Lo que haga Martín Guzmán con la deuda nacional marcará el camino a los gobernadores, quienes en el segundo trimestre deberán lanzarse a reestructurar sus pasivos en pesos y dólares porque llegaron a un punto en el que no todos pueden pagar. Los mandatarios están con el agua al cuello por la recesión y la consecuente caída de la recaudación y la economía está lejos de recuperarse.
Todos los que visitaron al ministro del Interior, Eduardo de Pedro, en el último mes plantearon un denominador común: qué hacer con las deudas. La Casa Rosada dio una misma respuesta: esperen la renegociación de Guzmán y luego sigan el mismo camino.
Un caso testigo es el de Buenos Aires. La gestión de Áxel Kicillof está en horas decisivas por un vencimiento de capital de sólo 250 millones de dólares. El default está a la vuelta de la esquina. Pide pagar en mayo y promete una propuesta integral, que no puede definir hasta que Guzmán anuncie el resultado propio a fines de marzo.
La situación de las provincias es desesperante: deben en pesos y en dólares. Y piden reestructurar desde el pasivo que tienen con la Anses (de 120.000 millones de pesos). Algunas, como Chubut, le firmaron al organismo tasas de hasta el 95%.
También los gobernadores tienen deudas con el Banco Nación. Y la oposición presiona. La semana pasada Juntos por el Cambio logró que se empiece a conformar una mesa de trabajo para el reperfilamiento de los pasivos que las provincias tienen.
La instancia más compleja llegará en el segundo trimestre: algunos gobernadores deberán ir a buscar a los acreedores privados y convencerlos de postergar pagos. Al menos así lo señalan en la Casa Rosada, donde insisten con que no hay plata para salvar a nadie.
Radiografía de un problemón
Según datos elaborados por el Ministerio de Economía durante la gestión Macri, el stock de deuda global consolidada (de largo plazo) de las provincias pasó de 270.000 millones de pesos en diciembre de 2015 a superar 1,21 billón de pesos en junio de 2019. Un crecimiento de 349,9% en cuatro años.
Ahora, las nuevas autoridades de Economía explican que la deuda es aún más alta debido al impacto de la devaluación de agosto, lo cual está en pleno proceso de medición. El dólar saltó 43,70 a 63 pesos en los últimos siete meses. Por ello, el incremento global podría haber superado el 400%, a un stock de casi 1,4 billones.
De acuerdo con la composición, el 68% del pasivo total de las provincias está nominado en dólares, según un estudio de la consultora Economía y Regiones. El escenario es aún más dramático si se considera que en el cálculo realizado hasta junio del año pasado por el Gobierno anterior no se contabiliza la deuda flotante, es decir, aquella con vencimiento de corto plazo. Un análisis del Centro de Economía Política de Argentina (CEPA) indica así que el stock total equivale a 1,73 billón de pesos.
El 68% de la deuda son bonos que están en manos de acreedores privados, en el país o el exterior.
El 10,3% del pasivo fue contraído con organismos internacionales. El 15,8%, con el Gobierno nacional. El 2,2% con bancos. Y el resto con fondos fiduciarios.
Según datos actualizados por cada uno de los distritos a noviembre, las provincias más endeudas son Buenos Aires, con 550.000 millones; Córdoba, con 161.841 millones; y Capital Federal, con 159.224 millones. Mendoza tiene un pasivo consolidado de 73.078 millones de pesos. Y atrás vienen Neuquén, con 52.000 millones de pesos; Chubut, con 43.000 millones; y Salta, con 31.000 millones.
Las deudas crecieron exponencialmente por el impacto de la devaluación y de la mayor emisión de papeles en dólares. Si se compara con el PBI del país, que viene en caída hace dos años, los pasivos pasaron del 4,5% al 8,5% en cuatro años, el porcentaje más alto desde 2009.