En el marco del Día Nacional de la Danza y bajo la dirección de María Cristina Hidalgo y Genoveva Sagués, dos funciones del ballet Giselle se presentarán hoy y mañana en el teatro Independencia.
En esta ocasión, la obra será interpretada por bailarines mendocinos y contará con la participación de figuras del Ballet del Teatro Argentino de La Plata.
Una de ellas, Julieta Paul, en diálogo con Estilo, hace un viaje al pasado y recuerda el momento en el que colgó las zapatillas de baile y pensó en no volver a bailar.
Paul nació y comenzó sus estudios de danza en Entre Ríos, pero los continuó en Santa Fe. Allí formó parte del Ballet Juvenil hasta que en el año 1996 ingresó al Instituto Superior de Arte del Teatro Colón.
Dueña de una carrera prometedora, un giro del destino hizo que la bailarina se apartara del mundo de la danza con sólo 20 años. Su vida continuó lejos del ballet y en un contexto completamente distinto, pero después de cuatro años todo cambió.
–¿Qué te encontrabas haciendo antes de volver?
–Trabajaba en una casa de comida rápida, en McDonald’s. Allí me iba muy bien, logré avanzar rápido y con el tiempo alcancé un cargo gerencial. Sin embargo, surgió una vacante para ingresar a la compañía de Julio Bocca y aproveché la oportunidad; me presenté y quedé. Fue algo brusco, cambió todo de golpe.
–¿Qué fue lo que te llevó a regresar?
–En esa época había retomado la actividad física, pero no la danza. El tema de volver a bailar ballet no estaba en mis planes, yo ya estaba resignada. Solamente vi una oportunidad y la tomé.
–Tenías 24 años. ¿Te costó agarrar ritmo nuevamente?
–Sí, pero por aquellos años no fui muy consciente de la situación. Ahora lo pienso y recuerdo las dificultades que surgieron después de cuatro años sin actividad. Cuando me fui me encontraba en la mejor edad para bailar, por eso tuve que apoyarme mucho en lo físico.
–¿Lo anímico también fue un factor determinante?
–Claro. Estaba muy feliz y y enfocada en mi objetivo. No era cualquier compañía a la que estaba ingresando.
–¿Este nuevo comienzo cambió tu forma de ver y vivir la danza?
–Al principio lo tomé con mucha responsabilidad, pero cuando me di cuenta de lo que estaba viviendo me relajé y comencé a disfrutarlo. Los años me ayudaron a darme cuenta de que tenía una segunda oportunidad que ni en mis mejores sueños pensé que se podía llegar a dar.
–¿Sentiste algún tipo de presión?
–No, presión no. Esta vez era mi elección estar ahí, yo quería hacerlo. Y ahora, desde mi lugar como docente, veo muchas chicas que están presionadas por el entorno para bailar o convertirse en profesionales. Hay que soltarse un poco y recordar que hacemos esto porque nos hace bien, bailamos porque es lo que nos hace feliz.
–Con respecto a la función de hoy y mañana, Giselle es un personaje que has interpretado en varias ocasiones...
–Fue mi primer protagónico hace 11 años. Lo he hecho varias veces, por eso manejo el papel tanto a nivel técnico como actoral. Y esta última parte es la más difícil, porque lo dramático del rol es lo que lo hace un personaje fuerte.
–¿Cuando lo interpretaste por última vez?
–En junio, con el Ballet del Teatro Argentino de La Plata. Fue muy importante y emotivo para mí porque en esta etapa de mi carrera ya me voy despidiendo de algunos papeles. Aparte, hacía mucho tiempo que no bailábamos. Por eso siempre digo que Giselle aparece en los momentos más difíciles, es como un salvavidas.
–Tras 11 años de interpretar el personaje, ¿encontrás alguna dificultad en la preparación?
–La realidad es que siempre hay algo para mejorar. Lo que noto es que cada vez lo encaro de distinta manera, porque el caudal emotivo que te acompaña a lo largo de la vida se enriquece con el paso de los años. La Julieta que hizo Giselle hace 10 años no es la misma que lo interpreta hoy.
–¿Con el paso del tiempo se hace más difícil encarar ciertos papeles?
–En la danza pasa lo contrario. Siempre la primera vez es más difícil porque uno se encuentra con un material nuevo y no sabe a lo que se enfrenta hasta que está en el escenario. Y a medida que pasan las producciones siempre se va puliendo la técnica, además de que se fortalece el personaje.
–¿Es lo técnico lo más importante?
–Es un error concentrarse sólo en esa parte porque el personaje tiene mucho para desarrollar. Hay que explorar la mayor cantidad de aspectos y características posibles, siempre con énfasis en lo teatral.
–¿Seguís a alguna bailarina en particular?
–Gracias a internet no es que han aparecido más bailarinas, sino que están al alcance de todos. Sin embargo, no logro encontrar alguna contemporánea que me cautive tanto como lo hacen Cecilia Kerche, Alessandra Ferri y Diana Vishneva.
–¿En la actualidad te encontrás dando seminarios?
–Cuando tengo fines de semana libres viajo por el interior impartiendo cursos. Y además tengo mis alumnos regulares.
–En base a tu experiencia como docente, ¿cómo ves a los jóvenes bailarines argentinos?
–El potencial en cuanto a condiciones sigue estando. Pero el problema siempre es el mismo: la expulsión de talentos al exterior. Y esto sucede porque las compañías oficiales no tienen mucho para ofrecer, cada vez son menos las compañías privadas, la oferta laboral se encuentra en baja y las producciones no son buenas. En síntesis, el trabajo aquí se estancó.
La ficha
Día y hora: hoy y mañana a las 21.30.
Lugar: teatro Independencia (Chile y Espejo).
Entrada: $200 (platea alta y baja) y $150 (tertulia y paraíso). En boletería del teatro, de 18 a 21, y en tickepolis.com.ar.
Una obra perfecta para este día
Giselle, obra estrenada en el año 1841 en la Ópera de París, es una de las más importantes del ballet romántico.
La pieza fue escrita por Jules Vernoy y Teóphile Gautier y está compuesta por dos actos.
Además del protagónico de Julieta Paul, el resto de los roles principales recaen sobre Juan Bautista Parada (Albretch), Agustina Verde, Esteban Schenone (Pas de Paysan), Emiliano Ovejero (Hilarión) y Paloma Riveros (Bathilde), que también está a cargo de la reposición y adaptación coreográfica.
Al equipo lo completan Yanina Di Munno (adaptación vestuario), Humberto Riveros (tocados), Daniel García y Julio Cortéz (montaje).
Un poco de historia
El 10 de octubre no es una fecha más para los bailarines argentinos y el ambiente artístico en general.
Esta fecha conmemora el Día Nacional de la Danza, en homenaje a los bailarines del Teatro Colón que fallecieron en un accidente aéreo en el año 1971.
El elenco, compuesto por Norma Fontenla, José Neglia, Antonio Zambrana, Carlos Santamarina, Carlos Schiaffino, Margarita Fernández, Martha Raspanti, Rubén Estanga y Sara Bochkovsky se dirigía a la ciudad de Trelew para presentarse en el Teatro Español, cuando una falla en uno de los motores hizo que el avión se precipitara sobre las aguas del Río de Plata.