Equipos internacionales de investigadores anunciaron hoy la primera detección directa de ondas gravitacionales, un avance mayúsculo para la física que abre una nueva ventana al Universo y sus misterios. Una científica argentina participó del fundamental hallazgo y es la vocera del emprendimiento.
El descubrimiento, develado en una conferencia de prensa en Washington, corona esfuerzos de décadas y confirma una predicción efectuada por Albert Einstein en su teoría general de la relatividad de 1915.
"Detectamos las ondas gravitacionales, lo logramos", dijo entre aplausos David Reitze, físico de Caltech (California Institute of Technology) y director del laboratorio Ligo (Laser Interferometer Gravitational-wave Observatory).
En el equipo de científicos hay una argentina: la doctora Gabriela González. "Esta detección es el comienzo de una nueva era. La era de la astronomía de las ondas gravitacionales ya es una realidad", dijo González, portavoz del equipo LIGO y profesora de astrofísica en la universidad estatal de Luisiana (sur).
"Esta detección es el comienzo de una nueva era"
Las ondas fueron detectadas en septiembre tras 50 años de esfuerzos, gracias a los instrumentos del Ligo, que miden cada uno cuatro kilómetros.
Gabriela es actualmente profesora en el departamento de física y astronomía en la Universidad Estatal de Louisiana (LSU). "Nací en 1965 en Córdoba, Argentina. Asistí a la Universidad de Córdoba para continuar con mi licenciatura y me gradué en 1988. Me trasladé a la Universidad de Syracuse en 1989, donde obtuve mi doctorado midiendo el movimiento browniano de una torsión Péndulo", contó la argentina a publicaciones especializadas de Estados Unidos.
"En 1995 fui a trabajar con el grupo del MIT-LIGO (sigla en inglés de Observatorio Gravitacional de Ondas de Interferómetro Láser) como un miembro del personal científico. Me uní a la facultad de la Universidad Estatal de Pensilvania en 1997, y la facultad de la Universidad del Estado de Louisiana en 2001", agregó la exitosa científica en una entrevista con la revista Physics World.
"Estoy casada con Jorge Pullin, que es el catedrático de Física Hearne en LSU. Creo que somos un ejemplo vivo de que Einstein estaba equivocado cuando dijo que la gravitación no se hace responsable de la gente que cae en el amor, ya que nos encontramos con el estudio de su teoría de la gravedad!", contó risueña. Su esposo Pullin es un físico egresado del instituto Balseiro.
La mujer dedicó toda su carrera a la búsqueda de este fenómeno que abre una nueva era en la cosmología.
El doctorado de González se centró en el movimiento browniano y las ondas gravitacionales. Gabriela estudió una forma de predecir el ruido térmico que podría "ahogar" extremadamente en una pequeña señal de la onda gravitatoria. Por lo tanto, ser capaz de predecir el ruido térmico se vuelve importante cuando los físicos estudian las ondas gravitacionales.
“He sido un miembro de la Colaboración Científica LIGO (LSC) desde 1997 y en 2011 fui elegida como su vocera. Mi grupo está involucrado con la caracterización del ruido en los detectores de LIGO, con la calibración de los detectores, y con el análisis de los datos”.
En su trabajo en LIGO, Gabriela ayuda a crear detectores que permitieron a los científicos verificar la existencia de las ondas gravitacionales, un fenómeno que no puede ser observado directamente.
"Estas ondas fueron predichas por Einstein hace casi un siglo, pero nunca se han observado directamente", contó Gabriela a la revista Physics World.
"Los detectores LIGO que se construyen ahora debería ser capaz de detectar muchos eventos por año", agregó. La científica estima que las muchas observaciones LIGO permitirán obtener datos en bruto sobre los agujeros negros: "Tendremos un nuevo tipo de telescopio para decirnos acerca de la vida y muerte de las estrellas".