La película con la que Glenn Close se florea en la grilla de las nominadas a Mejor Actriz es "La esposa".
Y, aunque el filme cuenta con la estupenda actuación de Jonathan Pryce como su compañero de fórmula y la película es un opus interesante, lo que resalta de ella es Glenn.
Es más: la película, dirigida por Björn Runge, es lo que es porque Glenn Close hace el protagónico. Así de buena es la actuación de la estadounidense.
Como le pasó hasta el año pasado a Leonardo Di Caprio (que ganó su primer Oscar con "El renacido"), Close ha estado nominada en múltiples oportunidades en los premios pero siempre se fue a casa con las manos vacías. Y, como en el caso de Di Caprio, la injusticia no puede ser mayor.
Es que Close es una actriz de una versatilidad y una potencia que pocas tienen en su generación y esta industria.
El rol que desempeña en "La esposa" está construido, desde lo interpretativo, con apenas el brillo de su mirada. Así, así de extraordinario es el personaje de Joan Castleman que compone Close para esta película.
La trama es un buen contexto para su despliegue de talento: ella hace de la esposa (abnegada, silenciosa, sostenedora, contenedora, amable, amorosa y mesurada) de un gran escritor Joe (Pryce).
El filme arranca con un gran suceso: él recibirá el Nobel de Literatura. Y, en el transcurso de todo ese suceso, una revelación inesperada hará detonar a la pareja, a la imagen de Joe y también de Joan.
El filme de Runge es más largo de lo necesario, tiene algunos momentos previsibles y se respalda en la narración clásica para contar esta historia. Pero pese a sus flaquezas de lenguaje tiene la gran virtud de permitir el desarrollo de estos dos personajes complejos.
Close estruja hasta la última posibilidad humana a esta Joan que le tocó en suerte y no solo merece el Oscar por su sabio minimalismo interpretativo sino porque el protagónico le gana a todo el filme.
Otras tantas veces quiso, pero...
Las anteriores veces en que Glenn estuvo nominada, era justo el premio. Porque es imposible olvidar a su personaje travestido en hombre, sufriente, reprimido, devastado, en la estupenda película que es "El secreto de Albert Nobbs", dirigida en 2011 por el hijo de Gabriel García Márquez: Rodrigo García.
Vamos más atrás en el tiempo y pensemos. ¿Acaso la cínica y cruel Marquesa de Merteuil que compuso en esa joya que es "Relaciones peligrosas" de Stephen Frears no merecía la estatua dorada? Claro que sí. Pero era 1988 y se lo birló Jodie Foster por "Acusados". Todo bien con Jodie pero, en verdad: esa fue una injusticia.
Y podríamos seguir enumerando cada una de las seis veces en que Close fue nominada y otra actriz lo ganó. ¿Por qué?
Porque Hollywood y su industria son díscolos, siguen los patrones del mercado, apuestas a las actuaciones que se destacan por desaforadas, hijas del marketing y de la publicidad. La elegancia y sutileza de esta actriz que es Close le queda grande a este premio que solo repara en los fuegos artificiales.