Entonando con gran sentimiento la canción "Arreando sueños", los alumnos de cuarto y quinto grado de la escuela N° 1-004 Dr. Guillermo Rawson, preparan lo que será una de las canciones principales del acto en el que se celebrará los 150 años de la institución.
"Argentina canta... Mendoza canta", son algunas de las frases que vocalizan los pequeños que esperan emocionados tamaña celebración de su escuela, la más antigua de Godoy Cruz.
Fundada en 1863, pasaron por sus aulas estudiantes de más de tres generaciones. Actualmente alberga 907 chicos de primero a séptimo grado.
"El establecimiento fue cambiando de dirección siempre próximo a la plaza departamental, hasta que finalmente en 1934 la ubicaron en el edificio en el que estamos hoy en la calle Azopardo", relató la vicedirectora Marta Nieva de Modolo quien comparte la tarea de llevar adelante esa primaria con la directora María Laura Barrault, la otra vice Mónica Rueda y la secretaria Silvia Zapata.
Si bien en algún momento los varones cursaban a la mañana y las chicas a la tarde, hoy funciona de forma mixta en dos turnos y recibe alumnos de Godoy Cruz, Luján, Guaymallén y Las Heras.
"Es una escuela con mucho prestigio, muchos papás la eligen porque creen que es mejor que otras, aunque no es así porque todas las maestras tienen la misma formación", recalcó la directiva.
{fotorem:567547:fotorem}
Símbolos escolares
Al final del patio un mural que rememora el aniversario recopila los símbolos más importantes de la historia de la institución: una retrato de Guillermo Rawson, la fachada del edificio, la campana que todavía conservan, un piano que data de 1911, palomas mensajeras, entre otros.
"Las aves se pintaron para recordar que antiguamente en la escuela se practicaba la colombofilia que es la cría y adiestramiento de palomas mensajeras", precisó Nieva de Modolo que también mencionó que se criaba el gusano de seda para que los estudiantes vieran de dónde venía el material.
Otra actividad que se realizaba en el pasado era la jardinería: "Los chicos tenían un terreno en la plaza departamental en el que plantaban flores y las cuidaban", narró.
Claudia Lucero, maestra desde hace 22 años y ex alumna, recuerda con gran cariño el parral y la glorieta en el patio principal, así como los certámenes escolares en los solía participar. "Siempre había concursos de lectura y de redacción, nos estimulaban muchísimo", comentó.
{fotorem:567546:fotorem}
Patrimonio cultural
El actual edificio de la institución fue declarado en 2002 como un "bien de valor histórico y cultural", gracias a un proyecto de ley presentado por el diputado de mandato cumplido Rodolfo Martín, quien también pasó por las aulas de ese colegio.
"En 2002 presenté el proyecto que se terminó de concretar luego de terminar mi mandato, fue una manera de agradecer a la escuela por todo lo que me dio", expuso el hombre cuyos nietos asisten a la institución.
"Cuando entro de nuevo me remonto a mis tiempos de niños. Me acuerdo que se formaban grupos de chicos que controlaban la disciplina y que andaban con una letra D identificatoria y otros que eran miembros de la cruz roja y acudían ante cualquier problema que se presentara", relató.
El ex legislador rememoró también cuando participaban en las intercolegiales contra sus rivales de siempre: los estudiantes de la escuela Casero, ubicada a cuatro cuadras.
"Competíamos en atletismo, fútbol, básquet y nos divertíamos muchísimo", detalló.
Los principales encargados de mantener el edificio en las condiciones óptimas en las que se encuentra hoy son los celadores, que trabajan con mucho esfuerzo y amor para mantener la gran estructura.
"Llegué en el año 91 y me enamoré tanto de la escuela que nunca más la pude dejar", contó Nora Rodríguez, celadora de la institución. "Siempre fue como mi casa y los chicos me tienen más que comprada", remarcó. La mujer es una de las encargadas de darles diariamente la copa de leche a los alumnos, que asciende a un total de 100 raciones por día por turno.
"Ahí es cuando comparto con ellos y me cuentan de todo. Trabajar con los niños es único y me hace realmente feliz", concluyó con emoción.
{fotorem:567548:fotorem}
Encariñados con la escuela
Además de prepararse para el acto, los estudiantes realizaron un concurso de composiciones para homenajear a la escuela describiendo lo que cada uno siente por ella.
Para Ulises Moyano (13) la institución es más que un sitio de aprendizaje, es una segunda madre. "Me ha enseñado cómo convivir con los otros y en todos estos años he abrazado miles de historias", manifestó el chico próximo a terminar séptimo año.
En tanto que para que su compañero Julián López, de la misma edad, la escuela Rawson significa felicidad para muchos niños: "Les da un lugar a todos y nos enseña para estar preparados en la secundaria", destacó.
