El fútbol al servicio de la política

La titular de las Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, aseguró que Néstor Kirchner había señalado que Fútbol para Todos tenía como finalidad hacer política, penetrar en los hogares con la doctrina kirchnerista. De esa manera dejó desubicados a la Pr

El fútbol al servicio de la política

Si algo nadie esperaba es que la titular de las Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, dejara descolocada a la propia Presidenta de la Nación. Porque en su momento Cristina Fernández de Kirchner aseguró que el gobierno había decidido estatizar las transmisiones de fútbol porque la anterior empresa que tenía a su cargo las mismas “secuestraba” los goles hasta las 11 de la noche.

Pero Hebe de Bonafini, en su intención de apoyar cualquier decisión del kirchnerismo, descalificó en los hechos a la Presidenta al asegurar que “Néstor (Kirchner) dijo que el programa no está hecho para hacer plata, sino para hacer política”.

Pero no sólo Cristina Kirchner quedó mal parada, sino también el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, quien anunció que se producirían cambios en Fútbol para Todos, permitiendo la publicidad privada, modificando los contenidos a los efectos de hacerlo más abierto, menos partidista y hasta había advertido modificaciones respecto de las transmisiones, a través de la empresa estatal, del Campeonato Mundial de Fútbol.

Sin embargo, nadie en el gobierno salió a desautorizar a la jefa de las Madres de Plaza de Mayo, con lo que quedó en evidencia que lo que dijo era lo realmente cierto. Que Fútbol para Todos se armó para generar un nuevo modo de adoctrinamiento, utilizando para ello a relatores identificados ideológicamente con el kirchnerismo. Así, entre otros, el llamado “relator militante” realiza en cada partido una insoportable mezcla de fútbol y politiquería.

Además, a pesar de que los 1.600 millones de pesos son aportados por todos los argentinos, sólo los habitantes de la Capital Federal y del Gran Buenos Aires tienen la posibilidad de ver todos los partidos, ya que en el interior sólo se puede hacer con los que transmite la televisión oficial y no aquellos que son “derivados” llamativamente hacia canales “abiertos” que se encuentran en manos de empresarios kirchneristas.

Quienes tienen oportunidad de observar lo que sucede con los canales oficiales de otros países, habrán advertido que hay diferencias sustanciales.

En Chile, la televisión nacional emite programas políticos con la participación de dirigentes del oficialismo y de la oposición, e inclusive da a conocer las encuestas que muestran la aceptación de la gente hacia sus funcionarios, siendo que en muchos de los casos las respuestas son negativas, como sucedió con el actual presidente Piñera; que la Radio y Televisión Italiana se muestra objetiva e independiente, priorizando programas de excelente nivel cultural, y otro tanto sucede con la televisión española. En el caso de nuestro país, el parecido es con lo que sucede en Cuba o en Venezuela, donde no sólo se defiende la gestión de gobierno, sino que se insiste en denostar y criticar a todo aquel que piense diferente.

Intentar adoctrinar a la gente a través del fútbol, el más popular de los deportes, es actuar con mala fe, porque no se dice la verdad de los objetivos; mostrar un país que no existe, donde los precios bajos sólo se dan en el Mercado Central de Buenos Aires, es burlarse del resto de los argentinos, como lo es también la utilización burda de los spots publicitarios que se emiten en el entretiempo. Una vergüenza nacional.

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