El puntero con dos caras. Es el rótulo a medida para este Tomba puntero del campeonato.
Es verdad que se ha visto condicionado por algunos errores graves de los árbitros, pero no debe quedarse en eso ni permitir desenfocarse del objetivo principal.
Hoy el elenco tiene que ser más inteligente que nunca y entender que salirse del camino puede dejarlo sin la chance de pelear el torneo. Significaría un pecado mortal.
Y tener la cabeza liberada, le debe permitir no tapar el bosque con excusas y reconocer que a esta altura de la competencia tiene prohibido regalar minutos de juego.
Desconocido. No hay dudas de que lograr el equilibrio debe ser un aspecto clave para el Gallego. Necesita hablar mucho y, sobre todas las cosas, corregir con urgencia errores que lo pueden dejar con las manos vacías.
Cuando sus muchachos se ven perjudicados, entran en un nerviosismo general y eso se traduce en descontrol al momento de plantarse en cancha. Todo es protesta y desequilibrio emocional.
Perdieron el eje y la imagen clara en el primer tiempo con Gimnasia, un conjunto vulnerable, sin ideas y con la mente nublada para jugar. En cierta parte el Lobo le perdonó la vida; otro rival tal vez no lo haga. Sería un costo muy elevado.
El entrenador sabe cómo moverse en estas instancias definitorias (fue campeón muchas veces como jugador), y lo peor que puede pasarle es ver fantasmas afuera que busquen desestabilizar al equipo.
El otro Tomba
La mejor forma de lograr algo es mostrarse tal como uno es. Y la mejor forma de mostrarle al planeta fútbol que está firme para luchar es plasmando su identidad futbolística a pleno.
Si el equipo comprende que debe hacer su juego, que cuenta con argumentos sólidos para vulnerar a cualquier rival, se termina imponiendo con su fútbol. Tiene en su repertorio variantes importantes para salir airoso. "Cuando nos dedicamos a jugar, somos otro equipo", define el capitán Zuqui.
Y es tan cierto como que reúne todos los atributos para dar el gran golpe. Con la esencia de siempre como estandarte. Está en carrera.