Era uno o el otro. No había margen de error y la térmica terminó saltando en el lado aurinegro. La derrota de ayer, esta vez 1-0 con Montecaseros, provocó la renuncia de Cristian Andrada a la dirección técnica y lo dejó desconcertado, como esas piñas que le sacuden a uno la mandíbula y algo más.
De movida habrá que aclarar que el triunfo del conjunto de Bernabé no fue más que Palmira. Durante los primeros 45 minutos, el local generó algunas claras chances frente a la valla visitante pero volvió a sufrir su gran karma: la falta de gol.
En ocho fechas disputadas, apenas convirtió tres tantos. Un promedio deficitario y que permite explicar este momento que vive el conjunto aurinegro. Del otro lado, Montecaseros se sintió cómodo con su rol secundario y dejó que su rival se desgastara. Es cierto que sufrió durante algunos minutos, pero cuando Arce apareció para dar orden al equipo, otro fue el panorama.
Palmira eligió atacar por izquierda, donde ni Vargas ni Álvarez hacían pie frente a la embestida de Aguilera, Ferro y Malinar. Fue y fue durante un largo rato, pero siempre con el mismo saldo negativo y un fantasma que comenzaba a acrecentarse: los goles no convertidos que se vuelven en contra.
En la otra vereda, el Gorrión captó que debía modificar algunas piezas para tener más tenencia y por eso ordenó el ingreso de Aguilera. Ahí ganó también en pegada de pelota parada y fue donde terminó haciendo la diferencia. Aguilera ejecutó un córner, Andrada se elevó más que el resto y bajó el balón al primer palo, donde apareció Arturia para ejecutar a Olguín.
De ahí en más, mientras que el ganador se replegó para liquidarlo de contragolpe, el local fue pura impotencia y demasiados pelotazos sin sentido. Y los minutos se fueron consumiendo la esperanza, al igual que las pocas ganas de continuar del Chimango.
Como tantas otras tardes, Palmira hizo el gasto y se quedó sin nada. La confianza empieza a ser erosionada por un mal que mucho tiene que ver con el grito sagrado.
El "Chimango" Andrada dijo basta
“Esto no tiene que ver con tener miedo o alguna otra estupidez. Esto es porque soy hincha de este club y creo que debe llegar un técnico que pueda cambiar el momento que pasa el equipo.
Tampoco es una cuestión económica. Estoy feliz de haber dirigido este plantel, donde hay jugadores con una entrega sin condiciones”, fueron las primeras palabras de Andrada cuando enfrentó los micrófonos, visiblemente emocionado.
-¿Puede haber vuelta atrás?
-No creo. Estoy convencido de que esto es lo mejor para el club. Lo dije a los jugadores, lo expliqué y aunque ellos me pidieron que siguiera, no quiero hacer mal a este club que amo.
-¿Cómo es la relación con los dirigentes?
-No quiero hablar de eso. Del presidente no me puedo quejar. El que está en el día a día sabe cómo es. Tomé esta decisión pensando en el club.
La medida tomó de sorpresa a los directivos, quienes decidieron no hablar. Apenas conocida la renuncia del DT, trascendió que Walter Maladot, quien está como coordinador de inferiores, sería quien tome las riendas.