Con Bernardi en el banco de suplentes, Godoy Cruz volvió a vivir una noche de Copa Libertadores y, pese al 0-0 vs. Olimpia, sumó un aprobado por el rendimiento defensivo. Además, mantiene su invicto en los debuts por la máxima cita internacional.
¿Elías de '4'? ¿Abecasis de '3'? ¿Bullaude de arranque? En apenas un par de días de trabajo, la formación del Tomba lleva el sello de Bernardi. Y las respuestas a cada una de las preguntas las fueron dando los protagonistas adentro del campo de juego.
La propuesta sirvió para comenzar la rotación, maquillar el cansancio y, fundamentalmente, maniatar el funcionamiento de un adversario que en la previa asomaba como un "cuco". Los números avalaban al equipo de Daniel Garnero (dirigió a la Lepra entre octubre de 2014 y abril de 2015), bicampeón del fútbol paraguayo y puntero del actual certamen con siete triunfos en los últimos ocho partidos.
Y ahí fue Godoy Cruz. Con el 4-3-3 en función de ataque que se compactaba en un 4-42 cuando el equipo esperaba replegado a un Olimpia que intentaba hacer circular el balón con criterio y explotar la banda derecha mediante la conexiones de Otálvaro y Silva.
Salvo esa llegada clara al minuto de juego que Lucero cabeceó desviado en el primer palo, al Tomba le costó progresar en el campo. Entonces, no le quedó otra que "laburar" el partido. Simple, el equipo de Bernardi se mostró más sólido en defensa y equilibrado en el medio. Faltó la otra faceta: la ofensiva, más allá del sacrificio de los extremos González y Lucero.
Así, entre un elenco paraguayo que no arriesgaba y un Expreso apostado para el contragolpe, se fue el capítulo inicial. Un bostezo interminable.
Sin ser brillante ni mucho menos, el complemento resultó más entretenido. Godoy Cruz se adelantó unos metros, progresó en la tenencia y comenzó a merodear el arco de Aguilar. Olimpia no preocupaba; el Tomba presionaba y tenía oportunidades. Como esa que despilfarró González con centro demasiado largo o ese cabezazo de Morro que todos el estadio gritó. Bernardi demoró las modificaciones. El ingreso de Gutiérrez permitió el adelantamiento de Henriquez, pero le quitó efervescencia y consistencia al equipo.
Y casi lo pierde al final. Primero, cuando Ramírez salió mal, lejos y Olimpia casi convierte. Y después, con un zurdazo de Torres que se fue apenas afuera. El Tomba no termina de despegar. Mejoró en lo defensivo, es cierto. Lleva dos partidos sin que le conviertan goles. Tan cierto como que de los ocho partidos que jugó en el año sólo gritó tantos en uno sólo (San Martín) y dos de los tres fueron de penal.
La gente aplaudió el esfuerzo del equipo y es lógico. Ahora falta lo otro. Porque desde que el fútbol es fútbol, los partidos se ganan con goles.