Gabriel Castillo: el mendocino que corrió las 24 horas de Daytona

En una nota con Más Deportes, el piloto recordó aquella carrera en los Estados Unidos y también, repasó su trayectoria dentro del deporte.

Gabriel Castillo: el mendocino que corrió las 24 horas de Daytona
Gabriel Castillo: el mendocino que corrió las 24 horas de Daytona

Se llama Francisco Gabriel Castillo, es mendocino. Nació un 4 de noviembre de 1957, lo que se traduce en que tiene 62 años y todavía anda a los saltos en enduro y mezclado entre los punteros del Turismo de Carretera del Zonal.

Además, en un par de semanas, volverá a sus inicios conduciendo una cupé con motor Chevrolet (propiedad de “Chichilo” y Daniel Bustos) dentro de la categoría de los “tradicionales” y será en la tierra de San Carlos.

Esto es el presente de Gabriel, que empezó a ponerle "muñeca" y acelerador cuando tenía 17 años con un auto que compró su hermano Carlos, ya fallecido, pero que fue el apoyo necesario para concretar esta actividad por más de medio siglo.

Es que Gabriel Castillo corrió en todas las categorías del automovilismo deportivo tanto a nivel local como nacional e internacional, como fueron las 24 Horas de Daytona, en los Estados Unidos de Norteamérica.

Más de 1000 trofeos

Los más de 1000 trofeos que adornan las vitrinas de su casa, es el resultado de muchos triunfos, varios podios y algunas broncas, cuando los fierros dejan de funcionar y al piloto a un costado del camino con las manos vacías.

A nivel local fue campeón en la Fórmula Renault Cuyana y también en el Speedway, que colmaba las tribunas de Independiente Rivadavia con un Renault, además de la corona en las dos ruedas del enduro.

Mientras que dentro del deporte motor que recorría la geografía del país, estuvo en la línea de largada junto a Juan María Traverso en Turismo de Carretera, con un Falcon del "oveja" Mancuso, mientras que en el TC 2000, lo hizo con las cupés Fuego y Sierra que supo manejar Pablo Peón.

Y así llegó al automovilismo de “peso” como fue la GTA (Gran Turismo Americano) y que le permitió, en el año 1998, participar dentro de una categoría internacional.

Las 24 Horas de Daytona

El equipo argentino estuvo integrado por Horacio Paolucci, Gastón Aguirre y Gabriel Castillo, mientras que Facundo Gil Bicella, optó por no correr pese a integrar la delegación.


Durante su presentación en Daytona. | Los Andes
Durante su presentación en Daytona. | Los Andes

La prueba, una de la más destacada del circuito del país del norte, sumó 90 autos en la línea de largada y el Oldsmobile, identificado con los colores celeste y blanco y con el número  56 en sus laterales, con Gabriel al volante logró la clasificación para largar.

"Era necesario apretar el acelerador a fondo para llegar a los 360 kilómetros por hora y así lograr un promedio de 306 km/hora", aseguró ahora, recordando aquella histórica presencia de un mendocino en los Estados Unidos.

Después hizo referencia a que el motor del Oldsmobile tenía una potencia de 700 CV y 5500 cc., agregando: "al principio me temblaron las manos  y el pie, pero después de un par de vueltas logré el tiempo".

Ese tiempo no solo le permitió al equipo argentino ser de la partida, sino que al final de la prueba fue el mendocino el que condujo hasta la bandera a cuadros.

Y ahí, mientras en el box todo era abrazos, alegría y llanto, sobre la pista Gabriel Castillo recorrió los 5 mil y tantos metros del trazado con la bandera argentina como estandarte.

"Fue la mayor emoción que me ha dado el deporte motor en la vida", señaló ahora a más de 20 años de la participación y también de la decepción de no poder concretar una temporada (con un sueldo de 5 mil dólares y alojamiento) en un equipo norteamericano de competición.

"En ese momento, como ahora, preferí quedarme junto a mi familia: Alicia, la esposa; sus hijos Matías Emiliano, Federico y Florencia y Tomy, el nieto.

El silencio

Después de la charla y los recuerdos, donde se habló en lenguaje "tuerca", haciendo referencia a frenadas bruscas, a tomar con fuerza el volante y también al pie que se aprieta sobre el acelerador, llegó el tiempo de la pausa para agradecer y en ese momento hizo mención a la familia Gerardi (tradicionales preparadores de autos de carrera) y a su sobrino Ricardo Moreno, con quien comparte el equipo de competición.

Y así se llegó al silencio, como en las carreras cuando se cruza la línea de llegada y se apaga el motor o, como en Daytona, cuando hizo flamear la azul y blanca a más de 300 kilómetros por hora.

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