada continuidad y eso podía costarle al Expreso ante un rival de extrema jerarquía que potencia su juego en el Arena Independencia. Con el objetivo cumplido y esperando los octavos de final, Lucas Bernardi entendió que la prioridad está en el campeonato local, con Vélez en la mira inmediata.
Y el Bodeguero no tuvo ni siquiera tiempo de acomodarse, porque cuando se estaban armando los papeles para estudiar al dueño de casa, Cazares hizo un gol que sólo un tipo de su jerarquía puede ejecutar.
Primero tuvo la lucidez para hacer la diagonal- complicidad de la defensa de Godoy Cruz que no reaccionó- , y después la categoría necesaria para resolver sobre la humanidad de Rodrigo Rey.
Se sabe que Mineiro se “agranda” cuando encuentra la diferencia y la pelota, porque pasa a jugar como quiere, con rotación, bien asociado y con extrema vocación de lastimar a su rival. Encendidos Cazares y Robinho, por ellos pasó el fútbol local que a los hombres tombinos les costó descifrar.
Aún con cierta falta de juego, el equipo sacó la cara y trató de emparejar y equilibrar el trámite. Pero tampoco le dieron lugar a la reacción, porque el ex Banfield y River volvió a mostrar su buena pegada y convirtió un golazo de tiro libre. Y para completar la historia Elías marcó el tercero antes de irse a los vestuarios.
El conjunto del rosarino fue más intenciones que otra cosa, con evidentes errores en el sistema defensivo y casi sin inquietar al arquero brasilero.
Ya a esa altura era goleada y todo pasaba por lo que podía realizar el Mineiro, si apretaba el acelerador para sacar más diferencia o bajaba la guardia y dejaba pasar el tiempo. Hizo lo primero y cuidó piernas.
El Tomba modificó su imagen con Garro y el Morro en cancha, descontó aunque siempre estuvo lejos en el desarrollo. La historia ya la había escrito hace algunas semanas.
