“Tiene los colores de los mundos de Copi y la ternura de los mundos de Manuel Puig”, dijo uno de los jurados, Martín Kohan, acerca de la novela ganadora del premio internacional de novela Letrasur 2012. Y los otros dos, Vlady Kociancich y Juan Sasturain, asintieron.
“No es una novela de travestis, es una novela sobre las víctimas de la belleza”, aclaró Gabriel Dalla Torre al recibir, el miércoles pasado en Buenos Aires, ese premio que significa 50 mil pesos, la edición de El Ateneo y alta visibilidad.
Las referencias de Kohan y ese guiño a Di Benedetto (quien dedicó Zama a “las víctimas de la espera”) no sólo revela que estamos ante un lector omnívoro, además permite pensar a Dalla Torre en un territorio narrativo trajinado por el deseo, el silencio, las formas de la asfixia y sus destapes. Pero él (que ya escribió “Las viajadas” y “Las habilidades inútiles”), que vive en Mendoza desde hace varios años, sabe que la ex-centricidad de sus personajes supera cualquier estereotipo travesti o antecedente literario. Donde la iniciación callejera no osa decir su nombre, el autor encontró un título: “Soy lo que quieras llamarme”.
Cuenta la historia de un grupo de travestis mendocinas, obsesionadas por la belleza de sus nuevos cuerpos, y que urden toda una serie de delitos para garantizarse la subsistencia. Rubí, narradora de gran parte del texto es una devota de las novelas de Corín Tellado, y sueña con escribir historias románticas y apasionadas. “En el sentimentalismo y en la coquetería encuentran los personajes su verdad, y esta novela su brillo literario", agregó Kohan.
Entre Di Benedetto y Puig, también Leonardo Favio. “El universo de la novela es también el de los personajes de pueblo que se deslizan entre los arquetipos”, profundiza.
Hay otro link, el del lenguaje cinematográfico, el de una escritura con pulso de guión. Porque Dalla Torre se vale de una lengua viva, dispuesta a sacarle el cuerpo a toda la posibilidad de captura por la moral o el cinismo. Es, como Caicedo, un escritor con oído.
“Es una novela de aventuras, al menos yo la veo así”, reflexiona. Y denuncia: “De aventuras que derivan de ese estado de prohibición en el que viven los personajes”. Gabriel se refiere, específicamente, al polémico artículo 54 del Código de Faltas de la Provincia. Por éste, que hace alusión a las Faltas contra la Moralidad (y utiliza términos como ‘Homosexualismo’ que todavía son manipulables) una travesti puede ser interceptada en la calle y detenida sin más.
Kociancich apuntó: "Es una novela de indiscutible originalidad por la composición de la trama, que revela la historia y el destino de cada uno de sus personajes en el marco de una bruma de melancolía tan eficaz en la escritura como en la puesta en escena de sus momentos más dramáticos".
Sasturain agregó que "no es fácil ni habitual contar una historia terrible de sangre y travestismo sin morbo ni golpes bajos. El autor pudo, con sensibilidad y muchísima inteligencia. Una hermosa novela que la contás y parece otra".