La aventura de viajes de Gilberto Godoy comenzó a las 21 años cuando le aprobaron la visa para viajar a los Estados Unidos. En ese momento imitó los trámites de una compañera de trabajo de una panadería en la que trabajaba en Rodeo de la Cruz, pero ella no pudo viajar. Él sí.
Era 1969. Su primera escalada en realidad fue Puerto Rico y allí tuvo que quedarse porque los aduaneros lo frenaron por falta de papeles.
Lo iban a mandar de vuelta al país pero un agente, para indagar sobre su identidad, le hizo una pregunta sobre Mendoza a la que conocía por un familiar lejano: ¿quién fue el campeón de boxeo más conocido? Y Gilberto inmediatamente le contestó “Pascual Pérez. De hecho, su familia era amiga de la mía, de Rodeo”, les aseguró.
“Conseguí en el primer día trabajo, novia y casa y allí tuve mi primer acercamiento al fútbol profesional- recordó Gilberto-, ya que Puerto Rico estaba armando su primer equipo histórico aunque como yo era argentino, no pude convertirme en jugador oficial”.
El tiempo en la isla fue corto. Con Norma Iris, su novia puertorriqueña, decidieron mudarse a Nueva York y Gilberto estaba decidido a adaptarse lo más rápido posible: aprendió bien el inglés, taquigrafía, y en los primeros años atendió un quiosco en una parada de trenes de Brooklyn, sin sospechar que años después sería propietario de una emblemática panadería y recuperaría el oficio que aprendió desde niño en Mendoza.
El hechizo de Cher
1987. Gilberto tenía en ese momento 42 años. Vivía con su esposa Nélida y sus tres hijos en Sheepshead Bay. Era ya de hecho jefe de panaderos desde 1980 en la panadería Cammareri Brothers, inaugurada en la década de 1920, y hacía dos años que le había comprado el negocio a sus propios patrones que vivían en el piso de arriba de la tienda.
Gilberto, por entonces, ya era reconocido por sus amigos por su casi adictiva dedicación al trabajo, un empleo que le demandaba 14 horas los siete días de la semana. "El último hermano Cammareri que quedaba me dijo que yo era el único que podía manejarla y me la vendieron", recordó Godoy, ahora instalado desde hace un año en su casa familiar del barrio de Villa Cecilia, en Rodeo de la Cruz.
Un día lo vino a visitar un jefe de locación del director de cine Norman Jewison, que era cliente de la panadería y la había sumado como locación para su próxima película. En ese momento el equipo ya había preseleccionado otros 28 locales del barrio, pero la de la esquina de Sackett y Henry sobresalía por su autenticidad y ambientación.
Un lunes la panadería quedó franqueada por una larga lista de limusinas. Entraron fotógrafos y otros asistentes capitaneados por el productor Patrick J. Palmer, el propio director, y revisaron cada rincón del lugar.
En aquella charla, Godoy les dijo "No tengo tiempo para hacer una película", pero ellos le dijeron "Norman Jewison es el director" y Gilberto les preguntó: "¿Quién es Norman Jewison?". "El director de F.I.S.T., con Sylvester Stallone", le aclararon y él les volvió a preguntar: "¿Quién es Sylvester Stallone?".
Por impulso, Gilberto tomó un almanaque manchado de grasa que colgaba de una pared para limpiarlo con su delantal pero inmediatamente Palmer lo detuvo: "Queremos que el lugar luzca como está. No queremos que modifique nada", le demandó.
Un día después, él mismo le interrumpió la cena al mendocino quien había ido a comer a un restaurante junto a la tienda. "Tengo una noticia para vos. Vamos a filmar en tu panadería y además queremos que participes como actor en ella. Es una breve intervención".
"A pesar de que mi primera reacción fue negarme rotundamente, la idea se me fue acomodando de a poco", recordó Godoy. "Iba a interpretar Rocco, el socio del personaje de Nicolas Cage que sólo aparecía una vez y además iba a decir una línea breve en el sótano donde estaban los hornos de ladrillo cuando lo viniera a visitar Loretta Castorini, el personaje que interpretaba Cher".
A esa altura, Gilberto ya formaba parte íntima del equipo. Le había enseñado a amasar a Nicolas y les daba el pan del desayuno a todos. Gilberto y Nicolas se hicieron de hecho amigos. incluso una vez, Nicolas tomó mate cebados por la madre de Gilberto, que en ese momento estaba de visita en la ciudad.
"Una noche varios actores y gente del equipo nos fuimos a bailar al Studio 54, que había sido remodelado en aquella época. Tanto Cher como Nicolas, al llegar a la panadería se cambiaron de ropa delante mío. Y de cómo lucía ella sin ropa ha sido una pregunta que siempre me hicieron", comentó entre risas.
Por esta participación, en la que sólo expresa: "Ronnie, alguien te busca por acá", Godoy forma parte todavía del sindicato de actores, el Screen Actors Guild, y recibe aún pequeñas regalías por su participación en la película.
Una burbuja de fama
Godoy dormía en la tarde y prendía el horno a la madrugada para proveer a clientes de la cadena River Café, en Brooklyn y Savories en el Rockefeller Plaza, aunque la demanda de sus cocinados creció exponencialmente cuando la película no sólo se estrenó en diciembre de ese año sino que entró en la competencia de los premios Oscar.
De hecho, muchos turistas se animaban a cruzar el río desde Manhattan para comprar unos bollos de pan y Gilberto les autografiaba las bolsas. La frase "Te vi en la película de Cher" se repetía todos los días mientras atendía detrás del mostrador a sus clientes, mientras repartía 5 mil panes al día a restaurantes y hoteles de Manhattan y Brooklyn.
Durante el rodaje que duró tres días -en los que Godoy durmió en el sótano del local en una cama hecha de bolsas de harina- solo dos escenas de la tienda aparecen en el film, pero el barrio se había agitado como nunca por una filmación que duró 17 días en total.
A lo largo del éxito de "Hechizo de luna", Gilberto realizó docenas de entrevistas televisivas y radiales y el New York Times le dedicó un reportaje especial.
"Hechizo de luna" se estrenó el 16 de diciembre de 1987. No sólo fue un éxito comercial (costó 15 millones y recaudó más de 80), sino que recibió seis nominaciones al Oscar y ganó tres: mejor actriz para Cher, mejor actriz de reparto para Olympia Dukakis y mejor guión original para John Patrick Shanley.
"Me invitaron a la ceremonia del Oscar pero no fui. Tenía que trabajar. Al otro día -el 12 de abril de 1988- ni sabía que Cher había ganado el premio por su personaje en la película", rememoró.
Luego del torbellino mediático que duró medio año, Gilberto volvió a trabajar con normalidad en su rutina de panadero. Si bien con "Hechizo de luna" debutó en el cine, volvieron a convocarlo una década después para una breve interpretación otra vez en su oficio, en el policial "A Brooklyn State of Mind", de Frank Rainone, de 1998, que protagonizó Danny Aiello, compañero de la película de Jewison y el tercero en discordia entre los personajes de Cher y Nicolas Cage.
Diez años después, la panadería se declaró en quiebra, luego de tres difíciles años en el que Gilberto se divorció de su esposa Nélida y uno de los hornos se incendiara. Una pérdida de la que no se pudo recuperar.
Si bien el cine le regaló una iluminada, aunque breve, temporada de fama, Gilberto en realidad sintió siempre más confort por su profesión de panadero y su relación con el fútbol, sus dos pasiones.
Hace un año que Gilberto volvió a vivir a su casa familiar. Tiene hoy 70 años y está jubilado por las leyes estadounidenses. Sus hijos, Gabriel, Janet, Andrew y Michelle, le han dado siete nietos.
Aún así, descansando, él todavía desea volver a trabajar en los medios. "Me encantaría que me convocaran para participar en los programas de radio de deportes de Mendoza. Sé que hay muchos y muy buenos. Nunca voy a perder mi pasión por el fútbol y el micrófono", afirmó.
Fútbol y radio
Gilberto, antes de irse a los Estados Unidos, había compartido canchas con Benito Valencia en el Club de Deportivo Guaymallén, junto a los hermanos Ríos y la "Rata" Canadela.
En New York, a principio de los 80, conoció al hermano de la leyenda del fútbol brasileño Pelé, Zeca Nascimento. En un momento, Zeca contacta a Gilberto con una agencia de publicidad que termina por contratarlo para que este elija y entrene a niños jugadores para un comercial. Durante el rodaje, él le propone mejorar una toma de un cabeceo y terminó dirigiendo la producción que fue importante en los Estados Unidos en la época del Mundial de Fútbol del 86 en México.
En la década de 1990, dirigió un tiempo un equipo semiprofesional del barrio, el "Brooklyn Italian", con el que consiguió varios trofeos y reconocimientos.
Por aquel entonces, muchos técnicos y jugadores se hicieron amigos de Gilberto, como Carlos Salvador Bilardo, Enzo Trosero y Roberto Saporiti, a quienes recibió en su propia casa.
En los últimos quince años, Gilberto fue conductor de un programa de radio y además notero de otros en la reconocida cadena Wado 1280 AM de New York, perteneciente al multimedio Univisión Radio que transmite en idioma español.
El programa nocturno "Wado deportivo" conducido por él, era escuchado por tres millones de oyentes. Actualmente, Gilberto es un eventual corresponsal de Argentina para esta cadena hispanoparlante.