Extraño por donde se lo mire era el partido entre Crucero del Norte y River. Porque el equipo misionero mudó su localía a Chaco, porque sin el permiso para que ingrese público visitante había casi 20 mil hinchas de River y porque el equipo de Marcelo Gallardo se parecía muy poco al que venía jugando.
El Muñeco decidió cuidar a sus mejores hombres para la revancha del miércoles en Quito ante la Liga por los octavos de final de la Copa Sudamericana. Y el choque ante Crucero servía solo para ver en qué nivel estaban alguno de los que luchan por un puesto en el futuro.
¿Saviola podrá parecerse al que era? ¿Viudez seguirá demostrando que está para ganarse un lugar? ¿Mammana se consolidará en el fondo?
Sin obligaciones en ninguno de los equipos (Crucero ya está condenado al descenso y River no pelea por el título) salió un partido abierto, atractivo, aunque sin muchas situaciones claras. En el primer tiempo, Viudez no pudo en el mano a mano con el arquero Ramírez que lo atoró rápido.
Y poquito más. Alguna aproximación del local que se diluía en la entrada al área que defendió Chiarini. Pero pese a que River llevó a Chaco un equipo alternativo la diferencia de categoría individual entre los dos equipos era enorme. Y así en el arranque de la segunda mitad destrabó el resultado con un par de toques de calidad.
Cortó Ponzio, trasladó Driussi, que metió un pase bárbaro para Pity Martínez, y el exHuracán entrando al área por la izquierda definió con clase ante la salida del arquero.
Con el marcador abierto, todo fue de River, que tuvo chances para aumentar la cuenta pero no estuvo fino a la hora de definir. La excursión a Chaco le salió redonda a Gallardo: cuidó a sus figuras, se trajo los tres puntos y mostró tramos de buen fútbol de la mano del Pity Martínez.
Ahora sí: todos los cañones apuntarán al miércoles, a la Liga de Quito y al objetivo de sostener el 2-0 conseguido en el Monumental para seguir su camino en la Copa Sudamericana.