El causa que tiene como protagonista a Fernando Kainer (49), -el gerente de una financiera sanjuanina detenido por presuntos abusos a su hijastra que se habrían producido en la finca de su ex mujer, en Lavalle- sumo "una de cal y una de arena". Es que por un lado, la Justicia le dictó la prisión preventiva pero por otro, le dio el beneficio de la prisión domiciliaria pero pagando una importante caución.
Esta semana se llevó adelante una audiencia remota en la que la fiscal de Delitos Sexuales Virginia Rumbo, solicitó a la jueza Miriam Molto la prisión preventiva por el delito de "abuso sexual gravemente ultrajante, agravado por la situación de convivencia preexistente y por encontrarse a cargo de la guarda de la víctima".
Frente al cúmulo de pruebas que reúne en este momento de la investigación, la jueza confirmó el pedido de la fiscal, quien no solo se refirió a la credibilidad del relato de la presunta víctima que hoy tiene 18 años, sino también al de una amiga de la chica que ya prestó declaración.
Se trata de una testigo de peso, ya que declaró que cuando ambas eran pequeñas, su amiga le contaba que era abusada por su padrastro.
Pero, por otro lado, los defensores de Kainer solicitaron el beneficio de la prisión domiciliaria. Tanto la fiscal Rumbo como el abogado de la víctima, Guillermo Gorelik se opusieron advirtiendo un posible entorpecimiento de la investigación y hasta una posible fuga.
Pero la jueza Moltó terminó concediendo la domiciliaria, sobre todo porque la víctima actualmente residen en el exterior por lo que no hay peligro para ella.
Así las cosas, previo a pagar una fianza de 100 mil pesos, el gerente fijó un domicilio en Mendoza, donde deberá esperar hasta que el caso llegue o juicio.
El caso
La fiscalía de Delitos Sexuales investiga a Kainer desde los primeros meses de 2020, cuando una joven de 18 años denunció que había sido abusada reiteradamente, cuando tenía 11 años, por quien en ese momento era el esposo de su madre.
Los abusos, según la chica se habrían producido en Lavalle, donde su madre tenía una emprendimiento turístico en que también trabajaba el sospechoso.
En los últimos tiempos, la presunta víctima estaba cursando un cuadro depresivo que hizo eclosión cuando le contó a su psicóloga que había sido víctimas de tocamientos por parte de Kainer, al menos siete veces, en la finca lavallina. Las presuntas agresiones sexuales habrían ocurrido siempre en momentos en que su madre no estaba en el lugar y sin que sus hermanos lo notaran.
Esas manifestaciones que la joven le hizo a su psicoterapeuta, fueron llevados por la familia de la víctima como prueba y forma parte del expediente.