Dos de San Rafael. Uno de Rivadavia. Dos del Gran Mendoza. Los premiados del Ceramen Literario Vendimia 2015 dibujan un mapa interesante. Pues si tanto en el Este como en el Sur de la provincia se avistan pocos intercambios con la actividad literaria de la ciudad, ahora crece la posibilidad de que las voces se crucen y den cuenta de diversos experimentos imaginarios.
Hay que aclarar que, en cada categoría, los jurados fueron tres y no todos de aquí. Cosa que siempre favocere la transparencia. Que entre ellos figuran autores destacados como Juan Forn (el autor de “Nadar de noche”), Luis Sagasti (el hacedor de “Bellas Artes”) y Fabián Casas (cuyo último título es novela y se llama “Titanes del coco”). Y que varios de los premios fueron otorgados por unanimidad.
Los ganadores
Gabriel Jiménez , autor de "Motín" (Premio Poesía).
Desde 2010 trabaja como docente en contexto de encierro. Y no. Gabriel Jiménez no sólo ha dado sus clases en Almafuerte, Boulogne Sur Mer y el Borbollón sino que, desde que se lanzó a escribir y publicar, no ha parado de generar talleres barriales, encuentros literarios y publicaciones independientes.
Tanto en las calles (donde activó la presentación de una revista de las internas de la Unidad 3 que no pudo ser presentada en la Feria del libro de entonces) como en barrios (donde coordina talleres gratuitos de escritura), Jiménez escribe e inspira.
Tanto afán y atención al contexto decantaron en “Motín”, una serie de poemas dividida en tres pabellones: “Estado de situación”, “Flora y Fauna” y “Vigilar y Callar”.
Conciente de que en cada prisión palpita una bomba de tiempo a punto hacer detonar el hipócrita tejido social, el autor decidió “darle un poco de visibilidad a eso que nadie ve; darle un poco de voz a los que nadie escucha”.
De allí que su poemario reúna cifras, casos, extremas formas de reclamo. Los escribió desde la mirada del que está adentro y afuera a la vez. En poemas narrativos, pues, da a conocer sus certezas: “todos los que están presos son pobres y las mujeres son las que más solas están”.
Y los casos, claro: la madre que se cose la boca para reclamar las visitas de sus hijos, la condenada por asesinato que no encuadró en“ni una menos”, la plantita de marihuana que crece adentro de una botella, a la sombra.
Pablo Colombi, autor de "La guerra donde seremos soldados" (Premio Cuento).
Reconocido narrador, combina en diecisiete cuentos asuntos muy dispares, encarados desde lo real, lo fantástico, o lo maravilloso inclusive. Uno de ellos, “La guerra donde seremos soldados”, le pone el título al libro.
“Desde el epígrafe, que es una aplastante sentencia de Francisco Umbral, intento algunos retratos por cierto insuficientes acerca de la condición humana. Aprovecho a decir al lector lo que en general la gente no puede o no desea ver de sí misma. A riesgo de ser antipático, busco lectores que digan: no comparto lo que escribe, pero qué bien lo escribe. Hacia la segunda mitad del libro, por una suerte de secuencia temporal de los argumentos, los cuentos corresponden a esa tipología que Sábato llamó “anticipación científica”.
Narrador de principio a fin, asegura que “el buen cuento tiene que funcionar como un estupendo tobogán donde quien se deja llevar caiga de traste en tierra y quiera volver a probarlo”.
¿Qué motivaciones palpitan detrás de este libro? “Un poco en broma me gusta decir que la literatura es un inmenso periódico de noticias atrasadas, tales como que Emma Bovary se suicidó, o bien que Fierro al fin topó con sus hijos, que el Cid casó mal a sus hijas, o mucho antes que eso Odiseo volvió a dormir en su cama al cabo de veinte años de ausencia. En mi libro, el tercero ya de cuentos, ocurren novedades serias que me fascinaría hallar algún día entre semejantes noticias”.
Alejandro Marino, autor de "El Rancho de Mulligan".
“Mi primer texto lo escribí a los 12 años. Tengo escritos tres libros de poesía, uno de cuentos, una novela y 20 obras de teatro. Todos inéditos. Escribir teatro llego naturalmente dentro del proceso literario”, dice el escritor neuquino. Durante casi treinta años ha actuado, dirigido, escrito y compuesto música para obras.
“Hace seis que estoy radicado en San Rafael y junto a mi mujer Evangelina Páez, venimos desarrollando una actividad basada en el teatro bar. Estoy terminando el tercer año del profesorado de teatro y formé un elenco, Los Quijotes de la Mancha, con el cual vamos a estrenar mi última comedia “La terrible y paradigmática vida oculta de Silvestre Stallin”.
¿Cómo describe obra premiada? “‘El Rancho de Mulligan’” es una comedia teatral descabellada, hilarante, insólita y muy original (según las palabras del jurado) en tono de cómics.
Su protagonista, El llanero solitario, vive en un pueblo fantasma en el medio del desierto con Mr. Mulligan y su hermosa y pulposa hija. Con la aparición del forastero Gerardo Bogginno se irá tejiendo la trama en una sucesión de hechos y sorpresas que llevarán a los personajes a un final totalmente inesperado.
Marino cuenta que el disparador de esta obra fue una viñeta de Mafalda
"Hago una apuesta intensa a la comedia y a que el espectador retome el goce estético en el teatro, sin que esto denote un teatro de mala calidad. Estoy cansado de la tragedia", cierra.
Marcos Martínez, autor de "Geografía de la villa para principiantes y cuentos prescindibles". (Premio Cuento)
“Se podría decir que hay un hilo conductor del primer al último cuento de Geografía...”, explica Martínez, “ese hilo sutil va desde la fundación de las villas hasta su ‘futuro’ (distópico) En ese recorrido hay extranjeros que llegan cargados de prejuicios, hay tomas, hay desalojos, hay vidas detrás de los villeros, hay historias”.
¿Por qué el título? “Los libros para principiantes suelen servir como una introducción para el que no sabe nada, en este caso sucede algo similar, la diferencia es que, en lugar del desconocimiento, hay prejuicios de la sociedad. En ese sentido el libro busca desmitificar, humanizar”.
Martínez cree no se puede escribir acerca de lo que no se conoce. “La villa me parece un mundo fascinante, como decía el padre Mujica: ‘lo único que habría que erradicar de las villas miserias es la miseria’. Nunca vivió en la villa, aunque si entró a algunas y fue testigo de cosas muy movilizantes.
“Esos son algunos de los disparadores: situaciones en los que fui testigo, historias que me contaron, sueños e imaginaciones diversas. Soy un principiante aunque se me viene a la cabeza también una frase de Lorca, ‘soy un pulso herido que recorre las cosas desde otro lado’”.
La villa estaba por todos lados, dice, entonces empezó a pensar que de alguna manera estaba escribiendo un manual para lectores no villeros, para principiantes en un territorio: la villa. “Ahí empecé también a leer manuales de geografía de distintas épocas, algunos están citados para construir otra ironía más: el índice.”
La segunda parte del libro se llama ‘Cuentos prescindibles’. “Tiene que ver con que mientras existan villas en la Argentina, el erotismo, el miedo a la muerte, las relaciones de pareja, los juegos estéticos/oníricos, son cuestiones completamente prescindibles”, destaca.
Por último, agrega que es muy interesante siempre recibir premios y ser reconocido, “pero que el mayor reconocimiento para mí y para todos los artistas de la provincia sería poder vivir de lo que amamos y poder llegar cada vez más a nuestros vecinos, pero sobre todas las cosas ser considerados trabajadores del arte por nuestros gobernantes. Como dije en algún otro medio, y es lamentable ‘Más vale un Romeo Santos que mil Markamas’”.
Fabricio Márquez, autor de "Lo profundo del Marcito" (Premio Novela)
“Creo que las mujeres son más interesantes como personajes, sobre todo en estos tiempos en que van para adelante”, dice Márquez. Por eso su voz narradora (y el punto de vista de la novela ganadora) es femenino. “El hombre ha sido ya demasiado protagonista”.
“Lo profundo del Marcito” podría sintetizarse así: “es una novela de aprendizaje, narrada por su protagonista, Paula, una joven de unos veinte años, lesbiana, adicta. El consumo de cocaína la llevará a una crisis y un sueño de su infancia la llevará de vuelta al Marcito, el embalse donde pasó su niñez. Ahí va a encontrar trabajo, amigos, enemigos, un gran amor, una vida, un sentido. Y su sueño la ayudará a desentrañar el secreto que se halla oculto en lo profundo del lago”.
¿Qué secreto? “Tiene que ver con esa noción que tenemos todos acerca de los desaparecidos arrojados al embarse”.
Un Carrizal de ficción. Un autor que asume una voz de mujer. Un viaje al pasado. Y un sueño constante a lo largo de una vida que se vincula con una etapa negra de la política.
Esta novela fue escrita por Márquez casi de un tirón. Lo hizo mientras cuidaba una casa de campo. Lo primero que trazó fue un plan. Y lo más difícil fue encontrar la voz. Paula, la protagonista, se recuerda a la orilla de un embalse. Pero además recuerda un sueño que la ha seguido por mucho tiempo.
En clave de realismo (sin fantástico a la vista), el autor asume otros riesgos. No sólo narrar desde una mujer, sino desde una muchacha, casi adolescente, con problemas de adicción y a la que le gustan las chicas.
El origen fue un cuento viejo al que no le vio posibilidades pero que, sin embargo, guardaba el germen de una buena historia. Ambientado en el Carrizal, retomaba el tema de los desaparecidos.
Antes, claro, había llenado páginas y páginas. Hizo el intento de una primera novela que se fue ramificando hasta el desinterés. Ésa, dice, fue su facultad. Pero, en 2011, esos años de aprendizaje y escritura en soledad dieron su fruto.
El residente del Este (vive en Rivadavia), que se desempeña desde hace años como gestor cultural organizando actividades para la comuna, que se asume como un escritor “de perfil un poco extraño”, fue ganador hace cuatro años del mismo Certamen (categoría cuento) con un libro titulado “B° Alborde”.
Márquez ganó entonces por primera vez el certamen vendimial. Y no paró de escribir. “Me ha influenciado tanto García Márquez como David Lynch”.