Año 2006. Alberto Rodríguez Saá, por entonces gobernador de San Luis, está en París y queda sorprendido por la más impresionante carrera ciclística del mundo, el Tour de Francia.
Allí conoce a Giovanni Lombardi, estrella del ciclismo, recientemente retirado. “Se quedó cautivado con el espectáculo y el ambiente que había vivido en los Campos Elíseos. Me dijo que quería hacer un Tour de Francia en San Luis”, recuerda el ex campeón olímpico en pista, en los Juegos de Barcelona 92.
La misión no fue fácil en el comienzo. “Los equipos veían muy lejos Argentina y no querían venir, pero de a poco se animaron. El boca a boca hizo todo más sencillo para poder convencerlos”, explica el asesor deportivo del Tour puntano y agente de algunos de los mejores corredores del mundo.
“Los primeros años la UCI nos tuvo que otorgar una autorización especial para poder invitar a tres equipos World Tour (máxima división mundial) y al cuarto año nos dio categoría 2.1, la máxima en América”, subrayó.
Luego de ocho ediciones, hoy es la carrera más importante de Latinoamérica. “Es un sueño hecho realidad, pero nunca pensamos en 2007 que íbamos a alcanzar este nivel. Pero siempre intentamos lo máximo, traer lo mejor del mundo”, agregó Lombardi.
-¿Por qué razones las estrellas mundiales vienen a Argentina?
-Primero hay que decir que es un trabajo de nueve años. En cada uno corregimos errores y le sumamos cosas, como ahora contratar un vuelo charter para venir con los ciclistas directamente desde Ezeiza sin pasar por Aeroparque. Son pequeñas cosas que suman.
La otra es el clima, en Europa ahora hace 4 grados de máxima y menos 5 de mínima. Mucho frío, acá el clima es súper. Lo otro es es que hay pocas horas de diferencia, apenas cuatro. Con dormir se recupera el jet lag, a diferencia de lo que podría ser si viajan a Australia.
- ¿Fue clave que las figuras hayan tenido muy buenas temporadas tras comenzar el año aquí?
- Claro, ha sido muy importante que (Vincenzo) Nibali haya ganado la Vuelta de España o el Giro del Italia tras venir a San Luis, lo mismo que Nairo Quintana el año pasado con el Giro. Saben que les sirve. Acá no sólo vienen a entrenarse, llegan a competir y a empezar muy bien el año.
- ¿Qué siente cuando ve en lo que se ha transformado el Tour?
- No puedo sentir mucho de todo el trabajo que hay (se ríe). Pero más que nada felicidad por el grupo de trabajo que se ha formado. Es un Tour de nivel internacional organizado 100% con gente de San Luis. Yo soy uno más como tantas otras personas. No creo hacer nada extraordinario.
- Se ha generado gran identificación con la carrera. ¿En qué nota el aporte a la provincia?
- La carrera es una herramienta de promoción internacional y turística y, entre otras muchas cosas, sirve para que durante enero los hoteles de la provincia estén llenos. Además ha ayudado a que se mejoren las rutas. Algunas, incluso, se han hecho nuevas. Ahora hay mejor infraestructura; en definitiva, una mejor calidad de vida gracias -en parte- al ciclismo.
- ¿Qué otros desafíos te quedan para el futuro del Tour?
- No nos quedaron estrellas sin traer. En esta edición logramos que viniera el campeón del mundo, Michal Kwiatkowski. Con esto hemos cumplido. Pero no nos quedamos y ya tenemos reuniones para sumar más sorpresas para el futuro.
