Ganadores de la vida y el mundo deportivo

Dos de los atletas mendocinos que compiten en el certamen ecuménico de Mar del Plata, contaron sus vivencias y anhelos tras superar momentos difíciles.

Ganadores de la vida y el mundo deportivo

Durante el desarrollo de los XX Juegos Mundiales, para  trasplantados que se realizan en la ciudad de Mar del Plata; los diferentes referentes mendocinos de la selección argentina han contado su historia. Hoy es el turno de Ariel Alejandro Amat (41) y Carlos Poujade (70), que compitieron en esta  justa planetaria y que obtuvieron buenos dividendos deportivos.

Carlos Poujade logró una medalla de oro en golf en la categoría individual, y dejó atrás a buenos exponentes de Estados Unidos e Inglaterra entre otros.

No le gustan mucho las entrevistas, pero en esta oportunidad “Todo es válido para la causa que pregonamos y que es que día a día se sumen nuevos trasplantados a realizar algún deporte. Porque el deporte es el mejor inmuno regulador que existe”, apuntó este hombre que comenzó a jugar golf de “grande” y que espera para los próximos certámenes de trasplantados representar a Mendoza en natación: “Me estuve fijando y con un buen entrenamiento, me hubiera ido bien”.

“El próximo 20 de setiembre cumpliré nueve años del trasplante de corazón. Jugaba tenis, pero al enfermarme el médico me dijo que no continuara y así que a los 57 años aprendí a jugar golf. Estuve siete meses en lista de espera y mi idea de competir es enviar un mensaje a los trasplantados que es muy importante la práctica del deporte y que se animen los que no lo hacen”, apuntó Carlos.

Si bien Poujade pertenece a los registros del Golf Club Andino nunca jugó un certamen de esta naturaleza. “No tenía ni hándicap y nunca había jugado 18 hoyos. Así que  fue todo un cambio para mí. Además, el golf es uno de los deportes más complejos para aprender, porque se necesita un precisión importante”.

Carlos Poujade llegó a este Mundial por casualidad. “Un día leo en el diario, que se realizarían los Juegos Nacionales, no sabía que existían este tipo de torneos y fui a ofrecerme para ver en que podía ayudar a llevar y traer gente durante la competencia. En el ministerio me contactaron con Rosana Mateos y bueno, ella me enganchó para que compitiera, lo hice y clasifique para el Mundial. Eso sí, para prepararme para la competencia en Mar del plata me puse un profesor. En un principio costaba, pero al final estuve listo (...) la medalla va y viene, estoy contento y lo que realmente deseo que esto sirva para que otros tomen conciencia y se animen”, confió este veterano atleta que sigue soñando con lograr más medallas.

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