Las condiciones bajo las que se debe jugar un partido no siempre pueden ser controladas. Hay variantes, sucesos y guiños del destino que hacen que un partido cambie su curso en cuestión de minutos.
Ayer, Gimnasia arrancó con todo la tarde en el Legrotaglie, venciendo 1-0 a Brown de Madryn y exponiendo sus intenciones de ir por afuera para terminar por adentro la jugada. Con Sebastián Matos como referencia, no caben dudas que es el mejor camino que puede elegir el "Lobo".
Sin embargo, antes de que finalizara la etapa, Emanuel García, el que mejor interpreta el primer pase en el elenco mendocino, abandonó la cancha con una molestia muscular y Gimnasia se quedó sin ese eje para la construcción ofensiva.
Sin esa pausa que ofrece el ex Godoy Cruz, el Mensana se volvió demasiado vertical y no tuvo la precisión de otras tardes para lastimar con la velocidad de Pato Cucchi.
El elenco visitante entendió que debía salir de su letargo y lo hizo en el complemento, con Jorge Velázquez como hombre más claro para intentar jugar y ofreciendo un pressing más alto. Fue el peor momento de Gimnasia en el partido.
La pelota volvía más rápido de lo que la defensa despejaba y los nervios abrazaban a los hinchas presentes.
Sin embargo, cuando uno tiene talento individual, puede romper el molde que ensaya el juego en cualquier momento. Eso pasó con el gol de Juan Bauzá, donde participaron varios para ampliar la ventaja.
Con el marcador a su favor, Gimnasia y no volvió a perder la forma y ni siquiera el descuento de Lautaro Parisi incomodó al local. Porque encontró un orden con Lucas Baldunciel a un costado de Pablo Cortizo en la medular.
Brown insistió con algunos lanzamientos largos pero a esa altura de la tarde, la defensa local había afirmado sus bases.
Seis partidos, cinco triunfos y una linda sensación que empieza a sobrevolar el Legrotaglie: en casa, el Lobo aúlla más fuerte que todos.
