A casi un año de filmar en Mendoza la serie "El anticuario", Gabriel Schultz volvió a la provincia para ser parte del estreno del primer capítulo de la ficción, dirigida por Emilio González Martínez, en el marco del Graba 03.
Y aunque todas las mañanas es uno de los columnistas del exitoso programa "Perros de la Calle", que conduce Andy Kusnetzoff por radio Metro, el periodista que siempre tiene al humor como aliado, le tomó el gusto a la actuación y en los últimos años desarrolló esta nueva faceta.
Uno de los proyectos que lo tiene como protagonista es esta serie mendocina, protagonizada además por Gastón Pauls, Mariana Anghileri y la mendocina Julieta Dora.
En tono de comedia, la historia ronda al personaje de Mario Marianetti (Pauls), un amante de objetos antiguos que tiene su oficina en un pasaje céntrico mendocino.
Malhumorado, se lleva mal con todo el mundo. Pero su actitud cambia cuando conoce a Margot (Anghileri). Mientras que Juan, el personaje de Schultz, tiene una tienda de mascotas frente a la oficina de Mario, con el que tiene una relación amable. La ficción realizada íntegramente en Mendoza tiene cuatro capítulos y en los próximos meses se estrenará de manera oficial en plataformas on demand.
-¿Cómo viviste la experiencia de volver a la actuación con esta serie?
-Con mucha alegría. Todo comenzó cuando Emilio me contactó por Instragram y no sabía quién era. Seguimos la conversación y me encantó la idea, el grupo de trabajo y que era en Mendoza. Algo había hecho en televisión. Por ahí sorprende verme actuar, pero me lo estoy tomando cada vez más en serio.
-¿Tuviste alguna dificultad para interpretar este personaje?
-Tenía dos ventajas, porque Emilio es un director que te deja hacer. Y por otro lado tenía de compañero a Gastón, que te va marcando y ayudando. Y sentía que estaba muy protegido y eso fue fundamental.
-Tu personaje es bastante simpático, ¿qué te llamó la atención?
-Tiene muchos puntos de contacto conmigo. No es que tuve que componer un personaje muy distinto a lo que soy. Obvio que el personaje tiene otras cuestiones, pero me hizo reír en algunos aspectos. A mí también me gusta hacer reír con lo que hago, tanto cuando actúo como cuando conduzco.
-O sea que el director dio en la tecla con la búsqueda.
-Sentí que sí, pero fui muy feliz haciéndolo y confío que el resultado es muy bueno. Y eso me alegra y me tranquiliza.
-¿Tenés otros proyectos como actor?
-Además de estar en Metro a la mañana, estoy filmando la serie de “Maradona”. No puedo dar muchos detalles de mi papel, pero aparezco en el primer capítulo y está ligado a la vida de Maradona y sus inicios en Argentino Juniors. Desde el inicio en el fútbol hasta su debut en primera. Ya es una serie que está dando que hablar en Argentina y en el mundo. Y después participaré en una serie de Netflix donde actúo con Sebastián Wainraich. Y estoy tomando clases de teatro, así que va en serio esto de actuar. No te digo que será mi único trabajo, pero dado que trabajar en los medios de comunicación como periodista está cada vez más difícil, con la actuación me estoy abriendo otras puertas.
-¿Las plataformas de streaming se comieron a la televisión abierta en Argentina?
-En el caso de la ficción creo que las plataformas la salvaron. Porque la tv abierta descuidó a la ficción. Hoy son contadas con los dedos de una mano las ficciones en la tele, como el caso de “Argentina, tierra de amor y venganza” o “Campanas en la noche”.
Gracias a Dios que existen las plataformas para que se siga haciendo ficción en el país, porque si no estaríamos en problemas. Con la invasión de novelas turcas y brasileras se dejó de dar trabajo a mucha gente que tiene talento. Y por suerte la industria se sostiene en las plataformas.
-Esto es parte de la crisis de los medios, que incluye también al periodismo.
-Con el tiempo el público te la cobra, porque hoy en la tv abierta la merma de público es evidente. La gente elige otras cosas, y buena calidad, que la tele no le da. Cuando hay calidad, la gente ve las ficciones. Por eso no hay que echarle la culpa a Netflix u otras plataformas. Lo más probable es que la gente vaya a buscar a otro lado un programa que le deje algo. Lo mismo sucede con los programas políticos. El público está cansado de escuchar lo mismo, y un montón de panelistas opinando: no se quiere ir amargado a dormir. Por eso busca distraerse.