Ganó con lo justo, ¿se hizo justicia?

Sorprendente fue lo de "Maravilla" Martínez antes, durante y después de la pelea, porque ese ídolo que todos aclamaban y vitoreaban cuando el jurado dio a conocer el resultado, para otros fue un villano.

Los tres jurados dieron una tarjeta de 115-112 en favor del campeón del mundo, que retuvo su cinturón ante el inglés Martín Murray, en una noche brillante para el boxeo argentino. Pero ese esplendor que se manifestaba en el ambiente del Estadio Amalfitani, no fue el mismo del púgil quilmeño, quien sufrió a partir del sexto asalto los embates del inglés.

Murray, más allá de haber ganado tampoco hizo los méritos suficientes para destronar al actual campeón con un boxeo mezquino pero efectivo. El inglés, con su planteo estructurado, complicó a un monarca que terminó diezmado físicamente. Pero Maravilla, sobre el final, fue empujado por los miles de argentinos que llegaron al Amalfitani para verlo.

En el arranque Martínez fue dándole forma a su boxeo, armándose y seduciendo al público, pero a partir del quinto asalto fue desdibujándose. Desde allí el directo de derecha del inglés comenzó a dañarlo. Si bien el campeón hacía cintura e invitaba a abrir el juego, Murray con muy poco marcaba la diferencia; tanto que en el octavo asalto le clavó una derecha que sentó al campeón.

Desde allí fue otra pelea. El quilmeño resolvió poco y no encontró los recursos suficientes, pero apareció la guapeza y fue empujado por la gente que le gritaba "¡Dale Campeón!".

Tenía pinceladas del boxeo que lució en Las Vegas. Martínez exponía algo para intentar convencer al jurado, a sí mismo y a esas cuarenta mil almas que asistieron al show.

Muchos pensarán que fue una estafa, porque en las tarjetas Murray ganó la pelea, pero en la actitud tuvo un trato mezquino y fue lo que se llevó. Más allá de si fue justo, Maravilla no tuvo la noche perfecta que esperaba y deberá replantear el futuro.