La posibilidad de recibir una multa de entre 36 y 108 mil pesos por manejar cuando se supera el máximo permitido de alcohol en sangre, ha provocado que los mendocinos modifiquen algunos hábitos al salir a comer o tomar algo. Después del endurecimiento de las sanciones, en setiembre, es mucho más habitual ver conductores designados en los grupos. Además, los restaurantes y algunos bares han sumado propuestas para favorecer el consumo responsable.
Fernando Barbera, titular de la Asociación Empresaria Hotelera Gastronómica de Mendoza (Aehga), señaló que en el primer mes a partir de que se incrementó el monto de las multas se notó una disminución de 25 a 30% en la venta de vino en los restaurantes. De ahí que desde la entidad decidieran implementar la posibilidad de que el cliente se lleve la botella a su casa si no la terminó.
Es que si bien cuando se bebe con la comida en un tiempo más prolongado el impacto del alcohol es menor, no todas las etiquetas cuentan con la alternativa de la botella 3/8 y quien quiere tomar menos o se trata de un almuerzo, a veces no tiene opciones. Pero así como ya se acostumbra llevarse la comida que no se comió, desde hace dos semanas en varios restaurantes de la provincia se puede pedir también la botella de vino.
Nicolás Massaccesi, de la cervecería 23 Ríos, manifestó que no notaron una caída en el consumo de alcohol producto de las nuevas multas, aunque sí han observado un mayor número de personas que, después de cierto horario, se inclinan por la gaseosa o el agua.
Recientemente, han colocado dispensadores de agua (gratuitos), para incentivar el consumo responsable. Massaccesi explicó que estaba en los planes replicar este dispositivo que suele estar en las fábricas de cerveza en otras partes del mundo, pero se les había demorado la concreción y decidieron acompañar el cambio en la ley.
Además, trabajan en alianza con Uber para ofrecer promociones a quienes prefieran no desplazarse hasta Luján en su propio vehículo. Están planeando sumar un "premio" para el conductor designado que no toma porque debe manejar: la siguiente visita a la cervecería le regalarán una pinta.
Ruy Machado, de la cervecería Garibaldi, los cafés céntricos Setter y Kolton, y los bares de la Arístides Jack House y Buffalo, señaló que ha percibido muchos más conductores designados que antes, especialmente en los jóvenes. Es que las personas de más edad suelen tomar una o dos copas de vino con la comida pero no tomar varios tragos en pocas horas.
Machado explicó que el que antes no tomaba alcohol en una mesa era porque no le gustaba, mientras ahora lo hacen por conciencia o miedo a la multa. Además de optar por gaseosas, jugos naturales o licuados, también ha habido un leve incremento en la elección de la cerveza sin alcohol.
Ana Amitrano, de Bodega Familia Zuccardi, detalló que un alto porcentaje de quienes visitan establecimientos vitivinícolas son turistas, la mayoría extranjeros, por lo que se movilizan en remises o con transporte de una agencia de turismo. En ese sentido, no han registrado un cambio, pero sí en un evento en la Casa del Visitante, donde fue notorio que en los grupos había un conductor designado. Agregó que han recibido más consultas de personas que quieren saber si les pueden recomendar una empresa de remise para trasladarse.
Pese a que les complica un poco la tarea a quienes trabajan en las bodegas, ya que probar vinos es parte de su labor cotidiana, Amitrano consideró que con la designación de alguien que no beba porque debe manejar, ocurrirá algo similar a cuando se prohibió fumar dentro de los bares y restaurantes, que la medida fue inicialmente muy resistida pero luego se naturalizó.
Caída en el ticket
Ruy Machado planteó que en los bares y cafés han notado una baja en las ventas, de alrededor del 30%, pero que no está motivada por las nuevas multas sino por la crisis. Así, si bien hay gente que sigue saliendo, cuida mucho más el ticket. No sólo se inclina por promociones del tipo entrada, plato principal, postre y bebida por $ 300, sino que pide un lomo y una porción de papas fritas para compartir entre dos. Asimismo, aprovecha los horarios de after en la cervecería, con el 2x1.
Fernando Barbera también indicó que ha sido un año complicado y que el consumidor siempre restringe el consumo cuando hay crisis. Lo hace pidiendo una botella más chica de vino o una copa, o eligiendo una etiqueta más barata. También, compartiendo el plato o el postre, o no pidiendo algo dulce después de comer. De ahí que el promedio del cubierto no haya seguido el aumento de precios.
La excepción a esto, indicó Barbera, la constituyen aquellos restaurantes que están orientados al turismo internacional. En estos no sólo ha habido un mayor incremento del cubierto sino que se han seguido consumiendo los vinos más caros. La expectativa de los gastronómicos está puesta en las próximas vacaciones, anticipando que pocos mendocinos elijan viajar a Chile y tal vez se queden en la provincia y, por el dólar, más argentinos viajen a Mendoza.