Quién dijo que los milagro no existen? Los feligreses de la religión tombina pueden refutar tal aforismo. Es más, el fenómeno divino tiene lugar, fecha y hora de manifestación.
La historia se retrotrae a poco más de 16 años. Fue el sábado 20 de abril de 2002, a las 15.45. En el estadio Hilario Sánchez, Pueblo Viejo, San Juan, el Expreso tenía una misión muy complicada.
Necesitaba ganar para asegurarse la permanencia en la categoría o empatar y esperar una serie de resultados de terceros a favor. La mano comenzó muy complicada. Es que, a los 20 minutos, Marcelo Berza (un ex defensor de Godoy Cruz) metió un cabezazo para abrir el marcador en favor de San Martín de San Juan.
Con ese resultado, el destino para el Expreso era inexorable: descendía al Torneo Argentino A después de ocho temporadas en la B Nacional. Es más, entre las 16.05 (la hora señalada del gol de Berza) y las 17.06 de esa tarde sanjuanina, Godoy Cruz estuvo descendido.
Sin embargo, como a lo largo de toda la temporada, el equipo de Luis Manuel Blanco sacó a relucir su temple y, en el inicio complemento, cuando el reloj marcaba 9’ del complemento, el goleador histórico Juan Alejandro Abaurre conectó un centro de Pablo Corti y puso el 1 a 1. La permanencia y el octogonal asomaban en el horizonte tombino. Eso sí, el pitazo final del árbitro Rodríguez Rojas en Concepción no significó la salvación definitiva.
Claro, faltaban cinco minutos en Vicente López, donde Platense y Racing igualaban 1-1. Pero un gol de El Porvenir ante Rafaela u otro de Platense o Racing lo llevarían a jugar un desempate con Almirante Brown de Arrecifes.
Dos minutos después, Platense quería quedarse y el gol del Chicha Velázquez lo hacía posible. Derrotaba a Racing y el Tomba debía jugar Brown. Pero Racing no se quería ir solo al descenso y al minuto del gol de Velázquez, Bértola empató de penal. Godoy Cruz estaba salvado por completo.
Así, el Expreso no sólo evitó el descenso, sino que se rió de la paternidad sanjuanina (hasta ese momento), dejó al Verdinegro fuera del Reducido y se metió en los playoffs por un ascenso, instancia en la que luego caería con Arsenal de Sarandí.
A la llegada de San Juan, el plantel fue recibido por un exultante pueblo tombino en la plaza departamental, que se convirtió en el epicentro de los festejos de la gesta godoicruceña.
Todavía estaba fresco el 9 de abril de 2002, cuando Godoy Cruz derrotó a Independiente Rivadavia 1 a 0 con un tanto de Abaurre (cuando no) y condenó a los azules a jugar al Argentino A de la temporada siguiente.
Dos días después del milagro en Pueblo Viejo, el plantel de Godoy Cruz cumplió su promesa en el santuario El Challao.