La historia era (bien) complicada desde antes del inicio del encuentro. La victoria de Defensa y Justicia había puesto las cosas muy cuesta arriba para Godoy Cruz pensando en la ansiada clasificación a la próxima Copa Sudamericana. El juego pedía un esfuerzo extra para lograr el sueño del hincha bodeguero.
Mientras, Estudiantes de La Plata llegaba con el objetivo de conseguir los tres puntos para meterse en la Copa Libertadores 2018. Y en ese duelo de intenciones, fue el Expreso el que nunca pudo poner primera para arrancar en el partido. Se quedó en punto muerto en el que fue su último partido del torneo jugando en el Estadio Malvinas Argentinas y le dijo adiós al sueño de meterse en otra competencia internacional.
Sabiendo que debía ganar sí o sí para llegar con una mínima chance a la última fecha contra Newell's Old Boys, se esperaba un Tomba con carácter pero lúcido a la hora pensar el partido y buscar los caminos adecuados para lastimar a su rival.
Lucas Bernardi sorprendió y apostó a un modelo futbolístico distinto en cuanto a las características de los futbolistas, sin extremos (afuera Juan Garro y Ángel González, este entre los relevos) y con Facundo Silva y Guillermo Fernández en cancha, mientras que el "Morro" García se sentó en el banco de suplentes y le dio su lugar a Javier Correa cómo único punta.
Lo que tan buenos resultados le dio al DT atacando rápido por los costados, esta vez prescindió de eso y recurrió a mayor tenencia del balón con varios volantes de buen pie y con la lógica ventaja que da en el aspecto defensivo este esquema. Mucha posesión, pero poca profundidad para poner nervioso al arquero Mariano Andújar fue la tónica del elenco mendocino.
Lo peor que le podía pasar al Expreso era recibir un golpe inicial, y lo que se temía se dio antes del minuto de juego. Dormido el equipo, no supo cómo sacar una pelota en el área y Facundo Sánchez no perdonó de cabeza. Clinck caja. Una fórmula que visita conoce muy bien.
Doblemente obligado, al conjunto del rosarino le costó una enormidad ser preciso en el traslado y de esa manera hacerse dueño del partido desde acciones colectivas, tratando de llegar con los mediocampistas bien arriba para acompañara al nueve cordobés.
Lo que tenía pensado para la segunda etapa, el DT tombino lo tuvo que adelantar sobre el final del primer tiempo, obligado debió sacar a Fabián Henríquez con una molestia y mandó al campo a González, una pieza clave y desequilibrante en este semestre.
Ya más cerca de lo que venía poniendo Bernardi como estructura definida, había que esperar si el elenco podía revertir la historia en relación al trámite y el marcador, con la idea que mejor le sienta y donde pudo sacar diferencias ante otros conjuntos.Aun intentado hasta el final, el Tomba careció de creación y poder ofensivo y enterró la ilusión de seguir cruzando las fronteras.
Se despidió de casa jugando mal, casi sin los argumentos futbolísticos que supo mostrar y solo le queda soñar con la Copa Libertadores.
