No había terminado la escuela secundaria y ya sabía que quería trabajar en el mundo de la animación. Inspirado por dibujantes de la talla de Quino y de Caloi, sintió rápidamente que, si quería realizar su sueño, tenía que ser a lo grande.
Es así que Gastón Ugarte mandó una carta a Disney diciéndoles que quería trabajar para ellos. Tardó, pero recibió una respuesta, en donde muy políticamente le contestaron que primero tenía que terminar sus estudios y le sugerían varias escuelas en donde estudiar animación cuando egresara.
Eso fue el puntapié inicial que desembocaría años más tarde -tras estudiar, recibirse, perfeccionarse y trabajar en otros estudios- en su ansiada entrada a Pixar. Increíble, pero real. Ugarte se encuentra en Estados Unidos, creando y poniendo todo su talento en Coco, el nuevo proyecto del estudio. Hablamos por teléfono con él y nos contó cómo es el trabajo en la fábrica de sueños más grande del Séptimo Arte.
-¿Podés describir cómo es tu trabajo en Pixar?
-Formo parte del departamento de Sets. Básicamente, nuestra función es recrear los mundos en los cuales las películas toman lugar. Es decir, todo lo que uno ve en la pantalla y no son personajes es el trabajo que hacemos con mi equipo. Y dentro de ese equipo, yo tengo uno que se especializa en todo lo que son esculturas. Somos, como yo siempre digo, los arquitectos de Pixar, porque somos los que creamos todo.
Después llegan los demás departamentos, que van también aportando su granito de arena. Acá todos colaboramos y trabajamos en conjunto para llegar al mismo fin: lo que finalmente se ve en la pantalla.
-Llegaron a un punto donde ese trabajo tiene tanto desarrollo como los personajes principales. Y a veces más, como en Un Gran Dinosaurio.
-En realidad, todos los departamentos de la compañía, ya sea el equipo de sets, personajes o iluminación, todos cumplimos el fin principal de ayudar a la historia. Y eso es, creo yo, lo que separa a Pixar de otros estudios de cine. Porque utilizamos todas las herramientas que tenemos, artísticamente hablando, para contar la historia, para ayudar a que la audiencia sienta más o se conecte de mejor manera.
Con el correr de los años, la tecnología fue avanzando y nos fue dando la posibilidad de hacer eso muchísimo mejor. Me diste el ejemplo de Un Gran Dinosaurio, y en esa película la naturaleza en sí era una protagonista. Nuestro departamento brilló mucho en esa película, como en este caso con Coco y el mundo de los muertos, o cómo se terminó viendo el pueblito de Santa Cecilia, el lugar donde vive la familia de Miguel. Quedó todo muy lindo.
-Tu departamento suele hacer trabajos de campo para crear los sets, ¿qué hicieron específicamente en Coco?
-Como sabíamos que íbamos a tocar un tema muy espiritual y sumamente sensible para el pueblo mexicano, hicimos muchísimos viajes, muchos más de los que solemos hacer para investigar y nutrirnos de lo que queremos retratar en la pantalla.
Por ejemplo, con Ratatouille (2007) fuimos a París una vez, sacamos fotos y nos basamos en eso para recrear. En este caso no era solamente replicar la cultura mexicana y los colores, sino también embebernos un poco en la tradición de ese pueblo. Primero fue Lee Unkrich, el director, con unos pocos más cuando estaba comenzando con la idea. Incluso vivieron con familias que eran muy devotas de la celebración, como para entender un poco más del tema. Y con el correr de los años él sintió la necesidad de mandar a más gente para que aprendiera de la tradición de Día de Muertos y de lo que simboliza para los mexicanos.
-¿Mostraron antes la película, para ver si lo que ustedes planteaban iba por la senda correcta?
-Sí, incluso hicimos un equipo de “consultores culturales”. Eran pioneros en el ámbito de lo que era la celebración y especialista culturales, oriundos de Guanajuato y Michoacán. Dependimos mucho de ellos, porque queríamos retratar lo más fiel posible lo que significa para el pueblo mexicano el Día de Muertos.
-Hace poco les dieron una caricia al ganar el Globo de Oro como Mejor Película Animada. ¿Se sienten más cerca del Oscar?
-Estamos muy felices. Yo, especialmente, siendo latino y de Sudamérica, estoy muy orgulloso. Para mí fue una de las películas más especiales en donde me tocó participar en el estudio, por todos los mensajes que tiene el largometraje, que me tocan muy de cerca: el tema de la abuela, la importancia de la familia, ir en busca de tu sueño, todo eso que tiene que ver mucho con mi formación personal.
Con el tema del Oscar, basado en la competencia y en lo que hay, me parece que tenemos muchas chances. Pero uno nunca sabe (risas).
-Hay una escena en particular que tiene Miguel con Mamá Coco que es tremenda...
-Sí, totalmente. Nosotros siempre vemos las películas en etapas preliminares en las cuales no hay ni siquiera un cuadro final, que incluso se ven bosquejos súper rápidos en la pantalla. Así y todo, recuerdo que se me caían las lágrimas con esa escena.
-Cambiando un poco de tema, ¿te dejan elegir los proyectos en los que participás?
-Depende, en mi caso como soy supervisor de modelaje y tengo un equipo a cargo, voy derecho al proyecto que me asignan. Pero si sos un artista individual -un modelador, un iluminador, un animador-tenés la chance de expresar tu interés por trabajar en determinada película. Hay una persona que te ayuda a tratar de acomodarte en ella, si es posible.
-Pixar se caracteriza por darles oportunidades a sus empleados, ¿te gustaría, por ejemplo, dirigir alguna vez?
-Es cierto, el estudio se caracteriza por la democracia, por los justos que son con todos. Le dan chances a todo el mundo, y todo el mundo tiene voz. Inclusive, cuando hacemos películas, después de las proyecciones internas, tenemos libertad para mandar notas al director para aconsejar, o para proponer cambios en las secuencias.
Es una empresa que siempre ayuda a que sus trabajadores tengan su voz. Un par de veces por año, uno puede hacer una presentación de una idea y, si les gusta y sos capaz, te pueden llegar a dar un equipo para realizarla. En el caso de que seas nuevo, a veces podés llegar a realizar un cortometraje de los que se ven al inicio de los films. Así van entrenando a su gente.
Con respecto a lo de dirigir, uno siempre sueña con algo así, pero es un cargo muy difícil y requiere de muchas cualidades, no solamente que seas bueno en lo que hacés. Creo que tenés que tener la personalidad adecuada para dirigir un film. Es complicado, pero sí, obviamente, sería hermoso poder contar alguna historia alguna vez.
-Está claro que, en cuanto al uso de la tecnología, están a la vanguardia. Pero Pixar tiene un gen especial para elegir las historias que cuenta, ¿no?
-Nuestro equipo de historia y nuestros escritores son increíbles. Para mí, son de lo mejor de la industria. Lo que me parece fabuloso de Pixar es que somos un estudio que está, básicamente, regido por artistas. No hay ningún ejecutivo que toma las decisiones artísticas y eso marca la diferencia con otros competidores. Acá se prioriza otra cosa y nuestro objetivo es contar historias originales, que sean emotivas, que queden en la memoria de las personas y que las puedas ver de acá a 20 años y no queden perdidas en una época determinada.
-¿Cuál es tu película de Pixar preferida?
-Uf, qué difícil. Tengo varias porque soy muy fan desde chico de este estudio. Creo que WALL·E (2008) porque fue la primera película en donde estuve más involucrado. Siempre va a ser muy especial para mí. Ahí nomás le siguen Coco y Up - Una aventura de altura (2009).
-¿Y la preferida de animación de todos los tiempos?
-Si bien soy fanático de la animación actual, siempre me acuerdo mucho de las películas viejas: Dumbo, Aladdin, El Rey León, que me marcó mucho, o ¿Quién engañó a Roger Rabbit?, que también fue otra que me alucinó y fue pionera en lo que hizo.
-¿Cómo ves la animación en nuestro país?
-Muy bien. La verdad es que veo que crece muchísimo. Me parece que Metegol les abrió los ojos a inversionistas y les demostró que sí se puede hacer un producto de calidad en nuestro país. Así que estoy rogando de que cada vez se vean más películas con ese estilo y calidad.
-¿En qué estás trabajando actualmente?
-Salteé Los Increíbles 2 (Incredibles 2, 2018), que es la que estamos completando, y estoy trabajando en la segunda película de Dan Scanlon (la primera fue Monsters University, en 2013), que cuenta una historia personal suya muy linda, que todavía no tiene nombre.
Tiene mucha comedia, mucho corazón, muy al estilo de Coco, basada en un mundo fantástico también en donde los dos personajes principales son elfos. Mucho más de eso no puedo decir. Sí que va a ser muy linda y que volvemos a la fantasía.