Kiki Vaporaki (19) es uno de los futbolistas más jóvenes del plantel elegido por Diego Giustozzi. Es el más chico de los jugadores de campo y sólo lo supera, o lo antecede, el arquero Nicolás Sarmiento (23).
Es más, Colombia 2016 significa el primer Mundial para el alero de Boca, que con 26 años ya puede atesorar una experimentada carrera sobre el parquet: pasó por el Jumilla y el Peñíscola, reconocidos equipos españoles.
Y, ahora, también puede regocijarse con formar parte de un hito para el deporte nacional: la llegada de la Selección Argentina a la gran final de la máxima cita del fútbol sala. ¡Qué manera de emprender el camino mundialista!
-¿Cómo está viviendo el equipo el hecho de llegar a la final de la Copa del Mundo?
-Es una locura, si bien veníamos con el objetivo de llegar a la final, ahora que lo conseguimos la sensación es indescriptible, sobre todo por la revolución que esto generó en Argentina. No se había vivido algo así en el país y todo nos llega a través de nuestros amigos, los medios y las redes sociales.
-¿Y la cabeza? A horas de derrotar a Portugal...
-Ya estamos pensando en Rusia, entre hoy y mañana lo estaremos analizando con Diego (Giustozzi), pero estamos mentalizados, con muchas ganas. Y sabemos que no somos menos que nadie, el tiempo de festejar la semifinal ya pasó, fue corto. Ahora tenemos que ir a buscar la final de igual a igual, como lo hicimos hasta ahora, porque queremos la Copa del Mundo.
-Estás jugando con tu hermano Alamiro, que ya tiene un Mundial encima, ¿te imaginabas vivir esta experiencia?
-Cuando él fue a Tailandia (2012) yo estaba iniciando mi segundo año en América del Sud, y la verdad que todo fue muy rápido: mi pase a Boca, las convocatorias a la Selección, primero por Larrañaga y luego con Giustozzi, que desde que asumió siempre me tuvo en consideración.
Encima, tuvimos muchos títulos, la Copa de las Naciones, la Continental en Kuwait y la Copa América de Ecuador. Ahora, lo coronamos con la final del mundo y ojalá obtengamos el título más preciado. Trabajamos mucho para esto. Muchísimo.
En cuanto a mi relación en la cancha con Alamiro, me entiende como nadie y yo a él también. Nos criamos jugando en la calle y yo, porque soy el más chico, siempre me sentí muy protegido por él.
-Para cerrar un debut mundialista sensacional faltaría la Copa y… ¿un gol?
-Me gustaría terminar con algún grito, pero la verdad es que mientras fuimos avanzando en el torneo eso quedó en segundo plano. También tuve algo de mala suerte, ayer una pelota que pateé desde el arco cuando nos hacían arquero-jugador picó y se fue por arriba del travesaño. Nunca vi una pelota de fútbol sala picar tanto, ja. Esperemos que el gol llegue el sábado, pero si no llega y levantamos la copa no me importa.
-¿Y después de hoy? ¿Qué depara tu carrera después del Mundial?
-Yo estoy muy cómodo en Boca y di mi palabra de que iba a terminar el año ahí. Jugar los playoffs y dar pelea por el título local. Luego, no sé, ojalá se dé una oportunidad para tener una revancha afuera. Porque creo que desde mi anterior paso por España crecí mucho, si hay alguna propuesta interesante la evaluaré, aunque, repito, en Boca estoy muy bien.