En un día soleado y con la buena predisposición de siempre, Gerardo Martino atendió a Más Deportes en el predio de Ezeiza. Sin temas tabués, el Tata habló de todo. Un tipo sencillo, que ha ido creciendo junto con su carrera y que da gusto poder conocer.
“Tratamos que a medida de que van llegando los pedidos ir cumpliendo. No es fácil, porque además lo vamos midiendo en función de no estar todos los días en los medios. A veces se van juntando y en una semana tenemos que hacer varias entrevistas. Yo soy del interior y lo único que no me permitiría sería no atenderlos”.
-¿Cómo te llevás con la prensa y la exposición que te da la Selección y que también tuviste en Barcelona?
-Lo que pasa es que funcionan de una manera diferente. En Barcelona los contactos con la prensa eran exclusivamente por conferencia de prensa, pero como el equipo jugaba mucho prácticamente todos los días estábamos dándolas. Está claro que es algo que no me enloquece pero se que tengo que hacerlo y que además la función y el rol que cumplo hoy amerita que en determinado momento tenga que hablar de lo que pasa en la Selección.
-¿En tu etapa como jugador también eras esquivo?
-Era diferente. En cualquier otro lugar y aún en la época de jugador las notas eran cada tanto. Acá son permanentes y entonces por ahí uno entiende que la gente en su casa diga 'uh, otra vez este tipo en el diario, en la radio, en la TV...'. Se pierde así un poco esto de que el contenido sea algo entretenido y digno de sentarse a leerlo o escucharlo.
Porque estar tanto tiempo y en forma reiterada en los medios no es bueno. Un poco lo emparento con los muchachos que dirigen Boca, River. Permanentemente tienen que hablar y hablar y hablar. Cuando se habla mucho estamos más cerca de decir una pavada y fundamentalmente dejamos de contar cosas importantes.
-¿Y consumís muchos medios?
-Sí, en su justa medida. No soy de los que no leen nada, ni de los que están todo el día consumiendo programas, leyendo y escuchando. Un poco de cada cosa. Me parece también que es algo que a nosotros los técnicos y jugadores nos pasa. Después de algunos años elegimos los medios a los que nos volcamos para prestar atención.
Como le puede pasar a cualquiera tenemos nuestra predilecciones, nuestras coincidencias respecto a las formas y al cómo se lleva adelante una nota, a la línea que sigue un medio. En función a eso, también consumo.
-¿Cómo te llevás con las críticas?
-Las críticas y los elogios no son lo que me determina una posición. A mí lo que me inclina a ver algo es si un periodista habla o no de fútbol. Estoy acá porque soy entrenador de fútbol y hablar de otras cosas realmente no me interesa. Sí me gusta cuando se habla de fútbol. Explicás lo que hay que explicar. Es la obligación que tengo, de contar porque tomamos tal o cual determinación.
-En Barcelona veíamos una ataque feroz de la prensa. ¿Lo sentías así?
-En realidad no. Trabajando en ese lugar no es muy difícil estar en el ojo de la tormenta. Hacían un análisis de cualquier cosa. Aún de cuestiones insignificantes de pronto se hacia una nota, una columna.
Sucede que yo no estaba acostumbrado, pero empecé a entender lo que era cubrir Barcelona. En función a eso opté por aislarme un poco. Sin dudas debe haber sido un lugar donde menos consumí. No era prudente estar vinculado a lo que se hablaba o decía.
-¿Te gustaría tener una revancha en el Barcelona?
-No, me parece que ya está. Fue un trabajo muy significativo, que no tuvo buenos resultados y nada más. Formará parte de mi vida como entrenador, como otras instituciones que estuvieron en mi vida como futbolista. Y hay lugares de preponderancia como otros que quedaron solo como una relación laboral.
-En tu inicio como DT soñabas con llegar a la Selección.
-Como DT y futbolista siempre funcioné de la misma manera. Nunca pensé en los lugares más lejanos, sino en los más cercanos, que te permiten de alguna manera ir creciendo. Entonces, yo quería trazar mi carrera sin pensar en el sueño y sin pensar primero en cómo se marcaría mi crecimiento en los lugares lógicos. Cuando dirigía Brown de Arrecifes el lugar lógico no era Barcelona, ni la Selección Argentina.
El lugar era dirigir Primera o afianzarme en la B Nacional. Es muy difícil a los 17 años como jugador o a los 38 como DT pensar en cosas que ese momento no eran más que un sueño. Entonces, me fui trazando metas cercanas, perfectamente con posibilidades de llevarse a cabo. Está claro que mi carrera como entrenador es mucho mejor que la de futbolista.
-¿Cambió tu forma de pensar y de trabajar desde tu inicio como entrenador a este presente?
-Totalmente. Porque me parece que la situación del entrenador va cambiando, para bien o mal. A mí me pasó que a medida que progresaba y me afianzaba como DT de Primera empecé a tener otras necesidades de cuestiones para implementar en mis equipos que en el inicio ni me preocupaban, porque en ese momento lo que uno quiere es poder instalarse y que a un año de trabajo se suceda otro y así sucesivamente.
En realidad, en general, el que un cuerpo técnico se pueda instalar pasa exclusivamente por los resultados. A lo mejor me preocupaba un poco menos la cuestión del cómo lo íbamos a llevar adelante. No era tan fundamentalista como lo soy hoy.
A medida que pasaba el tiempo, entendí que sentía la necesidad de que mis equipos o selecciones tengan otras cosas, sin dejar de lado que tenía que encontrar la mejor propuesta para el grupo que nos tocaba dirigir en ese momento. Hasta que se presentó el año y medio de Newell's que produjo un cambio, un gusto por una determinada manera de jugar y ahí estoy en el día de hoy.
-¿De un club a una Selección, cambia mucho el trabajo?
-Es cierto que los tiempos son menores, pero creo que uno aprende a optimizarlos cuando esta con los futbolistas. Estamos en esa búsqueda de instalar la idea. Empezamos con aquel partido con Alemania, que ya quedó lejos en el tiempo, y hemos tratado de seguirlo en las secuencias de fechas dobles de FIFA para profundizarla y de prestar atención al partido, sino también a los entrenamientos porque nuestra búsqueda iba más allá.
Está apuntado a generar una forma de jugar del equipo cuando lleguen las competencias oficiales de alguna manera la podamos tener instalada. Seguramente los días previos a la Copa América, que pasaremos unos días acá y otros en Chile, nos permitirán ser un poco más puntuales.
-Se viene la Copa América. ¿Estas ansioso?
-A ver, está claro que nos genera expectativa. Va a ser nuestro primer trabajo oficial con la Selección y es un buen punto de partido para saber dónde estamos para competir en el más alto nivel.
Enseguida después de la Copa empiezan las Eliminatorias y todo eso nos genera la expectativa de saber que tenemos un grupo muy importante de futbolistas y que también hay un prestigio que alcanzó en este último tiempo, especialmente en el Mundial, que evidentemente va a estar en juego.
- Te dejaron la vara muy alta...
-Sí, pero son cuestiones que pasan. Pero entre tomar un equipo o una Selección abatida, que hay que rearmar toda con las ventajas que tiene, porque lo poco que crezca se va a ver como muy bueno, cuando te la dejan alta porque ha funcionado. Evidentemente hay que hacer mucho porque el nivel de crecimiento no es tan amplio como cuando estas en el piso, pero es muy interesante esta cuestión de las formas de jugar.
Con Alejandro (Sabella) la Selección tenía una forma y hoy tiene otra. En eso también se tiene que trabajar. No solo es tratar de igualar aquella vara tan alta, sino también instalar una forma de juego porque no hay una idea que sigue, sino una nueva. Hay que mantener la vara alta, pero con otra forma totalmente diferente a la de Sabella. Ahora tenemos que convencer a los futbolistas.
-Se mantienen muchos jugadores que estuvieron con Sabella, sentís que ya han captado tu idea?
-Me parece que vamos por un buen camino. Necesitan mucha información, no solamente esto de titular a qué vamos a jugar, sino también cómo lo vamos a hacer. Estamos en eso, en hacer los entrenamientos para adquirir la forma y en los partidos se ha empezado a notar. A lo mejor nos está faltando sostener mucho más tiempo a lo largo de 90 minutos.
Recuerdo aquel partido con Brasil en China, que fue el primero, donde tuvimos un rasgo del equipo que queremos ver en veinte o veinticinco minutos, no más que eso.
Después, con Croacia y Portugal, se hicieron en mayor cantidad de minutos y luego con Ecuador, donde ya hubo una hora donde el equipo controló y manejó el juego, lo que se vio resaltado por en resultado. Todo muy lindo, pero si no se gana la idea se empieza a esfumar.
-Cuando dirigías a Barcelona, Sabella hablaba mucho con vos. ¿Ahora hablás con él?
-Ahora no he hablado con él. Siempre digo que hay una cuestión de demasiado respeto hacia un trabajo que se hizo y a lo mejor esta demanda de saber cosas y de preguntar lo pone al DT anterior, en este caso Alejandro, en una situación incómoda porque el nuevo empieza a preguntar escarba demasiado y veces las explicaciones tienen que ver con cuestiones muy del grupo, muy cerradas, que empiezan y mueren acá.
A mí me cuesta mucho exponer a un entrenador a ese tipo de cuestionamiento. En algún momento voy a hablar con él. De hecho hablábamos mucho cuando estaba en Barcelona, pero en aquel momento no había un vínculo y acá el vínculo es la Selección.
-Messi era el común denominador del Barcelona y la Selección. ¿Cómo lo ves y qué esperás de él?
-Él está mucho mejor físicamente y de su estado de ánimo. Hablo un poco por lo que dice y declara. Ha cambiado mucho a partir del inicio del año. Se lo nota bien. Está claro que un futbolista como él, estando bien, no hay mucho que decir.
No tiene problemas de lesión, se lo nota muy contento y feliz con el trío de ataque junto a Neymar y Suárez. Ojalá lo podamos tener de la misma manera dentro de un mes cuando empiece la Copa América.
-No tenés a Neymar ni a Suárez...
-¡Eh! Pero tenemos a Agüero, Tevez, Higuaín, Di María, Lavezzi, Maxi Rodríguez, a Pastore y nombro los de arriba nomás.
-Y alguno se tendrá que quedar afuera.
-Sí, pero como les dije a ellos alguno se quedará afuera ahora, pero en setiembre podría estar en los amistosos o en las Eliminatorias. La Copa América no es final de este proceso sino el inicio oficial.
Evidentemente en la Selección son muchos más los jugadores que se ponen que los que elige el entrenador. Nosotros terminamos eligiendo por rendimiento. En la medida que sigan estando bien, está claro que las posibilidades de venir son mayores.
-¿Vas a bancar a los jugadores por bajo rendimiento en pos del grupo?
-Más que grupo en esto hay cosas determinantes para algunos futbolistas y cosas común a todos. El otro día ponía el ejemplo de Di María. Para mí es uno de los mejores cinco jugadores del mundo y hoy Ángel no juega en el Manchester United. Hace un mes que es suplente. Preguntaría si a alguien se le ocurriría que no deba estar en la Selección.
En la medida en que esto no se extienda en el tiempo no va a pasar. Y está claro que ese análisis que hago con él no cabe para todos. Porque en otros lugares la competencia es mucho más pareja.
-Como con los delanteros
-Exacto. Vietto, Icardi, Dybala y Franco Di Santo están teniendo una buena temporada y en condiciones normales alguno de ellos podría estar. Pero resulta que Agüero es el goleador de la Premier League, que Tevez es goleador de la liga Italiana y campeón, que Higuaín es el tercer goleador y su equipo está en semis de UEFA
Entonces decís: los otros están bien pero estos tres no te dejan espacio. Acá no hay tres tipos tirados en la costa del sol esperando ser llamados para la Selección mientras los otros se matan por estar. No pasa eso. Hay una camada de jóvenes que está trabajando bien, pero hay una de grandes que hace todo para seguir.
-Nombraste a Di Santo, uno de los mendocinos junto a Enzo Pérez en vestir al albiceleste en este último tiempo. ¿Cómo lo ves?
-Alguna vez Franco estuvo en la juveniles. El tiempo pasa y él, como estos chicos, tienen que seguir trabajando. Tienen que estar listos para ser el recambio.
Si hace cerca de un año hubo un DT que dio una lista de 30 futbolistas, que después fueron 23 que fueron al Mundial, está claro que deben automáticamente ser considerados por el entrenador siguiente. Ahora, después, si quedan o empiezan a disputar el lugar con otros futbolistas que fueron apareciendo, eso está dentro de las reglas del juego.
-¿Y Enzo Pérez?
-Enzo ha estado en casi todas la convocatorias, a excepción de la última por un desgarro que tuvo. Ahora está volviendo y en estas últimas fechas estuvo en el banco. Está claro que está dentro del grupo, con chances de estar en Chile. La transformación que tuvo es total desde su inicio en Godoy Cruz, donde era casi un extremo, un delantero por afuera, encarador, y se fue tirando cada vez más al medio.
En Valencia juega como un doble volante central, con obligaciones defensivas mucho más importantes que las que se tuvo en la final de la Copa del Mundo, donde compartió la mitad del campo con Biglia y Mascherano, teniendo más chances de soltarse. Actualmente todavía hay partidos que juega como volante de contención.
-Volviendo a la Copa, cuál será el rival más fuerte del grupo.
La competencia de Sudamérica siempre me resultó muy competitiva y en esta en especial será la primera vez que nadie se podría asombrar si Chile, Colombia, Uruguay, Brasil o Argentina sale campeón. Ni hablar de Ecuador, que tiene medios para competir de igual a igual, ni que Paraguay con Ramón (Díaz) tiene también sus chances.
A lo mejor la que se ha estacando puede ser Bolivia. Me parece que es muy difícil hablar de antemano quién es el más difícil y el más cómodo. Nosotros debemos hacer lo posible para llegar lo más lejos posible, poniendo en un nivel de complejidad a todos por igual.
-¿Creés que van a ver partidos de buen nivel en la competencia?
-Creo que las propuestas de Colombia, Chile, lo pueden dar Uruguay y Brasil hacen que se puedan dar buenos partidos. Cada uno con su formas, siempre tienen la obligación de salir a buscar los partidos. No son selecciones que se pueden permitir especular. Quizá la de Chile destaca más por su búsqueda.