A pesar de la incertidumbre por el comportamiento que tendrá el consumo en los próximos meses, y la demora del Gobierno en pagar el beneficio previsto en la ley que promueve el engorde en la provincia, los productores mendocinos de carne bovina confían que el negocio retomará el equilibrio, porque hay marcado interés por invertir en negocios que, aunque dejen márgenes acotados, resulten más estables en el tiempo.
Hoy, los números del sector están “muy finos”, pero hay llamativas señales de inversores -la mayoría de ellos locales- que buscan en ciertos eslabones de la cadena ganadera, un alivio a la incertidumbre que generan otras producciones regionales que, aunque eventualmente puedan dejar márgenes mayores, están expuestas a bruscas fluctuaciones por accidentes climáticos o circunstancias de mercado.
Martín Caro, gerente de Litexco, una empresa que -entre otras cosas- produce carne vacuna en su feedlot instalado en San Rafael, señaló que el negocio del engorde de ganado bovino está “en situación de expectativa porque, si bien la rentabilidad, en este momento, es baja, confiamos en que las condiciones generales del mercado se van a ir normalizando”.
Caro, que -por otra parte- preside la Comisión ad hoc del Cluster Ganadero Bovino de Mendoza recordó que “estamos ante una nueva zafra de terneros que no sabemos cómo se va a presentar, pero todo parece indicar que va a mejorar la oferta de invernada respecto de la campaña anterior y estamos frente a una próxima cosecha de maíz, con mayor producción también, de manera que este año vamos a tener materia prima para trabajar, y eso abre una expectativa positiva para la cadena en su conjunto, desde el eslabón de la cría hasta el engorde”.
No obstante, ello señaló que “nos preocupa, en cambio, que el consumo de carne vacuna siga siendo acotado, y no tenemos claro cuál será su comportamiento durante el resto del año”. Confirmó que “la demanda se ha retraído, debido a la caída en el poder adquisitivo de los ingresos de la población”.
"Nos preocupa que el consumo de carne vacuna siga siendo acotado, y no tenemos claro cuál será su comportamiento durante el resto del año"
A todo esto, desde el Valle de Uco, Francisco Castillo comentó que en su zona “el consumo no bajó tanto”. Castillo tiene un negocio distinto. Compra la mayoría fuera de la provincia -una parte menor en Mendoza-, los engorda en su establecimiento ubicado en San Carlos, contrata la faena y vende al público en sus propias bocas de expendio que tiene en ese departamento, en la ciudad de Tunuyán y en Vista Flores, y distribuye en algunas carnicerías de la zona. Según él, el secreto está “mantener un cierto nivel de calidad y no subir mucho el precio”.
El empresario del Este Ariel Lizarraga, en tanto, considera que “ha caído mucho el consumo de carne vacuna”, pero eso no se no se ha reflejado linealmente en su actividad.
Es que, junto con su socio José María Rodríguez, ha buscado un camino distinto. En el establecimiento ubicado en Santa Rosa prestan el servicio de “hotelería”. Reciben animales para sumarles kilos, y “como siempre hay gente que tiene una platita guardada y quiere hacerla girar para que no pierda valor, un negocio relativamente corto, como éste, cumple ese objetivo”, asegura.
El nivel de actividad
Lo cierto es que, pensado en la inminencia de la salida al mercado del grueso de los terneros de la presente zafra, y de la cosecha de cereales, el sanrafaelino Martín Caro remarcó la importancia de una eventual mejora en la disponibilidad de hacienda y de grano, “porque vamos a tener más posibilidades de producir", cosa que "no se da cuando uno tiene que trabajar con mercados escasos”.
En este sentido, apuntó que hoy, los corrales de engorde tienen ocupada -en promedio, en todo el país- “aproximadamente un 65% de su capacidad”.
El ejecutivo sureño -que, además, es vicepresidente de la Específica de Ganadería de la Cámara de Comercio, Industria y Agropecuaria de San Rafael- aseguró que “en Mendoza incidió también, en la caída de la actividad, la demora del Gobierno provincial en liquidar el beneficio que contempla la que 7074”, para promover la recría y el engorde de hacienda vacuna en territorio mendocino. Reconoció que “eso hizo que se resintieran los volúmenes de hacienda ingresada” a la mayoría de los corrales de engorde y, por eso, “hay muchas decisiones de inversión que vienen demoradas”.
Otro negocio, otra realidad
Desde el Este, José María Rodríguez expone un panorama distinto. El “hotel” de Santa Rosa tiene cubierta “más del 80% de la capacidad”. Asegura que “esto ocurrió inclusive en enero, que es un mes -junto con febrero- cuando habitualmente cae la actividad”. Según él, inclusive “durante 2016 la ocupación estuvo siempre cercana al 80%”, muy por encima de los registros de años anteriores.
Rodríguez atribuye esta firmeza en la actividad a varias razones. “Por un lado, en los últimos meses, hubo criadores de la zona que trajeron los terneros que tuvieron que destetar anticipadamente porque empezó a llover menos en el campo y necesitan mantener el estado corporal de las vacas”.
Por otra parte, “algunos viñateros ya venían entrando en el negocio comprando novillos livianos, nos los traen para engordarlos y los venden después”. Además, “están siempre los abasteros que nos traen novillos que compran fuera de la provincia, y los tenemos unos 60 días para darles el tipo de terminación que demanda el mercado”.
Rodríguez precisó que “antes trabajábamos mucho con vacas, y ahora, el 90% de lo que tenemos es novillo”. Reveló que “inclusive en muchos casos nosotros le buscamos comprador (del novillo terminado) a nuestro cliente, porque es un mercado que tiene mucho movimiento, y no todos conocen muy bien el negocio todavía”. Señaló que “a ese inversor le deja un margen de ganancia, vuelve a comprar y a traernos los animales, creo que por todas esas razones seguimos teniendo mucho movimiento”. Ahora “estamos esperando la temporada alta, en abril y mayo”, cuando comienza la zafra de terneros del 2017.
Números ajustados
Sobre la evolución del negocio, Francisco Castillo señaló que, “considerando la forma como nos manejamos, a nosotros los números todavía nos está cerrando, a pesar de que aumentó mucho el costo del servicio de faena y los impuestos”.
Por otra parte, remarcó que hay muy poco recupero (excepto las vísceras) porque “el cuero no vale nada, y mientras no cierre el tipo de cambio para exportar vamos a seguir con el problema, por eso hay cueros amontonados por todos lados y se están tirando”.
Aclaró que, para equilibrar la ecuación, “dejamos de comprar terneros chicos, porque es muy largo y costoso el período de la recría, y compramos algunos recriados en San Rafael, pero la mayoría en La Pampa o en Córdoba”.
Es que “nos conviene que sean animales casi terminados - entre 250 y 320 kilos- y hacerles solamente una terminación, con alfalfa verde picada, maíz, avena, cebada y un núcleo”, sintetizó.
Castillo explicó que “no hay mucho animal recriado en la provincia, porque la mayor parte de lo que hay se lo llevan los feedlot grandes”.
Por otra parte, advirtió que “no hay tantos terneros de buena calidad en Mendoza, porque mucha gente todavía tiene animales criollos en el campo, y cuesta llevarlos a un peso de faena razonable”.
Según el empresario, “con hacienda de buena genética, el negocio va a seguir funcionando; pero lo criollo no tiene más mercado”.
Desde el Sur, Martín Caro espera que el sector tenga ahora una dosis de oxígeno, porque las autoridades provinciales “se comprometieron a normalizar las liquidaciones del beneficio derivado de la Ley 7074” por lo que “la expectativa es que paralelamente se vaya normalizando la actividad”.
Confían en que se normalizará el sistema de promoción
El empresario y dirigente de San Rafael Martín Caro, confirmó en tanto que el nuevo procedimiento que dispuso la Dirección de Ganadería para acceder a los beneficios que otorga la Ley provincia 7074 a recriadores y engordadores “ya está funcionando a partir de julio del año pasado”.
Por otra parte, señaló que la Cámara empresaria departamental continúa las gestiones para recuperar lo que Estado provincial adeuda al sector, por el beneficio correspondiente a períodos anteriores.
Caro aseguró que “me cuesta encontrar un sector de actividad, en el país, que esté totalmente decidido a reanudar las inversiones, y un beneficio como el que contempla esta ley -en una provincia que no es de las más importantes en cuanto a producción ganadera- es determinante para decidir una inversión”.
Aclaró que “no me refiero solo a quien esté pensando en venir a Mendoza a instalar un feedlot, sino también a quien hoy está instalado y tiene que tomar la decisión de comprar los animales para trabajar al 100% de su capacidad”.
Aseguró que “si esto hubiera funcionado con mayor fluidez, mucha más gente se hubiera volcado al negocio del engorde bajo riego porque, de hecho, algunos criadores damnificados por los incendios, han salido a resolver la situación llevando la hacienda a su finca si la tenían; o recurriendo a un servicio de hotelería o asociándose con productores del oasis irrigado”.
De manera que “al margen de la incertidumbre sobre el comportamiento que tendrá el consumo en los próximos meses, si el incentivo provincial se estuviera liquidando en tiempo y forma, sería un factor determinante de la expansión de la actividad” de engorde de ganado bovino en Mendoza.
Para Martín Caro, este esquema de promoción sería el disparador de las decisiones de inversión, sustentadas, de por sí, en el natural atractivo que ejerce el mercado local de carne: Mendoza -entre residentes y turistas- consume el equivalente a aproximadamente 450.000 novillos por año, y engorda en su territorio sólo 50.000 novillos.
“La diferencia, es carne que ingresa con el valor agregado puesto en las provincias de origen, y nos estamos perdiendo la posibilidad de agregarle ese valor acá, a un volumen que debería ser paulatinamente creciente”, finalizó el dirigente de San Rafael.
