En sus años de la escuela Secundaria, el joven estudiante Marcelo Rodríguez le pidió a sus padres los ahorros de su viaje de egresados para comprarle una trompeta dañada a un pastor evangélico vecino del barrio en el Partido de Esteban Echeverría, con la condición de tocar en aquella iglesia, algún día. Allí comenzó todo.
Como Javier Malosetti (sólo por un nombrar un ejemplo cercano), el trompetista, humorista y compositor porteño también conocido como Gillespi (nombre con guiño a otro trompetista, el estadounidense Dizzy Gillespie), siempre se ha deslizado, lo haya buscado intencionalmente o no, entre el rock y el jazz, destacándose en esa espontánea y creativa relación entre la zapada y el jam.
A los 19 años ya estaba arriba de los escenarios. Ya era Gillespi, aunque sin la "e" final. Por el lado de la música de New Orleans, debutó en el Festival Mar del Jazz y por el lado del rock, con Mex Urtizberea, en 1986, integró La Sonora del Plata, iniciando de esta manera su itinerario bipolar como trompetista invitado en bandas como Sumo, Pachuco Cadáver con Pettinato, Las Pelotas y Divididos, moviéndose por el carreteo de templos emblemáticos como Cemento, o Jazz & Pop y el Parakultural.
Fue el punto de partida. A lo largo de más de dos décadas, Gillespi colaboró con los más grandes iconos del rock y el jazz: Soda Stereo, Charly García, Los Piojos, Attaque 77, Willy Crook, 7 Delfines, Pericos, los Ratones, en el regreso de Sui Generis, Bersuit, Cerati, Aznar, Rada, Walter y Javier Malosetti.
Y del lado de las visitas internacionales, abrió conciertos de Ornette Coleman, Maceo Parker, Dave Mathews Band, Erikah Badou, Dewey Redman, Bebel Gilberto. La lista sigue y sigue...
Su magnético sentido del humor trascendió la trompeta y a partir de 1992 Gillespi comenzó a incursionar en otros medios: debutó como conductor en la pantalla chica en 1992 con "Mira quien canta" y en el éter, en 1994, en la AM 1270, junto a su amigo Pettinato en "Basta por hoy". También saltó al cine (compuso bandas de sonidos como la de "¿Sabés nadar’"de Diego Kaplan) y fue productor musical de formatos televisivos como "Fútbol de Primera" y "Televisión Registrada".
El visitante de invierno
Gillespi siempre nos visitó ligado a la música, pero no ha perdido las esperanzas de recorrer la provincia a su modo; le encanta dejarse llevar por los caminos, alejarse de las ciudades, entrar a pueblitos desconocidos.
"Estoy contento de venir a Mendoza. La verdad que la he tenido medio abandonada. Es que por una cosa u otra estuvimos rumbeando por otros lados, para La Pampa, la Patagonia, Rosario, Córdoba. Finalmente estamos contentos de estar acá. Tengo ganas en algún verano, el único momento en que tengo más tiempo, de quedarme acá diez días y visitar bien las afueras. Es un disfrute para mí".
Y se acordó de aquellos paseos: "En estos viajes a lugares he conocido músicos tapados que son geniales. He conocido a muchos luthiers de instrumentos, ya sea de aerófonos en Jujuy. En Humahuaca conocí a un chavón que fábrica quenas que es un fenómeno. En Purmamarca otro que hace charangos llamado Patagua, que trabajó con Jaime Torres. A donde voy me hago amigos, busco los lugares para comer".
Gillespi es un derroche de carisma. Sin querer, al intercambiar preguntas y respuestas, nos resulta inspirador de sonrisas ya en su tono de hablar como si fuera un stand up. Espontáneo, directo, anecdotario y fabulador.
- "Gillerama" tiene mucho de esta idea de ponerle banda de sonido a los paisajes, sobre todo a los rurales, a las panorámicas abiertas. ¿Fue inspirado en esas escapadas?
Gillespi: Sí, totalmente. Es que para mí las grandes ciudades como Buenos Aires no me resultan lugares particularmente inspiradores. Al contrario, me parecen lugares de opresión, donde la gente tiende a enajenarse, a masificarse. De todas maneras alguna que otra canción urbana me sale pero prefiero motivarse con otras cosas. Una prueba de esto es que nunca me mudé a Capital, sigo viviendo en Monte Grande, estoy acostumbrado a ciertos rituales domésticos, como eso de ir a comprar carbón para hacer fuego para un asadito. Ponerme debajo de un árbol y leer un libro o la Pelopincho en el verano.
- ¿Qué van a tocar esta noche?
- Al principio venía Gonzalo Arolas pero tiene otros compromisos y lo reemplazará Álvaro Torres. Son dos músicos que tocan diferente y eso me gusta. Hace cambiar al show. Álvaro es uno de los mejores músicos del país. Es sorprendente. Pero respondiendo a tu pregunta, vamos a tocar un repertorio mezcladito de mis discos y seguramente algún blues, porque vengo con ganas de tocar un blues, y después por ahí agregamos algo de jazz tradicional y jazz moderno, clásicos de Miles Davis, de Herbie Hancock y más.
- ¿Y hay temas cantados?
- En este show no. Cuando estamos con Arolas a él se le ocurre cantar. Hacemos un tiempito en el show y se canta todo. Pero eso no pasará ahora. En Rosario hace poco cantamos un tema de Soda Stereo, pero no es lo habitual. Vamos sin cantante, pura música.
- ¿Te interesa seguir grabando discos?
- Si, de hecho estoy grabando algo nuevo, aunque lo tenía bastante postergado. Es música que comencé a ensamblar hace como dos años atrás. Me armé un bulín, un estudio casero en el patio de mi casa y de alguna manera eso me relajó tanto que no grabo un carajo al final. Lo tendré quizá para fin de año.
- ¿De qué va?
- Sería una especie de continuación de “Gillerama” en el sentido concreto de la palabra. Me armé un estudio con compu portátil con una placa de aire externa para sacarla a pasear. Con esta laptop grabé en directo sonidos en el Norte, en Chubut, en Bahía Bustamante, el Lago Puelo, todo tiene la impronta de los lugares, incluso de los hachazos de unos leños. Grabé un track con eso.
- En esta transición de las tecnologías para el registro de la música ¿Qué pensás de lo análogo y lo digital?
- Me parece bueno que el almacenamiento hoy por hoy es barato. Te comprás un disco externo de un tera y tenés para guardar muchísimo. Discos a full y también las sesiones de grabación. Infinidad de cosas. Antes era imposible. En la época de lo análogo, el registro era carísimo. Vos terminabas de grabar un disco y venía detrás el siguiente músico y te borraban tu cinta para que el nuevo regrabe sobre ella. Y si se perdía el archivo, ¡Minga con hacer remixes en el futuro! Mi primer disco, “Ultradeforme” por ejemplo, mi primera placa, está grabado con cintas de dos pulgadas. Nos gastamos como 2000 dólares en eso. Quedó todo ahí en el estudio, grabado en 24 canales de cinta, ahora esto es carísimo para trasladarlo al digital. Quedó obsoleto. Por otro lado, te digo que por el lado de los instrumentos, sigo eligiendo los de otras épocas. Las trompetas de los años 60, por ejemplo, son buenísimas. Tengo un par de esas de esa época. Con las violas pasa lo mismo.
Álbumes listos y por venir
Después de tantas colaboraciones con estelares, él mismo contó con ellos, como invitados especiales, cuando comenzó a grabar sus propios álbumes: "Ultradeforme" en 1998, con Aznar y Daffunchio; "SuperChatarraEspéshal", en 2001, con Ricardo Mollo y "Live in Gonnet", en 2002. En 2003 editó "Es", con Luis Salinas en los créditos y "Gillespi, Vista Gorda All Stars".
Le siguió en 2005 "Bell Vill", con su propia producción e invitados como Javier Malosetti.
Su último álbum es "Gillerama" de 2009, un inspirado encuentro entre la música y sus ciudades imaginarias, una atractiva mixtura de jazz, soul y rock.
La ficha
Gillespi & Gran Small Band
Día: hoy viernes 5.
Hora: 21.30.
En: Teatro Independencia (Espejo y Chile).
Entradas: entre $150 y $200.
Integrantes: Gillespi (trompeta); Álvaro Torres (guitarra); Sebastián Peyceré (batería) y Rafa Franceschelli (bajo y programaciones).