Godoy Cruz, cría cuervos...

El Tomba intentó imponer condiciones desde el arranque, pero no pudo. Dejó crecer a San Lorenzo, que se lo terminó ganando con oficio. Fue 1-0 por el gol de Martín Cauteruccio en el complemento. Mañana puede dejar de ser líder.

Godoy Cruz, cría cuervos...

El grado de impotencia y decepción podría ser proporcional a las expectativas generadas en la previa. Pero no. El hincha de Godoy Cruz se fue del Malvinas sabiendo que sólo se trató de un mal partido ante un rival de jerarquía. Lo que podía pasar finalmente sucedió.

Presión contra presión sale un primer tiempo frío, helado, gélido, como lo fue la fría noche del viernes. En el fragor de la lucha, los espacios se reducen y se torna complicado romper líneas. Para que eso suceda, hay que recurrir al buen pie. ¡Y vaya si lo había! De un lado y del otro. Zuqui, Belluschi, Ortigoza, Silva, Blanco, Pol Fernández, etc.

El primer tiempo de Godoy Cruz fue muy similar al del José Amalfitani. Comenzó entusiasta y se fue diluyendo. Esta vez más por mérito del Ciclón que por propia desidia. El oficio de Mercier, Belluschi, Ortigoza y compañía lo hicieron retroceder. Hasta los 25 minutos no hubo un dominador claro.

Durante los últimos veinte, quien obligó a un par de atajadas de Rey fue el bueno de Belluschi. El método de presión de los de Guede provocaba que el Tomba, en muchas ocasiones, tuviera que dividir la pelota. Las pocas veces que no lo hizo, cuando Silva pisó el área, el Tomba lastimó. Justamente en el pie zurdo y en la cabeza del Monito estuvo el 1-0 del puntero, pero falló en el remate y Torrico voló como un Cóndor para sacarle el cabezazo.

El complemento comenzó con la misma tónica. El Ciclón ya había copado la parada en el medio y Cauteruccio pasó por caja para facturar el centro de Mas. A diferencia de las otras oportunidades en las que había comenzado perdiendo (4 de 5 partidos como local), esta vez la ficha demoró en caer. Pero cayó. Con más ímpetu que fútbol, con más garra que ideas, llegaron las situaciones. Ambas en el Morro García, en la cabeza y en su pie derecho.

Sin embargo, esta vez falló. Estaba claro: no era la noche del Expreso. Para colmo, Laverni se encargó de llenar de amarillas a Godoy Cruz y Méndez pierde al uruguayo para la final que se viene.

Justo en el duelo bisagra, ese que podía marcar un punto de inflexión en la campaña, el Tomba no supo encontrar las armas adecuadas para lastimar a un adversario que no venía en su mejor versión. Ojalá sólo haya perdido la batalla de San Lorenzo y no la guerra.

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