Goles son amores

Oldrá dejó a Ayoví en el banco, ratificó la titularidad a Garro y el goleador le respondió con su primer doblete en Primera. “Son para mi vieja Liliana”, dijo Juanfi, un enamorado del gol.

Goles son amores

“Los goles son para mi vieja, Liliana. Mañana cuando llegue a Mendoza agarro el auto y me voy para Tunuyán a llenarla de mimos, es lo mínimo que se merece”. Con una sonrisa de oreja a oreja, Juan Fernando Garro no ocultaba su felicidad. Y no era para menos.

Sus dos goles no sólo marcaron el camino de una victoria sensacional (que había comenzado cuesta arriba), sino que le dio la derecha a una decisión arriesgada de su padre futbolístico, el Gato Oldrá. Durante la semana, el DT de Godoy Cruz había tomado la determinación de dejar en el banco de suplentes nada menos que a Jaime Ayoví, la estrella del equipo, quien volvía al equipo tras una suspensión.

Pero Oldrá acostumbra a darle rodaje a los futbolistas que vienen bien. Y ante Temperley, el Tomba había ganado, gustado y goleado. Entonces, equipo que gana, no se toca.

Y eso que la tarde no había empezado bien. En el amanecer del juego, Juanfi perdió un mano a mano con Werner y Fernández no pudo en el rebote. Para colmo, en el mejor momento del Expreso, Rafaela se había puesto en ventaja. Pero en la siguiente no perdonó: Zárate llegó hasta el fondo y tiró un centro que Juanfi tomó de primera. El balón dio en Werner y se metió pidiendo permiso.

La confianza iba en aumento. Ni hablar cuando en el inicio del complemento, una gran jugada elaborada derivó en Angileri, enganche y centro al punto del penal, Garro apareció habilitado y definió con una clase enorme. Y ahí nomás, otra piña al mentón.

Otra vez Juanfi fue a buscar el pase profundo y asistió a Leandro Fernández, quien definió de cabeza. Partido liquidado. Y Juanfi, fusilado. El desgaste que hizo fue tan grande que el Gato lo reemplazó a los 23 minutos del complemento.

“A Juanfi lo banqué porque al Flaco lo conozco de chiquito y sé que cuando empieza a hacer goles es bravo”, explicó Daniel Oldrá en la zona mixta. Los números lo avalan: cuatro goles en tres partidos (Racing, Temperley y dos a Rafaela). Séptimo en el torneo y el regreso a su puesto natural, el de centrodelantero.

Sin embargo, el tunuyanino de 22 años, no se omnubila. Sabe que le ganó la pulseada a un referente del plantel como La Yoya Ayoví, un jugador al que admira. “Jaime es un fenómeno. Los más chicos hemos aprendido mucho de él. Es un grande como jugador y como persona. Siempre nos aconseja y nos da ánimo. Por esas cosas del fútbol, hoy me tocó jugar a mí y espero seguir aprovechando la chance como hasta ahora”.

Después de atender a todos los medios, el Flaco con cara de bueno dio media vuelta y subió al colectivo. Goles son amores. Y Juanfi se está enamorando de la red.

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