Por Mariela Encina Lanús
En el mundo asciende a millones la cantidad de personas que actualmente optan por prescindir del gluten. Aunque es una tendencia que va aumento, los especialistas aseguran que este tipo de dietas no son recomendadas en personas que no presentan intolerancia a esta proteína. Mitos y verdades alrededor del consumo de gluten en Argentina, un país productor de trigo por excelencia.
New York Times lanzó la pregunta cuatro años atrás. En un artículo denominado “¿Todos deberíamos ser libres de gluten?” (‘Should we all go gluten-free?’), el diario estadounidense informaba que el mercado de alimentos libres de gluten había crecido un 40% en los últimos años. Por entonces, la cifra daba cuenta de una tendencia que continuó creciendo a escala mundial: actualmente, millones de personas renuncian al gluten. En las redes y los medios de comunicación, el suceso de las ‘dietas gluten free’ es apoyado por blogueros, nutricionistas y famosos (celebridades y deportistas) que argumentan los beneficios de esta dieta saludable.
Contrariamente a lo que dictan los gurúes de este movimiento, una dieta libre de gluten no es necesariamente más saludable ni tampoco adecuada para personas que no presenten intolerancia a esta proteína. Lo primordial sigue siendo mantener una alimentación variada, equilibrada y acorde a las necesidades de cada persona. "Las dietas no pueden ser utilizadas indiscriminadamente. Cada organismo es distinto y también cada etapa de la vida. La consulta profesional es primordial", asegura la Licenciada en Nutrición, María Cecilia Torrico (Mat. 555).
"En general –explica-, una dieta carente de gluten también lo es carente de fibra. Excepto la harina de trigo común, que producimos y consumimos en Argentina, las demás harinas contienen altos porcentajes de fibras".
El gluten es la proteína de la harina y representa entre un 10% y 15% de su composición mientras que los carbohidratos (el almidón) representan entre un 70% y 75 %. Por este motivo, los productos elaborados con gluten son más caros, ya que se obtienen pequeñas cantidades por kilo de harina.
El gluten está presente en alimentos que contienen con trigo, avena, cebada y centeno; de allí, la sigla TACC. De las dos sustancias que componen esta proteína, la gliadina y la glutenina, es la primera a la que los celíacos presentan intolerancia.
Sin embargo, explica Torrico, el gluten, per se, no es malo o bueno. "Las dietas que lo suprimen son modas. Solo sirven para aquellas personas que presentan celiaquía, intolerancia al gluten o para quienes padecen dermatitis herpetiforme, especie de celiaquía que se manifiesta en la piel. La celiaquía es una enfermedad autoinmune; el tratamiento es crónico y exige una estricta dieta. Pero para una persona que está exenta de estas patologías, estas dietas no tienen sentido. Por el contrario, en general, los productos para celíacos tienen más grasa saturadas y menos fibras".
Entre las dietas libres de gluten, podemos agrupar la Paleolítica (es, tal vez, la más completa alimentos no procesados ni industrializados, tubérculos, frutas y verduras), la Cetogénica (basada en la ingestión de grasas -salames, bondiolas, crema de leche- y la restricción de hidratos)y la Disociada (basada en el consumo de carne y de frutas). "Cualquier de ellas, extendidas en el tiempo pueden causar insuficiencias renales, ya que las proteínas se procesan en el riñón. De por sí, el argentino consume el doble de proteínas que se requiere normalmente. Si eso se le agrega el no consumo de hidratos, ese porcentaje se le triplica o cuadriplica".
¿Dónde surgen este tipo de dietas y por qué las adoptamos? Cecilia Torrico contextualiza: "En general son dietas que surgen en Estados Unidos y que se imponen porque, lógicamente, al reducir los hidratos de carbono, bajás de peso. Las proteínas tienen un rol importante en el metabolismo". De allí, la lista de celebridades que argumentan sus beneficios: Victoria Beckham, Jennifer Aniston, Gwyneth Paltrow, Kim Kardashian y la siempre polémica Lady Gaga (aunque todavía no existen estudios científicos que respalden la teoría de que todos deberíamos de prescindir del gluten).
"LAS DIETAS NO PUEDEN SER UTILIZADAS INDISCRIMINADAMENTE. CADA ORGANISMO ES DISTINTO Y TAMBIÉN CADA ETAPA DE LA VIDA. LA CONSULTA PROFESIONAL ES PRIMORDIAL".
Sin embargo, en Argentina, país productor de trigo, en el que se consumen grandes porcentajes diarios de este cereal, las 'dietas gluten free' no son sustentables en el tiempo: "En un país como el nuestro, por excelencia triguero, aquel que no consume gluten se encuentra socialmente excluido puesto que no puede ingerir comidas típicas de nuestra gastronomía. Por este mismo motivo, aquella persona que decide adoptar esta dieta deliberadamente, puede mantener este hábito desde dos meses a un año".
La predominio que las harinas tienen en los hábitos alimenticios de los argentinos se refleja en las guías alimentarias de Argentina, en las cuales, las harinas ocupan el primer lugar; seguidas de las frutas y verduras; los lácteos; las carnes; los aceites y los azúcares. En esta pirámide, el agua es el elemento unificador. De acuerdo a la Asociación Celíaca Argentina, el 80 % de los alimentos procesados industrialmente en nuestro país contienen gluten.
Sumado, según establece la Ley 25.630, las harinas destinadas al consumo humano deben estar enriquecidas en hierro, ácido fólico y en vitaminas B (B1, B2 y B3). "Por eso –detalla la Licenciada en Nutrición-, los pacientes con celiaquía que consumen alimentos sin harina de trigo enriquecida presentan deficiencias en este sentido y pueden sentirse más débiles en el momento inicial de su tratamiento".
Ahora bien, en un país consumidor de trigo, y en el que uno de cada cien personas es celíaca, ¿cuáles son las opciones y cuidados que ofrece para quienes sí presentan intolerancia al gluten?
"En este sentido, en los últimos cinco años, en Argentina se produjo un gran cambio (NdelaR: en 2011 la atención médica, investigación clínica y epidemiológica de la celiaquía fue declarada de interés nacional, a través de la Ley N° 26.588). Hoy, las obras sociales contemplan la cobertura parcial de los tratamientos, a través de subsidios, se encuentran varios restoranes y panaderías con el icono Zona Gluten Free. En Mendoza, concretamente, tenemos CeliClub (www.celiclubmza.com.ar); Pura Tapioca que es un delivery específico".
Tal cambio, detalla Torrico, obedece a que cambiaron los parámetros de diagnóstico: "antes no se hablaba de la celiaquía porque se desconocía su existencia. Las personas presentaban síntomas y morían de cáncer de colon sin saber cuál era la causa".
"EL GLUTEN, PER SE, NO ES MALO O BUENO. LAS DIETAS QUE LO SUPRIMEN SON MODAS. SOLO SIRVEN PARA AQUELLAS PERSONAS QUE PRESENTAN CELIAQUÍA, INTOLERANCIA AL GLUTEN O PARA QUIENES PADECEN DERMATITIS HERPETIFORME".
UNA DIETA SALUDABLE
Mientras las dietas no son aplicables a todas las personas por igual, sí se pueden establecer parámetros para una dieta saludable. En promedio, un argentino debería ingerir 2000 calorías diarias.
“Esta medida se traduce entre 5 y 6 porciones de carbohidratos; 3 frutas; 4 porciones de verduras, de distintos colores; entre 3 y 4 porciones de lácteos (quesos, yogures, leches, postres elaborados con leche descremada) y hasta 2 porciones de 50 gramos de carnes rojas o blancas. Hay que medir, además, los cuerpos grasos (aceites, semillas, manteca, nueces, almendras, maní, palta), los azúcares (no utilizar más de 5 cucharadas de azúcar agregado) y el grupo de los cereales, de los cuales se recomienda no más de 6 porciones (arroz, pastas, legumbres, pan y galletas)”.