Cuando Las Pelotas empezó el 2019, lanzó sus propios vinos: "Víctimas del cielo" y "Brindando por nada", producidos por bodega Las Perdices. Fue algo impensado, surgido de largas amistades que Germán Daffunchio y equipo fueron nutriendo a lo largo de tantos años visitando Mendoza. Pero también, los vinos surgieron de cierta simpatía con algunas de sus canciones más conocidas. Himnos báquicos con pulso de guitarra.
El nombre "Víctimas del cielo", por ejemplo, cayó justo en la etiqueta, para definir lo que es la vid en nuestra provincia: víctima de heladas y granizos. Cuando maduran, victoriosas: "Un vino que se llama así parece que resistió todo", reflexiona Daffunchio al teléfono. La voz suena carrasposa y parece pícara: "Total nosotros, con tal de tener unas botellas de vino, hacemos cualquier cosa", comenta en chiste.
El punto es que Las Pelotas encuentra también cerca del cielo su quinto elemento. En Traslasierra, Córdoba, tienen las nubes cerca y, cuando vuelan las musas, aparece la inspiración. El próximo disco, del que ya anticiparon dos cortes, fue tramado así, pero con una aclaración: se tomaron su tiempo y lo hicieron tranquila, sesudamente. Por eso será un disco maduro, pero también un disco implacable.
-¿Qué podés adelantar?
-Es difícil que un artista te diga que el disco que viene es malo o que no le gusta (sonríe). Pero te digo que el disco que se viene es hermoso. Trabajamos mucho. Fue el primer disco al que le dedicamos su merecido tiempo. Los discos anteriores los hicimos entre giras, pero para componer éste paramos un poco de tocar. El resultado es un discazo, al menos para mí. Los dos primeros cortes dan una idea de para dónde va.
-Ya antes decías que "Brindando por nada" era el gran disco de la banda...
-Nosotros siempre nos ponemos el desafío de buscar nuevas músicas, aunque Las Pelotas son siempre Las Pelotas. Pero este trabajo es distinto al disco anterior. Y siempre cuando uno termina el último piensa que es el mejor.
-¿Con el tiempo se va aquilatando la música o ustedes se van poniendo más exigentes?
-Creo que somos como el whisky: con los años nos vamos poniendo mejores.
-Leí que te gustaría hacer un disco solista, ¿te sentís preparado para eso?
-Preparado estoy, pero no tengo tiempo. Tengo la fantasía de hacer un disco con mis hijos, que son músicos también, trabajan dentro del equipo con nosotros. Pero es un proyecto. Lo importante es tener proyectos, creo. La verdad es que no me da el tiempo, estamos trabajando mucho. Y para hacerlo, habría que hacerlo bien. Sería un disco entre familia, pero también es el viaje del padre con sus hijos.
“Dando vueltas” y “Nadie fue” son los cortes con los que la banda anticipa su próximo material, sin fecha de lanzamiento aún. En el segundo videoclip, un proyector nos muestra, a través de imágenes y registros audiovisuales, los últimos setenta años del país. Las canciones de Daffunchio tienen un fuerte componente político: una opinión que en ninguna entrevista, nunca, se ahorra.
-Esa frase del "Dando vueltas" parece algo metafórico de nuestro país. ¿Creés que la Argentina también "vive dando vueltas y no cambia nunca nada"?
-Sí, y “Nadie fue” es un tema histórico. Un tema totalmente político. Es un tema que habla de la Argentina de los últimos 70 años, donde estamos haciendo siempre lo mismo: pasan los políticos, pasan los versos, pasan las caras sonrientes en los carteles... pero seguimos esperando un milagro. Quizás algún día nos planteemos qué país queremos tener y sentar las bases de un país en serio.
-¿Pero el escape es un milagro, como decís, o ves algún tipo de solución, como la educación?
-Está claro. La educación de los últimos 50 años cada vez fue peor. Los gremialistas argentinos se dedican, vaya a saber por qué intereses políticos, a parar y quejarse, que está bien también, porque todos podemos quejarnos, ¿quién no se puede quejar en este país? Pero la educación está peor. Tengo la esperanza de que, si no se acaba el mundo antes, nos pongamos de acuerdo en qué país queremos ser. Es muy loco, es inaudito, es inconcebible que Argentina, cuyo tamaño es como varios países de Europa juntos y con poca población, que nos caguemos de hambre. Demuestra una incapacidad desde siempre, porque cada político viene, pasa y hace lo que se le canta el culo, y destruir todo lo que hizo el otro y así... nunca hay una base para hacer nada. Pero le tengo fe a las generaciones que vienen. Tienen una visión mucho más real de lo que es el mundo.
-¿Hay que darle lugar a los pibes?
-Sí, a ellos, a la educación y a la gente culta que sabe, no a los que están en los lugares de poder por militancia. Me parece que los tiempos del mundo son otros. El tema “Nadie fue”, justamente, va a que parece que en este país nadie es responsable de a lo que hemos llegado.
-Pero también hay cosas que sí cambian para mejor, como el movimiento de mujeres. En el rock eso ha golpeado muy fuerte.
-Sí, eso es innegable. Hace poco estuvimos tocando en Europa y pasamos por Berlín. Fue alucinante. Yo no conocía. Las sociedades europeas, que sufrieron las guerras y donde las mujeres tuvieron que ocupar el lugar de los hombres en las fábricas para trabajar, eso ni se cuestiona. La gente es totalmente libre. Es indudable de que el movimiento feminista es un gran avance en la Argentina, pero vamos a lo más grande: ¿cómo es posible que acá, donde hay provincias con el tamaño de países de Europa, hay gente que se cague de hambre? Hay una incapacidad para generar los recursos. Solo falta que la gente se despierte y empiece a exigir. Basta de versos. Esto parece un carrusel y vamos dando vueltas al mismo lugar.
-¿Y qué hace el rock en este panorama después de tantos años, seguir insistiendo o evadirse un poco?
-No, no. En mi caso la música es una terapia. Al hacerla y decir lo que se siente uno no se siente cómplice. Casualmente todo esto que te digo tiene que ver con todos los años que vengo viajando el país. Uno ve la Argentina real, no la Argentina que nos hacen creer, y es inexplicable. O sí, sí es explicable, pero es inconcebible. En algún momento nuestra clase política tendría que mejorar.
-Hablábamos de los jóvenes, que han tomado la escena con el movimiento del trap. ¿Has puesto el ojo en eso?
-Hay muchas cosas que me parecen re buenas. El ser humano todo el tiempo tiene que buscar cosas nuevas para identificar a su generación. Es música que nace. Hay muchas cosas que no me gustan y hay muchas cosas que sí. Ahora bien, el tema es la influencia cultural de las potencias. Hay cosas que me dan un poquito de impresión, como esos raperos que siempre están llenos de oro arriba de limusinas. El tema es complejo. Si algo me impresionó de Europa es lo inmersos que están en la sociedad de consumo, que generó algo que hoy está haciendo mierda el mundo.
-Volviendo al rock nacional. Hace poco fue noticia que vuelve Soda Stereo, obviamente sin Gustavo. ¿Qué opinás de ese encuentro?
- (sonrisa nerviosa) Qué se yo... Me reservo. Puedo decir que los músicos tienen derecho a tocar. Estamos hablando de la sociedad de consumo; es decir, lo que a la gente le gusta consumir y lo que podés vender y lo que podés comprar. Este tipo de cosas son un negocio. En lo demás, me reservo. A mí no me genera absolutamente nada. Es como si nosotros hubiéramos hecho tributo a Sumo sin Luca [Prodan]. Y... es raro.
Ficha
Las Pelotas
Fecha y hora: El sábado 2 de noviembre, a las 21.
Lugar: Arena Maipú (Maza y Civit, Maipú)
Entradas: $800, $900 y $1200 (más costos de servicio) en www.tuentrada.com, Maxi Mall y Musimundo (Portal Los Andes). En la boletería de Arena Maipu no se cobra servicio.
