El Gobierno volvió a autorizar ayer las exportaciones de trigo, suspendidas desde hace unos seis meses debido al faltante del cereal en el mercado interno y la fuerte suba de los precios del pan y otros derivados.
De todos modos, con una nueva cosecha ya disponible en los silos, esta habilitación será gradual y con cuentagotas, ya que ahora se liberan permisos por apenas 500.000 toneladas. Por eso, la Mesa de Enlace salió a repudiar el anuncio de los ministros Axel Kicillof y Carlos Casamiquela. Lo consideran una continuidad de las políticas aplicadas por el ex secretario Guillermo Moreno.
En conferencia de prensa, el titular de Economía y su par de Agricultura confirmaron lo que se había anticipado la semana pasada: que se abriría la canilla exportadora para el cereal. Pero Kicillof fue terminante al indicar que esa reapertura sería “gradual”, de modo de evitar que se repita la crisis de abastecimiento de mitad de 2013, cuando por la escasez de trigo la tonelada del grano llegó a ser la más cara del mundo y el precio del pan trepó hasta 28 pesos por kilo.
“El único interés del gobierno es que no falte pan en la mesa de los argentinos a un precio razonable”, destacó el ministro, como si aquella crisis se hubiese producido en un gobierno diferente.
Según el titular del Palacio de Hacienda, que además rechazó la posibilidad de eliminar las retenciones del 24% que tributa el grano, como reclaman las entidades rurales y varios políticos opositores, los permisos de embarque totalizarán en 2013 al menos 1,5 millón de toneladas, aunque en una primera etapa se habilitará solo un terció de ese volumen.
Kicillof agregó que este ritmo se consensuó con la cadena triguera, formada por los exportadores del cereal, la industria molinera y supuestos representantes de los productores.
El único que salió a aplaudir la medida, en rigor, fue el ruralista ultra K y titular de la CGE, Ider Peretti. La Mesa de Enlace, por el contrario, lamentó no haber sido consultada y acusó a Kicillof de falsear la verdad. “Ni la mesa de los argentinos contiene hoy un precio de pan razonable y a la altura de su nivel de ingresos, ni los productores reciben un precio acorde al esfuerzo, al aumento de los costos de los insumos y a la inflación, que golpea sin cesar.
Esta medida profundiza las ventajas de los sectores intermediarios, transformando en rehenes de sus grandes ganancias a los productores y consumidores”, juzgó el bloque agropecuario.
El precio
El último párrafo esconde el nudo de la pelea del trigo. Desde 2008, con la vigencia de los ROE (permisos de exportación), Moreno fue aprobando exportaciones de modo gradual y a lo largo del año.
Como el trigo ingresa a los silos entre diciembre y enero, la falta de exportaciones provocaba entonces una sobreoferta que saturaba el mercado y deprimía los precios pagados al productor, que en ciertos momentos sufrió descuentos de hasta 60 dólares por tonelada, además de las retenciones. Los beneficiados con esas transferencias fueron molinos y cerealeras. Se calcula que “cazando en el zoológico” se apropiaron en todo este periodo de casi 3.000 millones de dólares de la producción primaria.
Esta situación provocó una continua caída de la siembra del cereal por efecto desaliento. La cosecha, que en 2007 llegó al récord de 16 millones de toneladas, descendió violentamente a 8,2 millones en la campaña 2012/13. Justo en ese momento Moreno había decidido cambiar su estrategia porque la economía necesitaba dólares, y en junio de 2012, mucho antes de la cosecha, habilitó embarques por 6 millones de toneladas. Al final el clima jugó sucio y la cosecha resultó escasa, provocando la crisis de mitad de 2013.