Hoy todo el mundo futbolístico mira con ojos de sorpresa al Tomba puntero. Hoy todos remarcan el buen juego del equipo mendocino, que mira al resto de su zona desde arriba.
Pero esta historia comenzó hace tiempo. Lejos de las luces y los flashes, se fue construyendo un equipo confiable y protagonista. Y con un mentor claro: Sebastián Méndez.
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Convencimiento. Desde un principio el DT dejó en claro su pensamiento, su forma de ver el fútbol y lo que quería implementar en un elenco que venía muy golpeado.
Impuso su idea e inmediatamente los jugadores captaron el mensaje, lo adoptaron y se conformó una unión que causa admiración desde afuera.
Y esto, obviamente, se trasladó al campo de juego. Estos futbolistas se “matan” por el Gallego, lo defienden en la cancha, tanto titulares como suplentes. Todos están bien, y es mérito del entrenador.
Sí. Expresan futbolísticamente el mismo idioma. Con una consigna: tener personalidad ganadora.
Cambiar a tiempo. Dejando el propio ego de lado y mostrando flexibilidad, Méndez entendió que debía cambiar en función del equipo. Pensó a su modelo con un esquema (4-5-1) determinado, pero la irrupción del Morro García hizo que apostará por la sociedad con Ayoví. No se equivocó. La dupla es letal.
Carácter. La identidad del Tomba tiene un aspecto que lo distingue por completo: el carácter. El equipo supo sobreponerse a la adversidad y los resultados adversos. Contra Colón, Patronato (con un hombre menos) y Vélez empezó perdiendo, pero mostró fútbol y temple para dar vuelta la historia. Asimiló cada golpe y los convirtió en ferocidad para llevarse por delante a su rivales. Contra el Fortín en su propia cancha.
Jugadores potenciados. Estos mismos futbolistas estaban muy caídos con la pobre campaña del torneo anterior. Méndez les dio confianza y los potenció al máximo.
Armó una zaga central tremenda y de alto nivel (Ortiz- Viera) que no había jugado nunca. Le dio rodaje a Pol Fernández en la posición que mejor le sienta, lo liberó y el volante explotó todo su juego. Acomodó piezas como Abecasis y Godoy que no desentonan, y mandó al ruedo a los dos nueve que hacen estragos.
En silencio. Pero con argumentos sólidos. Así se formó el líder.
Arquero confiable
Todo equipo necesita de un arquero que “gane” partidos. Hoy el Tomba lo encontró con Rodrigo Rey. El santafesino es clave y les da firmeza a sus compañeros en el fondo. Está pasando por un gran nivel futbolístico. Sólo ha recibido ocho goles en nueve encuentros. Una garantía.
