Gabriel Brizuela: “Soy uno más del ciclismo de Mendoza”

Ayer el flamante Campeón de la Vuelta de Mendoza visitó la redacción de Más Deportes y dialogó sobre el día después de su coronación. Con sencillez y la transparencia compartió sus emociones y también habló sobre su f

Gabriel Brizuela: “Soy uno más del ciclismo de Mendoza”
Gabriel Brizuela: “Soy uno más del ciclismo de Mendoza”

Ayer fue un día muy agitado para el “Lobito” Gabriel Brizuela, atendió llamados por telefóno, recibió felicitaciones, realizó notas en los diarios, la radio y también la televisión. Sin perder su habitual la calma y su tono de voz que ronda la timidez, respondió todos los cuestionarios y debolvió los saludos. Con una agenda apretada, todos querían tener la palabra del flamante campeón de la XXXIX Vuelta de Mendoza.

Brizuela, en familia, hora antes había quedado librado de hacer efectiva una promesa que le realizó a Jésica, su esposa, en 2009. “A mi señora le había dicho que cuando ganara por tercera vez la Vuelta de Mendoza me bajaba de la bicicleta”, le contó a Más Deportes en su visita al diario Los Andes. “Hoy (por ayer) me preguntó si yo me acordaba de lo que le había dicho. Se reía, me dijo que ahora no me iba a bajar más de la bici”.

Brian, de cuatro años, y Alex, dos meses, llegaron a su vida y se tranformaron en un gran sostén. Paralelamente, desde que en 2009 llegó al equipo de los Caciques y logró su segunda corona en el giro mendocino, fromar una familia se tranformó en un pilar fundamental para poder sostener su carrera deportiva. “Ya somos bastante grandes y queríamos buscar otro niño, así llegó Alex. Tener una familia es lo más hermoso que me ha pasado”.

“Cada uno tiene sus cosas y mis hijos son muy imortantes para mí. Mi familia me ha apoyado mucho para que pueda conseguir lo que me he propuesto como ciclista. Estuve un mes en San Juan preparándome para la Vuelta de Mendoza y mi mujer y mis dos hijos estuvieron solos, es algo que valoro mucho porque yo también los extrañé. Es más, Brian le preguntó a mi mujer que cuándo iva a traer la copa el papá”.

“Gracias a Dios aún tengo ganas de salir y seguir pedaleando”, contó aquel chico que a los cuatro años veía a Ángel, su papá, cargar su mochila con algunos pertrechos y pedalear hasta Tres Porteñas para correr en bicicleta. “Seguiré haciendo las mismas cosas hasta que se me vaya el entusiasmo, hasta que no sienta la misma pasión por la bici”.

El retiro es un horizonte aún muy lejano para Grabriel Brizuela que planea cumplir con nuevos desafíos a mediano plazo. "Llega un momento en que uno esta cansado, que no quiere viajar más para correr. La idea es no sufrir arriba de la bicicleta, cuando uno empieza a perder la motivación para levantarse a la mañana y salir a entrenar tiene que colgar. Ese es el momento de decir: es hasta acá nomás".
El ciclista que corrió en los Estados Unidos como integrante del equipo profesional Jamis piensa en lo que vendrá. "Cuando estuve corriendo en Estados Unidos la pasé mal porque tenía el ligamento cortado, sufrí mucho y extrañaba a mi familia. Pero por algo Dios hace las cosas y me tuve que volver".

“Ahora ya de más grande, que el equipo de la Municipalidad de Guaymallén pueda ser un equipo Continental sería un buen broche para mi carrera. Me gustaría poder integrar un equipo profesional con chicos más jovenes y poder transmitirles lo que aprendí de este oficio de corredor. El ciclismo hoy no te da para vivir y la mayoría deja”.

Junto al equipo de la Municipalidad de Guaymallén vivieron una temporada muy diferente, sobreponiéndose a la muerte del mentor de la escuadra de los “Caciques”, Ignacio Ortigala. “En Guaymallén la verdad es que se hizo un grupo muy unido, todos luchamos para lo mismo. El técnico respetó la palabra que dio y nos sentimos tranquilos al saber que largábamos. Uno sentía el respaldo de todos sus compañeros, empezando por el capitán José Luis Rivera”.

Lejos de catalogarse como un ídolo, el “Lobito” Brizuela sostiene: “Yo me considero un ciclista más, que ha hecho las cosas bien. Siempre he sido igual, no soy figura, me considero una persona sencilla, hay que ser paciente, tenés que pensar día a día”.

El día se va marchando, el campeón de la Vuelta de Mendoza es un hombre muy reservado, algo tímido y que economiza las palabras, pero que no  deja traslucir su alegría. “La verdad es que me sentía con mucha confianza, sabía que era una carrera contra el tiempo y que podía responder. Ya no tengo la misma potencia que tenía cuando era joven pero me se siento con fuerzas para seguir luchando. Cuando faltaban tres meses para la Vuelta, con mi tío Jorge nos dijimos que este año la ganamos. También fue posible por la ayuda de mi primo Miguel, a ellos les agradezco de corazón”.

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