Si hay una virtud que atraviesa la consistente trayectoria de casi tres décadas de Las Pelotas, sin duda es la siempre lúcida coherencia discursiva que ha tenido la banda desde su desprendimiento de Sumo.
En sus recitales, en cualquiera de los formatos en que se presenten (ya sea acústico, festivalero, en un estadio o en pubs), siempre ha habido un espacio para el apunte social y la crítica política, y para el recuerdo.
Por eso no podría extrañarnos que la banda de Germán Daffunchio protagonizara las conmemoraciones del "Día Nacional por la Memoria, la Verdad y la Justicia" en el marco del festival "Rock por la memoria", que desembarcará esta noche en el Espacio Cultural Julio Le Parc.
Más allá de la música, Las Pelotas es de las pocas bandas clásicas del rock nacional que se identifica plenamente con sus seguidores, consiguiendo un ida y vuelta de devociones y afectos y siempre tienen algo que reclamar, algo que agitar, algo que alertar, algo que recordar.
De hecho, el ensamble viene de tocar en los dos enormes encuentros del Lollapalooza, el chileno y el argentino. En el hipódromo de San Isidro, Germán se preguntó "¿Dónde está Julio López?", justo antes de meter el dedo en la llaga emocional de la audiencia al cantar "Desaparecido".
El mismo fin de semana, pero en el Parque O Higgins de Santiago, "Capitán América" movilizó la platea con las imágenes de Donald Trump en las pantallas. "En treinta años, nunca habíamos tocado en Chile", nos contó -vía telefónica- en una pausa Germán, mientras descansaba en su casa de las sierras cordobesas.
–¿Habían tocado antes en el país trasandino?
–En realidad, en estos treinta años, sólo una vez. Para nosotros fue una experiencia altamente positiva. Nosotros vamos y tocamos, pero estos festivales quizá no sean los lugares adecuados para mostrar 15 discos en una hora de programación. La idea, como le había contado a un medio chileno, es volver pronto a tocar solos, por nuestra cuenta.
Pero para nosotros (una banda complemente independiente, con el manejo de nuestro propio sello desde el comienzo), resulta complicado hacer viajes al exterior. Cualquier viaje que querías hacer era garpado por nosotros mismos. Imaginate, si ya es complicado moverse por las provincias, prepararse para salir del país es toda una tarea.
–¿Qué te parece el fenómeno de esta enorme producción que son los Lollapalooza?
–Creo que es una prueba de cómo se transforman las cosas en el tiempo. Acordate que el Lolla nació para visibilizar bandas alternativas hace muchos años en Estados Unidos y ahora se transformó en una mega empresa de eventos. Pienso además que es un contexto complicado. Es un negocio inmenso, impresionante.
Es al menos para sacarse el sombrero por su nivel de organización y logística. Acá hay una reflexión. Pero nosotros sabemos la mecánica de los festivales. Hace muchos años que tocamos en festivales. En el toque de Buenos Aires, de todas maneras, sufrimos mucho arriba del escenario. Pero si te tengo que nombrar un festival que me gusta mucho a mí, sin duda es Cosquín, porque considero que es el encuentro más federal del rock de nuestro país.
A mí me consta, siempre lo digo, que hay muchos pibes argentinos juntando la guita moneda con moneda todo un año para comprarse las entradas y viajar a Córdoba. Es lindo. Ellos viajan para disfrutar de las bandas que quizás nunca van a ir a tocar a sus pueblos.
–¿Y ustedes? ¿Qué hacés en tu casa detrás de escena durante los festivales? ¿Cómo se siente estar allí?
–Siempre antes de salir a tocar se te arma un nudo en el estómago. Es una bola de nervios. Pero cada uno con los años va buscando la manera de canalizarla. De zafar. En mi caso estoy concentrado para dar todo el tiempo lo mejor.
–Revisando el historial de sus grandes conciertos, contame algún anécdota sobre la convivencia en el escenario con AC/DC, Kiss, Los Rolling Stones...
–Me acuerdo ahora del toque con Kiss. Algo que al final no resultó ser tan simpático o anecdotario. Nosotros tocamos antes pero, mientras nos presentamos, el público comenzaron a tirarnos cosas, especialmente desde la platea VIP. Te dabas cuenta de que era gente que había pagado la entrada más cara la que más violencia repartía.
Varios de ellos, me acuerdo, estaban maquillados como los miembros de Kiss y nos tiraban botellas, algo que podía ser bastante peligroso para nosotros. En un momento, en mi caso, estaba bastante enojado, paré y les dije al micrófono que pararan un cacho, que ya llegaban los Kiss, quienes llevaban horas maquillándose en los camarines. Veía a aquellos que se disfrazaron de Kiss porque de adolescentes querían ser como ellos. Si un fan supiera cómo son realmente muchos músicos que pagan por ver, sin duda se caerían muchos mitos. Te digo la verdad, los Kiss me parecieron unos idiotas.
–Tengo entendido que quieren volver a México.
–En los últimos años, hicimos una esperada gira por España (allí tocaron frente a 45 mil espectadores) y el año pasado tocamos en México y claro, queremos volver ahora, pronto.
–¿Qué pensás de la forma en que nosotros, los argentinos, reflexionamos sobre la memoria?
–Es un tema ríspido. En este país, la historia en general fue siempre muy mal contada. Es un tema en realidad trágico. Es el principio del fin. Es importante acordarse. Tener memoria. Siempre he deseado que tengamos como sociedad una auténtica revisión histórica, sobre qué nos pasó. Si tuviéramos esa revisión histórica de verdad, nuestra suerte quizá sería más venturosa. Seguimos siendo un país que se olvida muy fácil de todo.
Fijate lo que pasó con Facebook ahora. La gente está presa de desinformación, de mentiras, de verdades. Uno ya no sabe qué es cada cosa. Habría que pensar quiénes son los que quisieron que en Argentina exista una grieta y sobre todo quiénes la crearon. Para mí es como sentir que estamos volviendo para atrás.
Rock Por la Memoria
Día: 24 de marzo
En: Espacio Cultural Julio Le Parc (Godoy Cruz y Mitre, Guaymallén).
Hora: desde las 19.
Actuarán: 14/22, Cerebro de mono, El Gordo Cañón y la Poxiband, Cinical y Las Pelotas.
Entrada libre y gratuita.