Gallardo le cambió la historia - Leandro Aguilera

¿Qué se decía en el ambiente del fútbol antes de la llegada de Marcelo Gallardo a River? La respuesta era simple y directa “el equipo de Núñez no es copero y sólo consigue títulos nacionales”. Desde que el Muñeco llegó al club consiguió, casi todos los títulos en el ámbito internacional sin poder conseguir una liga local. Las Copas nacionales fueron la Argentina y Supercopa. Con la Recopa conseguida el jueves, el entrenador llegó a su conquista número diez (entre ellas dos Libertadores, una obtenida el año pasado ante Boca, como las más importantes). El DT siempre habla de creer y convence a sus futbolistas a jugar de una manera que es a diez mil revoluciones por lo que pocas veces se lo ve superado futbolísticamente. El equipo presiona todo el tiempo desde los delanteros, pasando por los mediocampistas y terminando en los defensores. Así va llevando al rival a equivocarse y eso es utilizado como la herramienta fundamental para construir fútbol. A la suerte también se la acompaña y hoy por hoy esta de su lado pero no quita méritos a nivel de juego.

Esta era de Gallardo en River me hace acordar a la de Bianchi en Boca (tuve la posibilidad de vivirla y les aseguro que el ex técnico Xeneize fue el mejor de la historia de nuestro fútbol, no sólo de la del club Azul y Oro). En aquella época dorada ganó muchas copas internacionales y campeonatos locales ¿Por qué me hace acordar? Porque la imagen de Gallardo es cada vez más grande y sigue reinventándose año a año. Los objetivos que se propone, son cumplidos de manera grupal. Todos sus dirigidos le reconocen sus virtudes y son convencidos de los que pretende de ellos. Hoy es el mejor de la Argentina y le dio a River lo que no tenía, presencia internacional. El partido de vuelta ante Paranaense fue casi perfecto y ganó bien. Pasó de una mala actuación en Brasil a llevarse por delante al rival en el Monumental. Con eso consiguió otra Copa.

La deuda de Gallardo es ganar alguna liga local. Algo que desde que asumió no pudo conseguir, ahora bien en las charlas futboleras que tengo con mis amigos que son hinchas de River, a ninguno les importa la Superliga porque ven que las vueltas olímpicas llegan, por lo general, a nivel sudamericano. Con eso se conforman, no es para menos, y desean que no se vaya nunca. Algunos quieren hacerle un contrato de por vida porque temen que cuando se vaya –se lo sigue posicionando para dirigir a la selección Argentina después de la Copa América- será muy difícil sostener todo lo que consiguieron en estos años. El tiempo lo dirá porque todo se termina como dicen varias letras de canciones aunque deben seguir disfrutando este presente porque nadie sabe hasta cuando será.

Se terminó el semestre en nuestro fútbol con la Copa Superliga, formato que me gustó mucho porque generó en cada partido una sensación de final ya que cada ida y vuelta era definitoria. Sólo habría que ajustar algunas cosas en cuanto a los equipos que quedan eliminados en las primeras fases para que sigan, de alguna manera, en competencia. Boca Juniors y Tigre brindaron un buen espectáculo aquí en Córdoba donde pudimos vivir el juego definitorio e inolvidable. Ahora todos disfrutarán de sus vacaciones para esperar lo que bien, un semestre muy duro para ambos equipos y para todo nuestro fútbol. El campeón no se discute y a sus hinchas les queda disfrutar de un título más. Mientras tanto la redonda seguirá rodando en Brasil con la Copa América.