Gilberto Rómoli: “Para seguir en el negocio nos hemos adaptado y reinventado”

Lleva 63 años en el mercado de indumentaria y productos para bebés y niños. Asegura que todo el tiempo busca captar nuevos clientes.

Gilberto Rómoli: “Para seguir en el negocio nos hemos adaptado y reinventado”
Gilberto Rómoli: “Para seguir en el negocio nos hemos adaptado y reinventado”

Gilberto Rómoli es el propietario, junto a su mujer e hijos, de la histórica tienda de productos e indumentaria para bebés y niños de Mendoza, que cuenta con más de 63 años de trayectoria y se la conoce como "La casita blanca de los niños" y que hoy tiene sucursales y hasta su propia marca de indumentaria.

En esta entrevista el empresario destacó cómo la firma logró reinventarse con el tiempo y competir en un mercado cada vez más atomizado de marcas y negocios por el estilo, además de las dificultades que la misma economía presenta en las compañías locales.

-¿Cómo empezó Rómoli?

-La tienda Rómoli comenzó en 1955 de la mano de mi padre y su hermano Pedro. El primer local que abrieron se ubicó en donde hoy todavía estamos en calle San Martín 1599. A pesar de que el negocio sufrió algunas reformas, debido al paso de los años y a un incendio que tuvimos allí, sin embargo, se conserva casi en 90% tal cual era, con los pisos y muchos de los muebles y compartimentos de ese entonces.

-¿Cómo se incorporó usted y su familia?

-Luego de algunos años el hermano de mi papá -Pedro Rómoli- decidió retirarse y creó otros negocios similares pero en la periferia de la Ciudad, en Junín, Rivadavia, San Martín, etc. Ahí fue que entré junto con mi padre, mi madre y luego cuando fuimos terminando los colegios, mis hermanos y yo ingresamos al negocio familiar.

En estos 63 años de vida pasamos varias modificaciones: fallecieron mi padre y mi madre. Mis dos hermanos decidieron no continuar en la sociedad y luego entró mi mujer y mis dos hijos.

-¿Por qué se la conoce como "La casita blanca de los niños"?

-Fue el slogan con el que empezó y que aún reza en el cartel de ingreso del negocio ubicado en calle San Martín. 
Esto se debió a que en los inicios la empresa comenzó vendiendo únicamente indumentaria para bebés y niños, enfocada no sólo a ropa para el esparcimiento sino también de fiesta, para comunión, bautismo, como hasta hoy. La venta de indumentaria es -actualmente- la base de nuestro negocio.

-¿Cuántos negocios tienen hoy?

-A medida que fuimos creciendo comenzamos a abrir nuevas sucursales. Tenemos dos en calle Rivadavia, que se suman a la de calle Godoy Cruz y otra fuera de la provincia, en San Juan, que la maneja exclusivamente mi hijo Gilberto Rómoli. Todos los demás locales tienen más de 10 años. 
Además proveemos algunos productos a otros locales de venta para niños, pero sin la marca bandera de Rómoli.

"Ante la dificultad de traer solos mercadería del exterior, decidimos abrir una sociedad con diversos empresarios para poder importar en conjunto."

-¿Cómo han logrado reinventarse y competir en un mercado tan competitivo?

-En estos 63 años hemos pasado por todos los avatares económicos, como la híper inflación. Además, de los últimos años, que fue una etapa complicada en base a diversas medidas que se tomaron y que perjudicaron el negocio. 
De a poco nos fuimos adaptando y nos fuimos reinventando a las necesidades y pedidos que hacía la gente y no nos quedamos sólo en la venta de indumentaria.

-¿Qué decidieron sumar?

-En una primera instancia fuimos uno de los primeros negocios de Mendoza que comenzó a traer rodados, sillas para comer, cunas importadas. En ese entonces viajábamos a Iquique a traer mercadería importada de todos lados del mundo y sumar marcas como Graco, Infanti, Peg Perego. 
Luego de eso, y ante las dificultades de traer solos mercadería del exterior es que decidimos abrir una sociedad con diversos empresarios de otras partes del país para poder importar en conjunto, como un pool de compras.

-¿Cómo funciona esta sociedad?

-Con esta sociedad decidimos armarnos para traer mercadería del exterior y además crear una marca propia que ofreciera productos en un nicho de mercado de líneas más económicas pero de excelente calidad. Esta marca que tenemos se llama Baby One y hace 15 años que la estamos trabajando.

Además, funcionamos para poder traer contenedores de productos de primeras marcas, como Graco, Chicco, Infanti, entre otras.

Si la empresa por sí sola tuviera que traer un contenedor con 1.500 coches no sería posible, tanto por el costo que eso implicaría, así como por el tiempo que tardaríamos en vender esos productos. Por ello, lo bueno es que con esta asociatividad podemos cargar variedad y repartir en los locales a un costo menos elevado.

-¿En dónde fabrican la marca propia?

-Todo lo que hacemos con la marca Baby One la fabricamos en China. Viajamos dos veces al año y ahí elegimos lo que vamos a hacer en la temporada, en cuanto a modelos de coches, colores, combinaciones, productos, etc.

Para ello, también viajamos a Alemania, en donde una vez al año se realiza la exposición más importante de productos para bebés y niños. Allí se exhiben todas las nuevas tendencias en coches, colores, cunas, innovaciones, etc. De todo el mundo, principalmente de Europa, que es la que impone la moda que seguimos los argentinos.

Luego de ello, nosotros vamos por ese camino, con una impronta propia, conociendo los gustos y necesidades de los argentinos sin tener que replicar al 100%. Recordemos que el gusto del argentino está orientado a combinaciones y tapicería más parecidas a las de los italianos, mientras que por ejemplo los chilenos se enfocan a los estilos (norte)americanos.

Con la marca propia buscamos llegar al público con un producto de calidad y con precio competitivo.

-Las importaciones fueron un problema durante los últimos años. ¿Cómo están hoy al respecto?

-Se han ido normalizando. Pero tuvimos muchísimos problemas para traer productos, con trabas que nos entorpecieron terriblemente el negocio. Durante 2014, 2015 no nos llegaban productos y marcas fundamentales que los argentinos buscan, como Avent en lo que es mamaderas, sacaleches, o coches Graco, entre otras que podemos mencionar. Esto provocó que tuviéramos un mix muy bajo de marcas importadas y que la gente (si no lo encontraba) buscara en otros lados, negocios, o se fuera a Chile en busca de ítems que estaban instalados por la calidad. 
Sin embargo, de a poco hemos podido ingresar más mercadería y con mayor rotación. En otra época, un mes tenían un coche y durante más de tres meses no te lo traían más. Fue desastroso.

"La industria nacional de productos como rodados, sillas para comer, para auto, en algún momento supo ser muy importante, pero hoy es muy incipiente." 

-La fabricación nacional de productos para niños, ¿ha desaparecido?

-La industria nacional de productos como rodados, o sillas para comer, para auto, en algún momento supo ser muy importante, pero hoy es muy incipiente.

En la época de importaciones desenfrenadas todas las fábricas debieron cerrar porque no lograban competir con las marcas internacionales. Hoy todas las fábricas están en Buenos Aires y Rosario, y algunas de ellas han comenzado nuevamente a producir. Un caso es Pequitas, pero aún no tienen una penetración importante.

¿Cómo se encuentra el consumo de estos productos?

El consumo en este rubro, al igual que en los demás, no logra reactivarse. La gente compra lo justo y necesario y decide pagar en la mayoría de las veces con tarjeta de crédito, que hoy es el medio principal de pago, sobre todo por las promociones y descuentos que realizan las entidades bancarias.

Sin embargo, hay optimismo, se nota en el comprador, pero no tenemos todavía el flujo de ventas que necesitamos para hacer más rentable el negocio en un marco de costos muy elevado.

¿Cuáles son los temas que le preocupan?

-Los costos claramente pesan en el negocio, sobre todo en lo que respecta al sistema impositivo y tributario. Hay negocios que logran sobrellevar esta situación y otros que se quedan en el camino. 
La parte tributaria tiene un problema y es que pagamos impuestos sobre impuestos. Esto quiere decir que tenemos un producto que paga en toda la cadena impuestos, llegando con un precio sumamente alto al consumidor y dejándonos fuera de competencia con otros mercados.

-¿Cuál es el producto estrella?

-Claramente el coche es el producto que tira el negocio. Es que este ítem lo compran todos. Este producto no sólo lo utiliza la gente para salir, sino también en clases más bajas lo usan como silla de comer, cuna para dormir. Hoy el coche para los niños resulta indispensable para todos los sectores económicos.

-¿Cómo les ha afectado el comercio con Chile?

-En lo que más nos afectó fue en la venta de coches, justamente el producto estrella. El problema es que nosotros no podemos competir en precios con ese mercado; en calidad y en variedad sí, porque tenemos los mismos. 
Sin embargo, un mendocino puede encontrar la misma marca, calidad, mucho más económica. Ellos tienen 9% de impuesto sobre el producto que traen de afuera. Nosotros tenemos el 70%, los números no dan.

-¿La indumentaria sigue siendo parte del negocio?

-Sí, claro. De hecho es la base de nuestro negocio. Toda la indumentaria la compramos en el país.

En el último tiempo sumamos juguetería para la primera infancia, pero no representa un espacio importante en nuestras ventas. Sólo lo explotamos para el Día del Niño y Navidad.

Así fue como el negocio se fue reinventando para tener mayor diversidad de productos y responder la demanda de los mendocinos.

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