“Ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe”. dice la Constitución Nacional en su artículo 19.
En tanto, la Academia Nacional de Medicina se ha expresado y aboga por el derecho de los médicos a actuar en el ejercicio de la profesión con total libertad de conciencia, acorde con sus principios éticos, morales y convicciones religiosas.
Para el médico es la garantía de que nadie ni nada pueda obligarnos a hacer aquello que consideramos un crimen contra un paciente intrauterino, indefenso, que vive y tiene todas sus funciones vitales en pleno, según su edad gestacional.
También la Academia deja en claro que “el niño por nacer, científica y biológicamente, es un ser humano cuya existencia comienza al momento de su concepción. Desde el punto de vista jurídico es un sujeto de derecho como lo reconoce la Constitución Nacional, los tratados internacionales anexos y los distintos códigos nacionales y provinciales de nuestro país”.
El Juramento Hipocrático prescribe: “Tendré absoluto respeto por la vida humana, desde su concepción”. El médico según su vocación y razón de ser trabaja para curar, salvar vidas o aliviar a las personas, de lo contrario no debería llamarse médico.
La ciencia médica fundamenta su objeto de estudio en la salud. En el caso del aborto tenemos un paciente sano, vital, con un ritmo cardíaco normal para su edad gestacional. Podemos decir “todo está normal” y dejar que ese embarazo siga su curso en coincidencia con nuestro objeto de estudios, la salud.
Nos preguntamos acerca de los legisladores y/o jueces que redactan e interpretan las leyes, ¿Sabrán qué es un aborto y las técnicas abortivas? En el debate de 2018, la doctora Concepción “Chinda” Brandolino, médica clínica, homeópata, legista y forense, llevó un caso de interrupción del embarazo al Congreso de la Nación en su exposición y todos daban vuelta la cara, no lo querían ver.
Sin embargo, en los nuevos proyectos de ley de aborto no incluyen la objeción de conciencia y luego somos nosotros los médicos los que tenemos que cumplir el mandato obligatorio de hacer aquello que ellos ni tan siquiera pueden ver en una imagen, foto y mucho menos en video.
Por ejemplo, la técnica más común es el legrado: se rompe en trozos al feto para extraerlo del útero o también se puede hacer aspiración al vacío, en ese caso la máquina es la que extrae y tritura el tejido del bebé o también fármacos que provocan contracciones para expulsar a empujones al feto de su lugar de crecimiento que es el útero materno.
Si la ley de aborto la redactaran solamente médicos, que saben a cabalidad de qué se trata, solo sería para prohibirlo definitivamente.
“Cada persona tiene el derecho de construir su propia escala de valores y actuar de acuerdo a los mismos, y el derecho moral de oponerse a actuar, en casos en los que esos actos colisionan con su conciencia”.
El texto entre comillas es la declaración aprobada en sesión privada del plenario académico de la Academia Nacional de Medicina, el 30 de julio de 2015.