En breve cierra la librería Simoncini y Gómez, con lo que sólo quedará un solo comercio "histórico" dedicado a este rubro: García Santos, ubicada en San Martín 921, que el año que viene festejará sus 80 años de vida.
La librería que nunca cerró sus puertas desde que abrió, es administrada hoy por Pilar García Santos, nieta del fundador que abriera en 1939 por pedido expreso de Edmundo Correas, rector y fundador de la Universidad Nacional de Cuyo. La fecha del cumpleaños es el 8 de septiembre, en homenaje a la virgen del Carmen de Cuyo y por las arraigadas creencias católicas de sus dueños que aseguran que los cuidó desde siempre.
Sorteando grandes crisis económicas con periodos sin sobresaltos, esta emblemática "casa de papel" se sostiene. Su dueña no avista un cierre definitivo, al menos en el corto plazo y se esperanza con que tras la debacle económica que vive el país, el mercado de lectores se reactive.
"Creo que poner mucho de los propios conocimientos en las ventas es clave, al igual que participar en la mayor cantidad de actividades relacionadas con el libro", contó Pilar y agregó que esta es la forma de resistir y seguir adelante.
El pasado martes, Los Andes anunció el cierre de Simoncini y Gómez tras 61 años de existencia en la ciudad. El local, que alguna fue de visit
a obligada para lectores y estudiantes primarios y secundarios, hoy remata su stock con mercadería seleccionada a 50 pesos. Según su dueño, las fotocopias ilegales y la caída de las ventas fueron los motivos de esta decisión definitiva.
De la Universidad
"Entré en la librería y aspiré aquel perfume a papel y magia que inexplicablemente a nadie se le había ocurrido embotellar", escribe Carlos Ruiz Zafón en 'El juego del ángel'. Algo similar ocurre en esta librería mendocina que aventaja por varios años al resto.
A primera hora de la tarde el local luce silencioso, a la espera de los clientes. Entre libros de bolsillo y ediciones más elaboradas destaca un incunable de 1476 que su dueña suele presentar con orgullo a quien le interese.
Pilar García Santos recordó que invitado por el rector Edmundo Correas, su abuelo Eugenio llegó a Mendoza en 1939. El hombre vivía en Buenos Aires y provenía de una familia de editores que tenían una librería en Capital Federal (hoy CABA), que más tarde tuvieron que cerrar por problemas económicos.
Fue por esa invitación que el comercio se denominó, en una primera instancia, "De la Universidad" y sus estanterías tenían libros para que los estudiantes pudiesen nutrir sus propias bibliotecas.
Eugenio abrió el local en colaboración con su hijo Antonio, quien continuó con el negocio familiar una vez que el fundador falleció a los 97 años (en 1982). Fue su heredero quien adoptó en 1950 el apellido familiar para encabezar el local.
En 2010, las riendas finalmente recayeron en Pilar la actual propietaria, que posee entre 30.000 y 40.000 ejemplares. Ella y sus colaboradores sostienen el negocio con el estilo tradicional de los buenos libreros: el diálogo con el comprador que sirve muchas veces de orientación. Parte importante de la actividad es el fomento de autores locales y así entonces resulta habitual en la vitrina un espacio reservado a ellos.
De pie
Si hay algo que caracteriza a esta librería es la variedad de ejemplares. Y si bien el primer objetivo siempre ha sido vender libros, también funciona como sede para otras actividades culturales, cursos y tertulias literarias. De hecho, es frecuente encontrar carteles en el ingreso que anuncian un próximo evento.
Según Pilar, el establecimiento trabaja con 80 editoriales y casi la mitad pertenecen a grandes sellos como Penguin Random House y Planeta. "Es difícil la crisis, pero hasta ahora la más dura fue la de 2001. No se vendía nada, había problemas con los proveedores".
García Santos estimó que lo principal es mantenerse actualizados, una impronta que heredó de su padre. "Él trabajó hasta los 84 años y siempre buscó innovar. Yo, por ejemplo, hace cinco años cambié los pisos y pinté. Ahora me gustaría tener otros exhibidores para más espacio. Hay que pensar constantemente en cómo actualizarse", dijo y no descartó una estrategia comercial de venta de libros a precios más accesibles. Motivada sobre todo por la necesidad de hacer lugar en el galpón donde almacena libros que tienen varias décadas.
Respecto al futuro dijo que es fundamental dejar el legado a algún heredero de la familia, aunque por ahora no piensa en dejar de trabajar. Aseguró que no teme que la gente deje de leer en papel. "Si cuando cierra una librería hay tres cuadras, quiere decir que la gente quiere seguir leyendo, lo que ocurre es que no tiene dinero".
Bautismo literario
Con la intención de atraer a los niños de las primarias e incentivarles el hábito de la lectura, una de las colaboradoras de Pilar García Santos, Mariela Perret, contó que están organizando un "Bautismo del lector" que consistirá en que los niños puedan acceder a libros clásicos a 100 pesos.
"Les va a permitir conocer la literatura argentina, las partes de un libro o ver cómo es una librería por dentro. Es una forma de conocer el mundo íntimo de los libros", dijo Mariela que además de ser librera es docente.