Gabriel Rolón: “El analista tiene mucho de guionista”

El mediático psicoanalista llega a Mendoza con dos funciones de sus “Historias de diván”, adaptación teatral de su libro homónimo en el que recrea casos reales que pasaron por su consultorio. “La obra conmueve sin caer en golpes bajos”, asegura.

Gabriel Rolón: “El analista tiene mucho de guionista”

Desde que debutó en teatro el año pasado con la adaptación de su libro “Historias de diván”, el psicoanalista y músico Gabriel Rolón ha sumado otra exitosa faceta a su mediatizado interés por difundir la práctica terapéutica en todos los rincones del país.

“Historias de diván” fue un texto que paseó con éxito por distintos soportes: nació como libro en 2007, luego saltó a la pantalla chica en 2013 en formato miniserie protagonizada por Jorge Marrale y, finalmente, desembarcó en teatro interpretada por el propio Rolón, a quien acompañan en escena su hija Malena y los actores Alejo García Pintos y Roberto Catarineu, todos con dirección de Carlos Nieto.

El éxito de la obra fue instantáneo. Básicamente, el escrito original que superó las trece ediciones, está basado en ocho casos reales en los que se describen los diálogos entre un analista y sus pacientes.

Pero para la versión teatral se recortaron los casos más emblemáticos entre los lectores: el del Padre Antonio (García Pintos), un sacerdote cuya fe empieza flaquear y decide acudir al psicoanálisis, y el de Majo (Malena Rolón), una adolescente obsesionada por la muerte.

El elenco lo completa Roberto Catarineu en la piel del supervisor de Rolón, que devela los temores y dificultades que enfrenta un analista al atender a sus propios pacientes.

“Los casos que elegimos montar sobre el escenario no son para identificarse fácilmente, pero las problemáticas que los rodean sí: la culpa, la sexualidad, la relación con los padres, la angustia, la muerte”, cuenta Rolón, y agrega que: “ese es el desafío de ‘Historias de diván’, contar tramas poco comunes y movilizar afectos que son generales”.

Y si bien para abrevar en esos universales la pieza recorre temáticas sensibles, Rolón advierte que “no se trata de un melodrama, ni la intención de la puesta es meter el dedo en la llaga para hacer llorar al espectador. Sólo queremos que los conmueva el efecto de verdad de lo que queremos transmitir”.

-¿Hay algo de humor en la obra o todo pasa por lo estrictamente dramático?

-Hay distintos matices, como en la vida. Pero yo soy un hombre de emociones fuertes y lo que mejor me sale -y también lo que más disfruto- es llevar a la gente en un viaje hacia el interior, sensible aunque sin caer en golpes bajos.

Yo en mi vida diaria siempre apunto a lo profundo, aunque eso no excluye necesariamente el humor.

-Pero podrías alguna vez hacer una comedia?

-Yo no escribiría una comedia, soy de contenido más denso y siempre imagino más momentos de silencio, de sensibilidad a flor de piel, que escenas desopilantes.

-¿Cuál es el límite entre la sensibilidad y el golpe bajo?

-Es similar al que existe entre la seducción y el abuso: hay un margen muy pequeño. Por eso a nosotros nos interesa que la obra conmueva por su fuerza y nada más.

Un autor comprometido

Aunque parezca una conjunción algo insólita, el paso de Gabriel Rolón por el teatro no es de una improvisación antojadiza. Para nada: sus primeros pasos, en la adolescencia, incluyeron un primer impulso hacia la actuación.

Previo a la Facultad de Psicología, Gabriel Rolón hizo su examen de ingreso a la escuela de Arte Dramático.

“En la tele no se me ocurrió ponerme al frente, ni en la película ‘Los padecientes’ (otro de sus libros) que se está por empezar a rodar. Pero en esta obra sí, tuve ganas de ponerme en mi propia piel y subirme al escenario”, comenta.

-¿A qué atribuís el éxito del texto, que triunfó igualmente en distintos soportes?

-Quizá a que te da la posibilidad de espiar una sesión de psicoanálisis. Y más que nada en este país donde todos nos sentimos psicólogos o directores técnicos.

Espiar también puede dar un placer morboso en el mejor de los sentidos. Sólo que acá, en lugar de una cuarta pared, es como si fuera una cámara Gesell.

-La adaptación teatral de tu libro, ¿la hiciste vos mismo?

-Sí, pero no fue algo demasiado complejo porque yo siempre escribo con una mirada cinematográfica. Mi escritura está concebida, atravesada, a partir de situaciones que intentan preparar el alma del lector para que lo que está leyendo pueda ser visualizado en imágenes.

Todo analista tiene algo de guionista en lo que arma con cada paciente en particular, porque se piensa cómo decir algo, cuál es la intervención, los silencios, las formas.

-¿Y "Los padecientes" también la adaptaste vos para el cine?

-Sí, junto con Marcos Negri. Es una historia policial que va a dirigir Nicolás Tuozzo y donde yo también trabajé en el guión. La van a protagonizar Pablo Rago como el psicoanalista detective, Benjamín Vicuña y la China Suárez. La idea es empezar a filmar a fines de este mes.

Y para concluir, Gabriel Rolón aclara que “hubo varios productores interesados en comprarme los derechos, tanto de ‘Los padecientes’ como de ‘Historias de diván’, pero yo no suelo venderlos.

Si no participo no los entrego, porque se tocan temas muy delicados y trato de cuidarlos hasta el último momento”.

La ficha

"Historias de diván. La obra".
Con: Gabriel Rolón, Alejo García Pintos, Malena Rolón y Roberto Catarineu.
Dirección: Carlos Nieto.
Funciones: Hoy a las 22, en Teatro Ducal (Lavalle 740, Rivadavia).
Mañana a las 22, en Teatro Plaza (Colón 27, Godoy Cruz).
Entradas: $250. Se pueden adquirir en las boleterías de los teatros o en Tarjeta Nevada (San Martín 1390).

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