El editor y escritor Germán Mémoli (37) es un personaje literario en sí mismo: un Doctor Jekyll y un Mr Hyde. Parte de su día lo dedica a enderezar llantas con la rudeza de un leñador y otra parte de la jornada edita y arma libros con la delicadeza de una mariposa en vuelo.
Mémoli está a cargo -junto con María Cabaña y Luis Revol- de la editorial Glifo, dedicada a la edición de libros artesanales que cada vez se ven más en las librerías de Mendoza.
El edificio de Glifo está oculto en la calle Profesor Romera de Los Corralitos tras un muro hecho de troncos. Es la casa de Mémoli que se mudó un poco lejos del ruido de la ciudad para hacer sus trabajos acompañado solo con los ladridos de su perro. Y no son pocos ladridos.
"La idea de la editorial surgió como una necesidad personal. En 2014 yo tenía un buen número de poemas y me puse a buscar alguna editorial para publicar. Entonces me di cuenta de que no podía hacerlo con las editoriales tradicionales, por llamarlas de algún modo, y con un grupo de amigos decidimos poner la editorial propia y con precios accesibles para los autores. Juntamos algo de dinero y compramos una impresora con virtudes de velocidad y eso ayudó bastante, fue el impulso inicial.
“Nuestro objetivo es rescatar autores y obras que, según nuestro criterio, no tienen o no han tenido la difusión que merecen”, indica la presentación del emprendimiento en las redes sociales.
- ¿Qué tipo de textos editan?
- Nos dedicamos a la edición, maquetación y diseño de libros de literatura. Poemas, cuentos y novelas, de ahí no nos movemos. Hacemos el servicio completo del trabajo editorial. Nos traen el texto, la idea del libro, y asesoramos en todos los aspectos de la edición. De acá el autor se va con el libro listo.
- Contaban con alguna experiencia previa?
- Pasa que en 2014 empecé yo solo. Y en 2018 se unieron mis dos socios. Por más que no sabíamos demasiado, nos largamos y todo empezó a funcionar mejor de a poco. Hoy no nos podemos quejar. Gracias al boca en boca, los autores fueron apareciendo. Además pusimos nuestra página en la que aclaramos que somos editorial y taller gráfico. Así es que hemos llegado a casi veinte títulos publicados en poco tiempo. Y entre los más renombrados tenemos al escritor Carlos Levy. También hemos colocado algunos libros en España.
Mémoli aclara entre mate y cigarrillos rubios, que Glifo no se dedica a la distribución de los ejemplares.
“El autor se lleva su caja con sus libros y decide dónde colocarlos; además por lo general nuestras tiradas son cortas. Sí ayudamos si hay que hacer una presentación de la obra. Y ahora estamos contactándonos con la editorial cordobesa (Borde Perdido) que como nosotros hace libros artesanales. La idea es hacer un intercambio de títulos, pero recién estamos conversando”.
- ¿Cómo definís la situación editorial en la provincia?
- No me considero un erudito para opinar de la situación. No me junto demasiado con otros editores o editoras, no formo parte de eso. Pero si se trata de dar mi parecer, te digo que lo veo como está todo en la economía; un poco parado. Pero a su vez, ese parate provocado por la crisis que hay nos ha beneficiado porque somos una salida económica para un autor que por ahí no cuenta con tanto dinero pueda hacerse de su libro.
- ¿Cuánto le cuesta a un autor publicar un libro estándar?
- Ciento veinte pesos por libro, un libro estándar. Después todo va a depender del tipo de papel, de la cantidad de ejemplares, entre otros detalles. Si se compara con los precios de mercado, es accesible.
En su casa alquilada de Los Corralitos, Mémoli dice que gracias a la editorial y a unas horas de Lengua que ha tomado recientemente en un colegio, puede vivir con dignidad. "De todos modos -aclara- el oficio que me da de comer es enderezar llantas. Todos en la editorial debemos apelar a otros trabajos para subsistir".
- ¿Qué lleva más tiempo en un libro artesanal?
- La maquetación es lo que más me costaba antes; ahora no tanto. Y después las charlas con los autores para negociar; algunos son más accesibles que otros, pero hasta ahora hemos llegado a buen puerto con todos. Pasamos del hilo de algodón al de nailon que terminó siendo más fácil. También usamos la prensa que en la casa de mi abuelo se utilizaba para encuadernar. Por eso se aclara que, salvo la impresión, la otra parte -cosido, pegado- es totalmente artesanal.
- ¿Hay muchos escritores en Mendoza?
- Hay un montón. Y de acuerdo con nuestra experiencia acá en la editorial, podemos ver cómo va mejorando la calidad de los textos. Por ejemplo acabamos de editar “Aguas negras y otros cuentos”, de la escritora Evangelina Herrera Mosso, y es un trabajo de calidad excelente. Hay escritores que no son conocidos por ahora, pero que les vemos gran futuro.
- ¿Qué es más difícil, enderezar una llanta o coser un libro?
- (piensa por largos segundos y sonríe) Y... enderezar una llanta.
Contacto
En las redes sociales, los interesados, con apenas tipear "Glifo: editorial y taller gráfico" pueden acceder al contacto. O bien llamar al 261-6549712 (Germán Mémoli).