Lecciones de carácter empieza a pedir el torneo y este Lobo del Parque empieza a darlas. No se esconde, saca pecho cuando más lo complican y da zarpazos estupendos que valen más que tres puntos.
Así se llevó de Mar del Plata un resonante 2-1 sobre Alvarado. Resonante porque costó y porque le permitió volver a la segunda posición de la tabla que clasifica dos equipos para lo que vendrá.
Dio buenas impresiones Gimnasia en el comienzo del partido. Y algunas certezas, claro. Las de ser un equipo serio, de valores individuales por encima de otros equipos, por ejemplo.
Los marplatenses salieron a presionar bien cerca del arco de Viola y sin embargo no pudieron sostener esa idea. Los de Fuentes, con mucha movilidad y el buen criterio de Garay para la distribución rápidamente torcieron ese amanecer del juego en el estadio José María Minella. Y en ese duelo de intenciones, regalaron un partido de frenético, muy vertical y con escasos momentos para la pausa.
Un cabezazo de Martínez para el local y una definición de Palacios Alvarenga que tapó Rago encendían las antorchas de un partido con buen fútbol y muchos goles.
Y si golpeó primero el Lobo fue por ese peso de las individualidades con que cuenta. Porque el juego profundo de otras noches no estaba tan claro y desde una aparición de Fernández llegó el mano a mano que "Chucho" definió con mucha jerarquía.
Ni así reaccionó Alvarado, que siguió siendo vertical pero sin poder encontrar la pausa que podía darle Erviti. Una y otra vez chocó con el enorme trabajo defensivo de los mendocinos. Un buen primer tiempo de Gimnasia, sostenido en el valor de sus nombres propios le dieron la ventaja en el primer capítulo.
El ingreso de Susvielles le dio otro ímpetu al Torito. Ahora tuvo verticalidad y profundidad, porque el delantero arrastró marcas a pura potencia y apareció para igualar un duelo que parecía más complejo. Gimnasia se veía superado por un rival que corría más y mejor. Sin embargo, esas individualidades de las que hablamos al inicio le dieron un plus al Lobo en su peor momento.
Primero fueron las manos de Viola para tapar el 1-2 y luego la decisión de Cucchi que le dio el penal para volver a desequilibrar. Y desde ahí lo volvió a encaminar el conjunto mendocino, más allá de algunas acciones que le quitaron el aliento al hincha mensana.
El cierre estuvo plagado de emotividad por la decisión de Alvarado de jugarse el todo por el empate. El Lobo se apoyó en Becerra y Cucchi para aguantar la pelota y al Torito solo le quedó tiempo para lamentarse. Del otro lado, el Lobo aullaba emocionado.