La primera vez que pisó un escenario - tras un año de canto, danza y teatro- fue para salir cantando "Rescata mi corazón". En el teatro Picadilly de Buenos Aires, la mendocina Giannina Giunta (37) supo, desde entonces, que ya no se bajaría más.
Ahora, con 20 años de trayectoria, la actriz, cantante, bailarina y productora que trabajó con Flavio Mendoza, Cacho Castaña, Pimpinela, Susana Giménez, Nacha Guevara, Mariana Fabbiani, La Sole, Miranda, Valeria Linch, Nocheros, y con cientos de mediáticos más, vuelve por unos días a su tierra natal con un nuevo single llamado "Sigo mi instinto" y con un montón de anécdotas, delante y detrás de bambalinas.
- De todos los espectáculos en los que has participado, ¿ cuál fue el que en alguna medida te transformó?
- “Stravaganza” y Pimpinela fueron los momentos que marcaron mi carrera, con Pimpinela en el 2009 como protagonista en el Luna Park, invitada a participar de un sketch como actriz solista junto al Dúo para luego hacer su obra “Pimpinela la familia”. Giras por el país, los más importantes teatros de Buenos Aires, luego sus video clips, presentaciones en TV e invitación a cantar en su último disco. A partir de ese momento comenzó mi reconocimiento del público: empecé a tener fans en todo el mundo y mayor popularidad artística. Un antes y un después.
- ¿Cómo fue la experiencia de "Stravaganza"?
- Stravaganza fue estar en primera. Con un espectáculo nacional de lujo, de alta calidad artística y en un rol ya de figura dentro del espectáculo, junto a un elenco de artistas súper versátiles, jóvenes y talentosos. Flavio (Mendoza) me dio un lugar destacado, jugado. Cantaba sumergida en el agua, bailaba y cantaba sobre un escenario rodeado por fuego, había nieve y viento. Todo, con unas canciones que estremecían el alma.
Puso todo de sí. Literalmente, dejó su voz en ese espectáculo: más de 500 funciones, con cambios de vestuario y peinado total en cada canción, durante 3 temporadas.
La pasión le valió el premio "Estrella de concert", mientras vendía su disco solista en la salida del teatro.
- De todos los artistas con los que trabajaste, ¿cuáles te dejaron las mejores lecciones (de la profesión y de la vida)?
- Sin duda, Lucía y Joaquín Galán, ya que además de ser seres generosos son personas muy sencillas, que me abrieron las puertas de su casa para festejar cumpleaños, navidades. Me dieron un lugar impresionante dentro de su núcleo y sus trabajos.
También Flavio Mendoza me brindó mucho respeto y un lugar que no me hubiera imaginado; es una persona muy exigente y eso me gusta. Trabajar con Nacha Guevara también fue muy productivo, mas allá de que a veces los artistas sufren con ella por su carácter. Es una persona de la cual aprendés mucho artísticamente, por el perfeccionismo que busca y pretende de uno.
- ¿Cómo es el "detrás de escena" de estos shows?
- Con Flavio era genial porque él estaba en todo. Uno sabía que te miraba desde algún palco, camarín o desde el techo del teatro. Un día me resbalé en escena y quedé cantando en el piso como si eso fuera parte de la puesta. Flavio bajaba en una cuerda, suspendido desde el techo. Pensé que no me había visto, pero en vivo bajó, me miró, me guiñó el ojo y me dijo "ah, bien como resolviste". Con Nacha Guevara me pasó algo fuerte. En una escena, una bailarina sin querer me puso el pie y rodé dos vueltas por el piso.
Pareció parte de la coreografía porque me paré y seguí mágicamente a tiempo. Nacha me saltó por arriba como si nada, y solo me dijo al terminar: "Querida, ¿estás bien?". Es brava. Un día me llamó a su camarín y me dijo: "Querida bajame la energía que hacés mucho". Quería tenerme cerca pero sin que resalte tanto. Cacho Castaña fue uno de los artistas con los que primero trabajé, un galán que siempre elogiaba a sus bailarinas.
Susana Giménez, divina. Cuando me gané una moto en una de las fiestas de su productora, me abrazó más contenta que yo. Eso que siempre nos saludaba de lejos porque no quería que le marcáramos el maquillaje. ¡Muy diva! Matias Ale, un cariñoso. Solía pedirme que lo maquillara aunque estuviera su novia cerca. Un día le conté que tenía miedo a volar en avión y, como es piloto y sabe mucho, me dio una hermosa charla de cómo son los aviones y cómo no temer al vuelo.
Ante todo, Giannina se considera cantante. Aparte de grabar un disco para la prevención del VIH junto a Daniela Mercury, lanzó su primer disco solista, "Vuelvo a Amanecer".
- ¿Cuál es el concepto de tu disco debut?
- Mi primer álbum fue buscado, como un hijo. Gestarlo no fue fácil, pero una vez que lo tuve en manos sentí la plenitud de haber logrado algo de mucha calidad, con unos músicos tremendos. Quizá no apunta a lograr el hit del momento sino a plasmar mi fuerza vocal, mis matices y una música me marcó: temas con una fusión de funk, soul, jazz, dance y pop. Pero mis nuevos temas tienen un tinte pop electrónico comercial.
- ¿Qué te inspira para componer canciones?
- Mis composiciones siempre fueron compartidas con otros músicos. En mi primer disco, mi hermana gestó casi la totalidad. Me gusta hablar de la vida, de la esperanza, del camino por recorrer, de brindar algo positivo, del amor, de la magia.
- ¿Cuál es, después de todo lo andado, tu sueño por cumplir?
- Siempre fui muy soñadora, aún sigo pensando que mi gran sueño está por venir y que si bien estoy cerca aun falta, porque no es fácil para cualquier artista convertirse rápidamente en una figura internacional. Pude abrirme camino en otros países y a eso voy. Quiero ser una artista sin fronteras, que mi música llegue a todas partes del mundo, que sepan quién soy en todos los continentes y que la gente me respete y siga mis pasos. Llenar estadios sería mi máxima meta, y poder el día de mañana protagonizar obras pero desde mi identidad.
- Y fuera de los escenarios...
-Fuera de lo artístico, también me gustaría lograr algo mágico, que los animales sean respetados y cada vez se los proteja más. Ayudar a las fundaciones de animales en su rescate y actuar como abogada (otra de mis facetas) para lograr que esto sea así.