Los huevos son un alimento que siempre tenemos presente a la hora de preparar muchas comidas. El problema ocurre cuando quedan guardados durante mucho tiempo. A nadie le gusta un huevo podrido, pero hay un truco muy sencillo que te dirá si el huevo se puede comer o deberías olvidarte de preparar esa tortilla de papas.
Primero que nada, verificá el lote y la fecha de vencimiento que figura en el cartón de huevos. Eso te dará una idea general de cuándo compraste los huevos y cuándo está proyectado que caduquen. Como muchos alimentos, la caducidad de los huevos dice más sobre cuándo saben mejor que de cuándo podrían enfermarte.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos dice que los huevos deben almacenarse en su caja original y usarse en tres semanas "para obtener la mejor calidad". No menciona nada sobre seguridad alimentaria, solo sobre la calidad. En su libro "Cómo cocinar todo", Mark Bittman dice que los huevos siguen estando bien hasta cuatro o cinco semanas después de la fecha de envasado.
Las fechas en los cartones son necesarias y útiles, pero que un huevo esté pasado de fecha no significa que debas tirarlo. Si no estás seguro de si un huevo se puede comer o no es seguro, probá hacer lo siguiente:
Llená un bol con agua fría y mete el huevo dentro. Si se hunde hasta el fondo, está bien. Si se hunde, pero se mantiene recto, también está bien, pero no por mucho tiempo: tenés que cocinarlo pronto. Si flota, tiralo. Los huevos viejos habrá perdido mucho líquido de su interior al evaporarse a través de su cáscara porosa, por lo que flotan en lugar de hundirse.
Lo mejor de todo es que no tendrás que romper la cáscara para saber si comerte ese huevo es seguro. Y este método solo te llevará un minuto.